Estaciono el auto en frente de la preparatoria. Pasan unos cuantos minutos hasta que la veo salir y correr hacia el auto; pequeña, linda, de unos bellos ojos marrones, piel bronceada y cabello rubio. Dana, mi hermana menor, es la viva imagen de mi madre; alegre, sociable y hasta donde se puede conocer, mi confidente.
-hola- entra en el auto cerrando la puerta. Deja caer su mochila en el asiento de atrás y, pasando las piernas entre los asientos delanteros, se pasa a mi lado.
-pudiste solamente darte la vuelta- ella hace un gesto restándole importancia antes de encender la radio. Enciendo el auto para llevarla a casa.- ¿Cómo te fue hoy?-
-fue una maravilla, comimos helado, nos pintamos la uñas de rosado en descanso y pasamos la tarde repasando los ejercicios de aritmética- dice con una gran sonrisa.
Freno de improvisto provocando que se golpe contra el vidrio. Entrecierro los ojos observándola quejarse.
-¿ahora que hiciste?-
Suspira agotada poniéndose el cinturón de seguridad, mira por la ventada distraídamente mientras arruga su camisa entre sus manos.
-solo dímelo- ella me mira algo asustada. –prometo no molestarme.
-¿segura?-asiento-es un ligero daño, nada mas...
-Dana- la tomo de la mano para tranquilizarla- hagas lo que hagas, sabes que igual te seguiré queriendo.- ella suspira cerrando los ojos.
- rompí la vitrina donde guardan los trofeos, manche con pintura azul el laboratorio y queme cinco mescladores- dejo de respirar al escucharla. Ella abre sus ojos observándome asustada.- te juro que fue un accidente, no fue a propósito.
La ira comienza a esparcirse por todo mi cuerpo a medida que observo como saca un papel de su bolsillo, lo tomo comprobando que es lo que pienso: una factura por los daños. La cifra tiene tantos ceros que estoy segura de que moriré al hacer la cuenta esta noche.
-¡¿en que mierda estabas pensado?!- grito guardando la factura en mi bolsillo-¿¡acaso el dinero nos llueve del cielo?!
-dijiste que no te molestarías- me recuerda alejándose lo mas posible de mí.- de verdad fue sin culpa, solo me caí.
Pongo los ojos en blanco.
-esperas que me crea que hiciste tanto daño por solo caerte- juega con el borde de su camisa, lo hace cuando esta nerviosa. – ¿Cómo paso?-
-una tipa me llamo zorra cuando se entero de que estuve coqueteando con su novio- me golpeo con la mano en la frente.- y para ser peor, me cortó el cabello – Dana levanta sus coletas mostrando que una le llega escasamente a la altura de los hombros, mientras la otra va un poco mas abajo de la mitad de su espalda. Me dieron ganas de entrar a la preparatoria a buscar a la estúpida que le hizo eso.
-¿te le hiciste?-pregunto curiosa, y es que si la tipa hizo algo así, merecía un castigo digno de parte de nuestra familia
-le rompí una mescladora en la espalda, ella se levanto dispuesta a golpearme y entre en pánico, así que le rompí las demás, pero la muy perra es dura como piedra- puse el auto nuevamente en marcha.- así que tome lo primero que vi, y le tire el taro de pintura, pero no le dio-apretó sus puños como si así pudiera seguir golpeando a la tipa- el taro se reventó en la pared y las mancho, trate de golpearla pero me dolió mas a mi que a ella, así que corrí hasta que me atrapo en un pasillo y como se acercaba le tire la vitrina encima. Y así dejo de moverse.
-¿la mataste?-la preocupación invade mi mente al pensar en los cargos que pueden presentar los padres, incluso la chica pudo haber muerto, por la falta de control de Dana para manejar la ira.

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Locamente Ellas
Teen Fiction-¿No eres demasiado pequeño para tener esas fantasías con mujeres mayores?- La pregunta no pareció alterarlo, el parecía conocedor de muchos misterios. Una sonrisa burlona apareció en sus labios. -no sería la primera vez- Dios, en que líos me he...