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El camino a su departamento paso de manera lenta.

Su corazón estaba echo un lío por todos los acontecimientos pero la adrenalina que estaba sintiendo en ese momento con solo imaginar la situación de Haruto y él en su casa solos, lo estaba atormentando.

Una vez que llegaron al destino, en silencio subió las escaleras que llevaban a su departamento con un Haruto callado siguiendolo detrás suyo.

Su departamento se encontraba ubicado en un vecindario tranquilo y solitario, la mayoria de sus vecinos eran parejas de adultos o parejas de recien casados por lo que la zona era demasiado silenciosa por las noches.

Llegaron a la entrada principal de su hogar, la puerta de la entrada parecía que habia sido pintada de hace años de color rojo sin embargo por el tiempo el tono de color se había caído por lo que parecía guindo sucio ahora.

Haruto observó la peculiar puerta, tenía una pequeña mirilla y un llamador de puerta color cobre, todo parecía demasiado anticuado y Haruto se dispuso a preguntarse en por que nunca antes habia estado en un lugar parecido a ese, no tenía idea de que existiera ese tipo de zonas en Corea del Sur, tal vez por su alto estatus social en el que creció y se crío.

Junkyu miró a ambos lados para cerciorarse de que nadie los estuviera observando, cuando estuvo seguro de eso, sacó de por debajo de una pequeña maceta unas llaves y con ellas abrió la puerta.

Haruto miró anonadado la escena.

"¿Estás loco? ¿Quién deja la llave de repuesto debajo de una maceta? Es demasiado..."

"...obvio. Lo sé, por eso nadie se molesta en buscar allí."

Haruto rodó los ojos y Junkyu le dedicó una media sonrisa. Entraron al pequeño departamento, las luces de la recepción se prendieron en automático permitiendoles ver con claridad por donde pisaban.

Era un departamento pequeño y acojedor, el pelinegro miró con cautela todos los rincones del mismo en busca de trazos de Junkyu, nunca antes había estado allí pero sentía que ya lo había hecho, todo le resultaba muy familiar.

Se adentro al lugar, al fondo había una pequeña estantería llena de libros y mangas y al costado estaba la sala con una pequeña televisión plasma y un sofa individual.

La recamara con una cama individual sin soporte estaba justo enseguida de la sala al lado derecho, y al izquierdo se encontraba una pequeña cocina la cual tenía justamente lo necesario para sobrevivir: una cafetera, microondas y un pequeña estufa eléctrica.

En el departamento no habían paredes que dividieran las areas por lo que todo se encontraba conectado, en un solo cuarto.

Todo era demasiado sencillo y a la vez sentía una calidez enorme en su ser, pensó que tal vez se debía al color mostaza de las paredes, los muebles vintage o al olor a café y a vainilla mezclados lo que hacían aquel recinto tan Kim Junkyu, le encantaba tanto como su dueño.

Junkyu notó las diversas expresiones qur el chico hacía conforme descubría cada sitio de su sucio, desordenado y anticuado departamento.

Sus ojos escanearon con desesperación el lugar y casi se cae por tropezarse consigo nismo en su carrera hacia su cama cuando se percató que habia dejado todo desordenado. Junkyu comenzó a recoger como loco el montón de ropa que había dejado regada por la mañana, siempre lo hacía pero como nunca tenía visitas no se preocupaba por recoger antes de salir.

Haruto caminó detrás de él y sonrió al ver al castaño en apuros, ya lo había visto todo asi qur sus esfuerzos eran en vano.

"Tranquilo, me alegra que seamos iguales, si vieras mi apartamento, a comparación de aquí, es mil veces peor.

[Harukyu] • ADICTO A TI •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora