Comenzaba a explorar la habitación quedándose cada vez más sorprendida, en los retratos que colgaban sobre las paredes se podían ver las imágenes a pesar del polvo acumulado y las reliquias estaban aún en perfecto estado. Tomó el plumero que estaba cerca de la vitrina y comenzó a sacudir el polvo, después pasó con una jerga vertiendo líquido limpiador en ella para que relucieran más. Sin darse cuenta del tiempo, pronto terminaría quedando satisfecha por los resultados.
— Terminé, seguro que quedará contenta. Me pregunto quienes serán estas personas en sus fotos. — dijo pensativa observando las demás fotografías.
Mientras tanto, la empleada buscaba a Chise para traerle un té pero al ver la puerta abierta de aquella habitación, abrió más los ojos como platos sorprendida. Corrió enseguida muy angustiada hasta la habitación.
— ¿Señorita, que hace usted aquí?.
— Pasaba por aquí y me dispuse a limpiar esta habitación, todo estaba cubierto de polvo. Pero no te preocupes, ya terminé.
— No puede ser… no debió hacer eso. Incluso nosotros tenemos prohibido entrar aquí. — titubeó temerosa.
— Tranquila, no tienes porque temer. Seguro que estará muy feliz, por cierto, ¿sabes quiénes son estas personas en las fotos?, la lady sonríe aquí por primera vez y se ve linda. — contempló la foto.
— No… yo no sé nada. — negó nerviosa con las manos. — Tenemos que salir de aquí, no tardará mucho en llegar y si la ve, la matará.
— ¿Porqué tanto misterio?, solo es una habitación.
— Es que…
Un grito desde la entrada que mencionaba en ese momento: «— he llegado, Margaret, ayúdame con las compras por favor», las interrumpió, la mucama estaba más nerviosa y temblaba de miedo porque reconoció la voz de Violetta quién había ya llegado.
— Salgamos de aquí. — empujó fuera de la habitación a la joven pelirroja.
— De acuerdo está bien, pero tranquila. No va a pasar nada.
— No lo entiende… por favor no le mencione nada de esto a la lady, yo me encargaré de cubrirla.
Cerró la puerta con llave rápidamente y fue corriendo hasta la entrada de la mansión en donde recibió a su ama.
— ¿Dónde estabas Margaret?, ¿no escuchaste que te llamé?.
— Sí, lo siento mi lady. Es que…
— Me estaba ayudando con la limpieza de la cocina porque hice la cena de hoy, disculpe que haya demorado mi lady. — llegó enseguida Chise para salvarla.
— Sí, eso es.
— Ya veo, eso es el trabajo del chef, no te hubieras molestado. Toma Margaret, coloca mis compras en su lugar correcto por favor. — le entregó las bolsas.
— Sí mi lady. — cogió las bolsas y enseguida se marchó dejando solas a ambas jóvenes.
— ¿Hay algo que deba saber?.
— No, todo está en orden. Terminé pronto con su papeleo y los empleados están haciendo muy buen trabajo.
— Perfecto. ¿Algo más que deba saber?.
— Pues…
— ¿Pues?, ¿qué significa ese “pues”?. — frunció el ceño. — Habla claro.
— Como usted tenía mucho trabajo, le ayudé a limpiar la habitación especial pero no toqué nada lo juro.
— ¡¿Qué hiciste qué?!. — exclamó echando fuego por los ojos
— Sí, yo…
Violetta fue corriendo a la habitación mientras que Chise la fue siguiendo detrás. Observó que solo estaba sacudido el polvo y que estaban los portarretratos relucientes además de las reliquias dando un suspiro de alivio al ver todo en su lugar.
— ¿Qué pasa?, ¿todo está bien?. — preguntó desconcertada la joven pelirroja quién apenas llegaba.
— ¿Los viste?. — balbuceo.
— ¿Qué?.
— ¡¿Viste todas las fotos que estaban aquí?!. — exclamó nuevamente furiosa.
— Bueno… sí… no pude evitarlo mientras limpiaba. — titubeó nerviosa por su reacción. — ¿Pero qué sucede?, lamento haberlas visto… no pensé que…
— ¡Cállate maldita esclava!. — la interrumpió jalándola de su blusa. — al parecer, te gusta que te trate como la basura que eres ¿verdad?. — la tomó del brazo fuertemente y la jaló hasta la puerta del fondo que se encontraba en la habitación.
— Espera, ¿qué vas a hacer?. Ya me disculpe… perdóname… — forcejeaba mientras caminaba.
En ese instante entraron a un cuarto oscuro, pero enseguida encendió las luces lográndose observar algunos instrumentos de tortura colgados en la pared.
— ¡Me lastimas el brazo!, ya te dije que lo sentía.
— ¡No me jodas!, ¿crees que con un simple perdón arreglarás las cosas fácilmente?. Conmigo eso no funciona. — la sometió contra la pared y empezó a esposarla de los brazos y los tobillos
— Pues yo si te perdoné esta mañana cuando recibí tus flores, por eso quise compensarte… ¡libérame, esto no es justo!. — forcejeaba pero las cadenas eran muy pesadas dificultando cualquier movimiento.
— ¿Enserio creíste que haría algo así solo por ti?, que ingenua eres. — rio maliciosa. — Te quedarás aquí y aprenderás a seguir mis reglas mocosa rebelde. — apretó el rostro de ella y le besó fuertemente. — recuerda que conmigo estás en el infierno y puedo ser el mismo diablo.***
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Apuesta todo, por mí
AksiyonEn un mundo donde a veces hay adicciones que son imposibles de controlar, existe un hombre que apostó todo, incluyendo a su familia para saciar su sed de juego cayendo en el abismo del vicio sin fondo llegando muy lejos a tal grado de jugar para la...