𝒜 𝐹𝐼𝑅𝒯𝒮 𝐿𝒪𝒪𝒦

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—¡Ya muérete!—le grite a mi madre mientras lagrimas escapaban de mi ojos.

—¡Estas bajo mi techo, así que mientras vivas aquí harás todo lo que te diga!—gritó, la mujer que me trajo a la vida, mientras fumaba acostada en su asquerosa cama.—¿¡Me escuchas, mocosa malcriada!?

—¡Ya déjame en paz!—dije mientras salía de la casa y azotaba la puerta.

Me empecé a alejar de aquella casa hasta que me detuve en seco cuando escuche detrás mío como algo golpeaba la puerta, lo mas seguro es que ella haya tirado algún plato o vaso.

—¿¡A donde crees que vas!?—gritó y su voz cada vez se escuchaba más cerca de mi.

Mi mecanismo de defensa le grito a todo mi cuerpo que corriera y me aleje lo más que pueda de ahí si no quería morir molida a golpes, así que le hice caso y corrí con todas mis fuerzas. Realmente no me importaba hacia donde iría, solo quería escapar.

Pasaron segundos, minutos y horas. Ya hacia un rato que rondaba por las peligrosas calles de aquí abajo, intentaba poner mi mejor cara ruda y peligrosa, pero aun así estaba aterrada pues no solía salir sola muy a menudo.

A lo lejos, escuche a alguien llorar. Decidí alejarme de ahí pues no quería meterme en problemas así que me fui por el camino contrario a los sollozos, pero me di cuenta que hacia donde yo estaba yendo habían unos matones y su líder era un chico rubio. Ya los conocía pues había escuchado rumores de aquellos ladrones, no quería meterme con ellos así que —antes de que me vieran— sigilosamente me fui corriendo hacia la dirección contraria. La dirección que al final termine tomando fue ir hacia los llantos, pero creo que ir hacia allí era mucho mejor que estar cerca de aquel grupito.

Los llantos ya no se escuchaban así que afloje mis movimientos y comencé a caminar. Ya estaba muy cansada, así que sin fijarme bien si había alguien cerca mío o no, solo me senté cerca de algunas cajas vacías y suspire profundamente.

Estaba muy cansada de todo esto, cada día que pasaba me sentía más exhausta, solo quiero largarme de este asqueroso lugar.

Después de estar sentada con mi cabeza apoyada en mis rodillas, pude sentir como una mirada me penetraba. Rápidamente levante la cabeza y mire para mis costados asustada.

Mi mirada se centro en una niña a lo lejos de cabello azul que estaba en la misma posición corporal que yo, su cara estaba un poco hinchada, su nariz roja y sus ojos ahogados. Al parecer ella era la causante de los sollozos que había escuchado anteriormente.

Los minutos pasaban y me estaba comiendo la cabeza al pensar entre si acercarme o no, ella parecía muy vunerable sin embargo no sabia si me estaba metiendo en la boca del lobo al hablar con ella.

Después de un incomodo silencio y tensión en el ambiente entre las dos, me levante lentamente y sacudí mi ropa para quitar los rastros de tierra que esta tenia.

—Oye, ¿estas bien?—le grite a lo lejos, no quería que después si me acercara a ella me mandara al diablo.

Ella solo me miro un poco sorprendida, pero solo abrazo aun más fuerte sus piernas. Si, no parece una amenaza.

Lentamente me fui acercando hacia ella, pero al ver como su expresión cambiaba a una de pánico, pare en seco.

Ella revolvió algo que tenia guardado y me tiro un pedazo de metal con dibujos, este aterrizo justo al lado de mis tobillos. Me sorprendí, creí que me había tirado alguna bomba y que no me daría tiempo a reaccionar antes de que me hiciera estallar mis extremidades. Cerré los ojos esperando lo peor, pero al notar que pasaban los segundos y aun seguía viva, abrí mis ojos lentamente.

Después de salir de mi pequeño shock, patee su tonto metal y me acerque a ella corriendo. La acorrale contra la pared que estaba detrás suyo y le di mi peor mirada.

—¿¡Qué diablos te pasa!?—pregunte irritada.—Me podrías haber matado, ¿qué ray...

Pero de repente pude escuchar como comenzaba a llorar otra vez. Rodee los ojos expresando mi incomodidad y sin saber que más hacer, me senté al lado de ella.

Espere a que ella dejara de llorar, y para matar el tiempo jugueteaba entre mis dedos con las ramas y la tierra que estaba en el suelo.

—Lo siento...—murmuro la niña de cabello azul.

Se disculpo, pero lo dijo tan bajo que de milagro la había escuchado.

La voltee a ver sin ninguna expresión en mi rostro.

—Yo solo quería saber que te sucedía y tu me la devuelves con una bomba, que cortes eres—dije sarcásticamente.

Ella solo desvió su mirada avergonzada y abrazo aun más sus piernas.

—No te iba a suceder nada. Solo era una bomba de humo, pero ni eso me sale bien—admitió mientras movía su cabeza de adelante hacia atrás para así golpearse contra la pared de ladrillos que tenia detrás suyo.

—Oye, oye. Tranquila—dije intentando calmarla, no quería que otra persona más se suicidara frente a mi.

Ella se detuvo y me miro con unos ojos cansados. Primero la mire normal, pero luego me di cuenta de lo que reflejaban sus ojos. Creí que nadie sentía lo mismo que yo, pero sus ojos transmitían lo mismo que los míos.

—¿Cuál es tu nombre?—pregunte.

—Soy Powder—dijo tímidamente.

—Powder...—repetí analizando su nombre—. Oye, es como polvo en Ingles

Ella solo me dio una pequeña sonrisa confundida.

—¿Sabes Ingles?—me preguntó curiosa.

—Si..., mi papá me lo enseñaba desde que era muy pequeña—admití.

—Hmm, mi hermana mayor también sabe hablar ese idioma. Intento enseñarme muchas veces, pero mi cabeza no sirve para eso, solo me se algunas palabras—admitió desalentada.

—Podría intentar enseñarte la próxima vez que nos veamos—dije regalándole una pequeña sonrisa. No la conocía de nada, pero verla así tan miserable me hacia sentir miserable a mi.

—¿Pro-Próxima vez?—preguntó sorprendida.

—¿Uh? Si, pero solo si quieres...

—Me encantaría—admitió sin ningún rastro de pena.

—Bueno...—dije sonriendo un poco avergonzada. Al parecer ella había disfrutado de mi presencia, cosa que no pasaba a menudo con las personas que me rodeaban.

Tal vez, al final no fue mala idea seguir aquellos sollozos.

Time. [Jinx y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora