♥️ Capítulo 6: No entres a esa habitación. ♠️

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Comenzaba a explorar la habitación quedándose cada vez más sorprendida, en los retratos que colgaban sobre las paredes se podían ver las imágenes a pesar del polvo acumulado y las reliquias estaban aún en perfecto estado

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Comenzaba a explorar la habitación quedándose cada vez más sorprendida, en los retratos que colgaban sobre las paredes se podían ver las imágenes a pesar del polvo acumulado y las reliquias estaban aún en perfecto estado. Tomó el plumero que estaba cerca de la vitrina y comenzó a sacudir el polvo, después pasó con una jerga vertiendo líquido limpiador en ella para que relucieran más. Sin darse cuenta del tiempo, pronto terminaría quedando satisfecha por los resultados.
 
—   Terminé, seguro que quedará contenta. Me pregunto quienes serán estas personas en sus fotos. — dijo pensativa observando las demás fotografías.
 
Mientras tanto, la empleada buscaba a Chise para traerle un té pero al ver la puerta abierta de aquella habitación, abrió más los ojos como platos sorprendida. Corrió enseguida muy angustiada hasta la habitación.
 
—   ¿Señorita, que hace usted aquí?.
—   Pasaba por aquí y me dispuse a limpiar esta habitación, todo estaba cubierto de polvo. Pero no te preocupes, ya terminé.
—   No puede ser… no debió hacer eso. Incluso nosotros tenemos prohibido entrar aquí. — titubeó temerosa.
—   Tranquila, no tienes porque temer. Seguro que estará muy feliz, por cierto, ¿sabes quiénes son estas personas en las fotos?, la lady sonríe aquí por primera vez y se ve linda. — contempló la foto.
—   No… yo no sé nada. — negó nerviosa con las manos. — Tenemos que salir de aquí, no tardará mucho en llegar y si la ve, la matará.
—    ¿Porqué tanto misterio?, solo es una habitación.
—   Es que…
 
Un grito desde la entrada que mencionaba en ese momento: «— he llegado, Margaret, ayúdame con las compras por favor», las interrumpió, la mucama estaba más nerviosa y temblaba de miedo porque reconoció la voz de Violetta quién había ya llegado.
 
—   Salgamos de aquí. — empujó fuera de la habitación a la joven pelirroja.
—   De acuerdo está bien, pero tranquila. No va a pasar nada.
—   No lo entiende… por favor no le mencione nada de esto a la lady, yo me encargaré de cubrirla.
 
Cerró la puerta con llave rápidamente y fue corriendo hasta la entrada de la mansión en donde recibió a su ama.
 
—   ¿Dónde estabas Margaret?, ¿no escuchaste que te llamé?.
—   Sí, lo siento mi lady. Es que…
—   Me estaba ayudando con la limpieza de la cocina porque hice la cena de hoy, disculpe que haya demorado mi lady. — llegó enseguida Chise para salvarla.
—   Sí, eso es.
—   Ya veo, eso es el trabajo del chef, no te hubieras molestado. Toma Margaret, coloca mis compras en su lugar correcto por favor. — le entregó las bolsas.
—   Sí mi lady. — cogió las bolsas y enseguida se marchó dejando solas a ambas jóvenes.
—   ¿Hay algo que deba saber?.
—   No, todo está en orden. Terminé pronto con su papeleo y los empleados están haciendo muy buen trabajo.
—   Perfecto. ¿Algo más que deba saber?.
—   Pues…
—   ¿Pues?, ¿qué significa ese “pues”?. — frunció el ceño. — Habla claro.
—   Como usted tenía mucho trabajo, le ayudé a limpiar la habitación especial pero no toqué nada lo juro.
—   ¡¿Qué hiciste qué?!. — exclamó echando fuego por los ojos
—   Sí, yo…
 
Violetta fue corriendo a la habitación mientras que Chise la fue siguiendo detrás. Observó que solo estaba sacudido el polvo y que estaban los portarretratos relucientes además de las reliquias dando un suspiro de alivio al ver todo en su lugar.
 
—   ¿Qué pasa?, ¿todo está bien?. — preguntó desconcertada la joven pelirroja quién apenas llegaba.
—   ¿Los viste?. — balbuceo.
—   ¿Qué?.
—   ¡¿Viste todas las fotos que estaban aquí?!. — exclamó nuevamente furiosa.
—   Bueno… sí… no pude evitarlo mientras limpiaba. — titubeó nerviosa por su reacción. — ¿Pero qué sucede?, lamento haberlas visto… no pensé que…
—   ¡Cállate maldita esclava!. — la interrumpió jalándola de su blusa. — al parecer, te gusta que te trate como la basura que eres ¿verdad?. — la tomó del brazo fuertemente y la jaló hasta la puerta del fondo que se encontraba en la habitación.
—   Espera, ¿qué vas a hacer?. Ya me disculpe… perdóname… — forcejeaba mientras caminaba.
 
En ese instante entraron a un cuarto oscuro, pero enseguida encendió las luces lográndose observar algunos instrumentos de tortura colgados en la pared.
 
—   ¡Me lastimas el brazo!, ya te dije que lo sentía.
—   ¡No me jodas!, ¿crees que con un simple perdón arreglarás las cosas fácilmente?. Conmigo eso no funciona. — la sometió contra la pared y empezó a esposarla de los brazos y los tobillos
—   Pues yo si te perdoné esta mañana cuando recibí tus flores, por eso quise compensarte… ¡libérame, esto no es justo!. — forcejeaba pero las cadenas eran muy pesadas dificultando cualquier movimiento.
—   ¿Enserio creíste que haría algo así solo por ti?, que ingenua eres. — rio maliciosa. — Te quedarás aquí y aprenderás a seguir mis reglas mocosa rebelde. — apretó el rostro de ella y le besó fuertemente. — recuerda que conmigo estás en el infierno y puedo ser el mismo diablo.

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