♥️ Capítulo 13: Sentimientos. ♠️

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En la madrugada, Violetta llegó al fin a la mansión aún ebria y lo que más deseaba era dormir en su habitación pero necesitaba ayuda y apenas podía mantenerse en pie causando que se asustara su mucama al verla en ese estado

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En la madrugada, Violetta llegó al fin a la mansión aún ebria y lo que más deseaba era dormir en su habitación pero necesitaba ayuda y apenas podía mantenerse en pie causando que se asustara su mucama al verla en ese estado.

— No preguntes Margaret, sólo llévame hasta mi habitación.
— Sí mi lady.

La apoyó sobre su hombro y como pudo, se dirigieron a la habitación para que pudiera recostarla en la cama dándose cuenta de la presencia de Chise quien se quedó dormida esperándola en su regreso.

— Disculpe mi lady, ya mismo la despierto para que se retire a su habitación.
— No, está bien. Sólo trae una manta extra. — ordenó.
— Como ordene mi lady.

Arropó a la chica pelirroja y su mucama le entregó la manta extra que pidió para arroparse dejándolas solas y volver a descansar. Contempló por unos minutos cómo sutilmente se veía tan tranquila y apacible en su cama, no pudo resistirse y le dio un tierno beso en sus labios susurrándole: «perdón por llegar tarde»; al dejarse llevar nuevamente por sus emociones, no pudo evitar abrazarla por detrás quedándose enseguida dormida.

Poco tiempo después, la joven pelirroja despertó primero con un ligero bostezo mirando a su alrededor. Al mirar al lado suyo, sus ojos miel se abrieron como platos sorprendida; Violetta estaba al lado suyo durmiendo plácidamente sin haberse dado cuenta que había dormido en su habitación, en la misma cama haciendo que se sonrojara levemente. Se levantó de la cama sin hacer el menor ruido posible pero ya la joven pelinegra se había despertado.

— Buenos días.
— Buenos días. — correspondió a su saludo. — ya me iba a mi habitación, no me di cuenta que me quedé dormida.
— Así vi, pero eso no importa ya. Hacía tiempo que no dormía así, eres muy cálida. — Sonrió amablemente.
— Gracias... supongo... — titubeó ruborizándose nuevamente.
— Lamento llegar tarde, hubo una fiesta y se alargó porque el jefe mayor del casino lo planeó a último momento.
— Ya veo, pero está bien. No hay necesidad de que me expliques.
— Quise hacerlo, ¿no estás molesta conmigo?.
— Al principio sí porque no avisaste que no llegarías, pero luego entendí que no tengo porque reprocharte nada. Eres libre, no tienes ataduras.
— Lo sé, pero quiero que tú y yo nos llevemos mejor. — la abrazó rodeándola con sus brazos, pero de inmediato reaccionó separándola rápidamente. — lo siento, no sé porque hice eso... creo... creo que ya tienes que irte... — dijo temerosa al mismo tiempo dándole la espalda.
— ¿Ocurre algo?. — tocó ligeramente su hombro.
— No pasa nada, solo vete y empieza cuanto antes tus labores. — desvió la mirada encogiéndose de hombros.
— De acuerdo lady, lo haré. — dio media y caminó hasta el final de la habitación.

Se fue con una gran tristeza en su rostro dejándola sola sin poder comprenderla, sintiéndose impotente por no poder hacer nada más. Al mismo tiempo Violetta dejó soltar un suspiro de alivio pero sus lágrimas también comenzaron a caer.

— ¿Qué...?, ¿estoy llorando...?; Qué estupidez... — se dijo a sí misma limpiándose las lágrimas.

Aún le costaba trabajo manifestar sus sentimientos; no siendo esta una excepción, no quería que la vieran vulnerable ni mucho menos que pensarán que era débil, no después de ese trágico suceso que la cambió para siempre marcándola de por vida. Para quitarse esta sensación, decidió tomar una ducha por lo que tomó una toalla y ropa limpia de su closet para enseguida incorporarse a las labores de la mansión.

— Mi lady, su asistente le llama por teléfono. — le entregó el teléfono para luego retirarse.
— Gracias, la atenderé. — cogió el teléfono esperando a que Chise se alejara un poco del despacho. — ¿estás loca?, cómo se te ocurre llamarme a la mansión
— ¿Qué sucede?, ¿acaso no quieres que tu "mascota" se entere de lo bien que la pasamos anoche?. Hoy no fuiste a trabajar y comencé a extrañarte, preguntándome porqué no llegaste pero creo que ya lo descubrí.
— No confundas las cosas, no por acostarnos significa que sienta algo por ti. Te lo he aclarado muchas veces y no pienso repetirlo, así que no llames al menos que sea una emergencia.
— Vaya... enserio que esa mascota tuya se te metió en la cabeza. — dijo con un tono frío.
— No es por Chise ni mucho menos por nadie más, ya basta. No quiero seguir hablando sobre esto, tengo una resaca terrible que me causó una jaqueca por esa estúpida fiesta y ahora lo estás empeorando con tus reclamos sin sentido. — comenzó a alzar ligeramente la voz. — Ya debo colgar, si tanto te preocupa cuando voy a regresar, entonces te informo que lo haré mañana.
— Bien, como quieras... te veo mañana.

Colgó en ese instante el teléfono y enseguida entró nuevamente la joven pelirroja al despacho para entregarle unos documentos.

— Aquí le entrego estos documentos que llegaron hace un momento por correo. ¿Está todo bien?. — cuestionó preocupada al ver su reacción.
— Sí, está todo bien. Puedes dejar los documentos sobre el escritorio.
— Entendido. — se acercó a ella por detrás dándole un cálido abrazo, cómo si de un impulso se tratase.
— ¿A qué vino ese abrazo?. — cuestionó sorprendida por su gesto.
— Quizá, porqué vi que lo necesitabas. Es... es un abrazo entre amigas... — dijo nerviosa. «la verdad es que yo tampoco lo sé», pensó. — perdón si le incomodó... — bajó la mirada.
— Está bien, lo sé, no te preocupes por eso. — sostuvo la barbilla de ella con su mano. — Gracias de verdad. — volvió a sonreír pero esta vez, con una dulce sonrisa.

Ambas se miraron fijamente perdiéndose en sus miradas y un silencio tenso se hizo presente por un momento, volviendo en sí. La primera en hablar fue la joven pelirroja.

— bueno... — rio nerviosa. —me retiro mi lady.
— Sí, está bien... — giró su silla, dándole la espalda.

Chise se fue del estudio dejándola sola. Violetta no pudo explicarse esa tensión que hubo entre la joven, pensó que quizá solamente se trataba de un gesto de amistad como lo mencionó, pero no estaba del todo convencida y tenía que aceptarlo.

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