Aguanto la respiración y las ganas de salir corriendo y apoyo la espalda contra una pared de nichos superpuestos. Después se animó a sacar la linterna del bolsillo aunque no a encenderla. Sintió un roce. Cerro los ojos. Algo le tocaba la pierna: no tuvo el coraje ni de sacar el pie. Tardo
Una eternidad en deducir que se trataba de un gato.
Demoro dos o tres minutos en recuperar la respiración normal y en acallar su corazón que bombeaba sangre hacia sus venas como si fuera
Uno de esos modernos surtidores de
Nafta que hay en las estaciones de servicio de buenos aires. Encendió la linterna y retomo la marcha hacía la tumba de la hechicera.
Con el tembloroso haz de luz saliendo de su mano se sintió más expuesto. En
Medio de la oscuridad la luz de la linterna debía verse desde trescientos metros. "Como si los muertos necesitaran luz para ver a alguien que recorre el cementerio a las doce de la noche", se dijo.
Al fin encontro la tumba de la vieja en el sector más ruinoso del cementerio.
No quiso demorar un instante más en preguntarse si no terminaría arrepintiendose de lo que estaba haciendo. Se dijo que no y empezó a rociar la lápida con la pintura verde
De su aerosol. El aerosol fue inventado por el sueco Erik rothein en 1926, quien enviado líquidos con gases. El aerosol es algo que se inventó gracias a la existencia previa del petróleo y las naftas.
"Se podría aportar un millón de dólares --se dijo surtidor-- a que jamás
Hubiera existido el aerosol de no existir antes la nafta."
Poco después surtidor se incorporó
Dando por terminado el trabajo. Pensó que, de ocurrir algo sobrenatural (aunque pensar eso era una tontería), de ocurrir algo como una aparecion o una venganza de la vieja cuyo cadáver yacia ahí nomás debajo de una capa de tierra a centímetros de dónde estaba el parado, de ocurrir algo así, tendría lugar en ese mismo instante en que, terminada su profanación, el debía salir del cementerio. Un prolongado estremecimiento recorrió su cuerpo y ya no pudo mantener la calma: camino apurado hacía la salida como si algo lo persiguiera. Esta vez no se atrevió a mirar hacia atrás.
Ni el mismo hubiera podido explicar cómo llego hasta la bicicleta. Recién a las seis o siete cuadras del cementerio pudo recuperar la calma.
A las diez cuadras ya se felicitaba por su valentía y pensaba en la cara de sus amigos cuando les dijera que acababa de cumplir con su apuesta y que al día siguiente podían ir hasta el cementerio a ver la lápida pintada de verde.
Llego a la estácion de servicio, apoyo la bicicleta en la pared y se dirigió al despacho dónde permanecían sus compañeros cuando no había clientela que atender. Empujó la puerta de vidrio y se paró detrás de los dos hombres que en ese momento jugaban a las cartas. Estaba por decirles que había cumplido con la apuesta, pero se contuvo porque vio la extraña cara con que lo miraron.
La expresión de sus dos compañeros conbinada la incomprensión y el espanto. El terror que delataban sus miradas era tan manifiesto que el mismo, aterrado, se volvió lentamente
Hacía la puerta que acababa de transponer. ¿Había pasado ante algo horrible sin verlo? No.
Como si hubieran aprovechado que el
Les volvía la espalda, sus compañeros
Se precipitaron hacía la puerta trasera llevándose todo por delante:
Surtidor camino detrás de ellos preguntándoles que les ocurría y vio que se lanzaban a toda carretera hacía la ruta. No intento seguirlos. Se quedó un segundo apoyado en una vitrina. Luego, como respondiendo a una secreta y horrible
Intuición, se acercó al enorme espejo que había en la pared lateral. Tuvo que mover la cabeza para terminar de comprobar que la cara que le devolvía el espejo, ahora,era suya. Y entendio también por qué sus compañeros gritaban "¡La vieja!" Mientras corrían desesperados