Capitulo 2: ¿Tu?

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No era una persona que solía soñar, por lo general para ella dormir significaba simplemente eso unas horas en las que su mente no trabajaba y podía relajarse sin las preocupaciones de lo que la rodeaba. Pero los últimos meses habían sido una tortura, de pesadillas constantes donde todos lo que amaba terminaban muriendo en sus manos. Había que tener algún problema mental para que tu mente imaginara la mil formas en que podías matar a tu familia, pero el problema era que toda esa mierda había empezado el día en el que había visto a su padre matando a uno de los empleados de la casa, el cual se había enterado luego habia intentado robar mercancía importante, mercancía novedosa... Una droga nueva que Taddeus Giddens , su padre, comenzaba a esparcir por el mundo vendiéndole a los narcotraficantes más importantes en cada país que rodeaba Londres. Recordaba la mirada desesperada que aquel hombre le dio justo antes de que la bala traspasara su cráneo dejando toda la pared detrás de el salpicada de sangre y cesos.

En ese momento, era ella la que disparaba pero no era aquel pobre tipo si no que era su padre mirándola con ojos suplicantes, rogándole que no acabara con su vida. En el sueño sabía que estaba sonriendo sádicamente mientras el rogaba perdón pero ella no tenía piedad, ella mataba y no habia nada que la detuviera... nada excepto..

-Mily!! MIIIIIILYYYYY!!!-una voz masculina pero molesta gritaba en su oído el apodo que no hacia más de unas horas atrás le habia puesto el tal Tomas. La sacudían con fuerza hasta que ella se despertó, lastimosamente no fue bueno para la persona que estaba frente a ella. Al estar parado justo entre el asiento de adelante y Emily, Tomas recibió un puñetazo en medio de las pelotas que lo hizo gritar y caer en el pasillo impidiendo que los demás pasajeros pudieran salir. -JESUCRISTO EMILY!!- grito antes de doblarse de dolor como esos insectos que se hacían una pelota, era mejor no decirle que lo comparaba con un insecto o no haría muchísimos avances en su amistad.

-Lo siento, odio que me despierten así- se levantó extendiéndole una mano que el acepto y se puso de pie, la gente murmuraba a su alrededor impaciente.-Venga, tengan compasión, este pobre chico acaba de quedar estéril- les grito mientras sacaba a un adolorido Tomas del avión. Si el chico seguía hablándole después de eso, verdaderamente podría llegar a ser madera de amigo. Muy pocas personas la aguantaban tal y como era por eso era que no tenía casi ningún amigo. Tampoco es que le importara mucho, la mayoría de las mujeres eran unas víboras hipócritas y la mayoría de los hombres estaban más enfocados en meterse en sus bragas que en ser sus amigos.

Él no le hablo hasta que llegaron a la zona donde retiraban las maletas, la miro todo el camino de reojo pero sin decir ni una sola palabra. No sabría decir si la odiaba o le temía, quizás un poco de las dos cosas. Aun así, al llegar allí se llevó una sorpresa cuando él le tomo la mano y la jalo para darle un abrazo.-Serás mi nueva guardaespaldas, me defenderás de los idiotas que me hacen bullying como solía ser en la escuela- mientras hablaba se encaminaba a tomar sus maletas ignorando la risa de Emily, la situación era demasiado divertida.

-Bien, yo seré tu guardaespaldas- ni siquiera sabía si lo volvería a ver, después de todo quizás el viviera en el lado opuesto de la ciudad donde ella viviría pero nunca habia experimentado una conexión tan rápida con una persona, era como si lo conociera de toda la vida y le importaba demasiado poco que fuera totalmente opuesto a ella quizás eso sería lo que mantendría una amistad así después de todo estaba bastante segura que no aguantaría a una persona como ella, sabia lo insufrible que podía ser.

Tras un rato hablando ella robo el celular de el agendándole su número y enviándose un mensaje a su propio celular para agendar el número de él. Al parecer no vivirían tan lejos porque él trabajaba en la tienda de comics del centro y su abuela vivía a cuadras de ahí donde él se quedaba. En el trayecto a el departamento donde Emily se hospedaría hablaron de todo, él le conto como es que termino viviendo con su abuela por culpa de que su padre no aceptaba que su hijo prefiriera componer canciones para una banda en lugar de ser abogado como todos los hombres de su familia, que le encantaban los comics y se habia leído todos los que estaban en su trabajo, no tenía novia porque no habia tenido el valor de preguntarle a la chica que le gustaba desde los cinco años si quería salir con él y su hermano se le habia adelantado arruinándolo todo, le gustaba la música, cantaba y tocaba la guitarra pero odiaba hacerlo en público y posiblemente Emily sería la única amiga que podría llegar a tener en mucho tiempo además de su perro Goofy.

Enterarse de tantas cosas era bueno, no estaba acostumbrada a tratar con gente tan normal puesto que la gran mayoría de las personas que la habían rodeado toda su vida no pasaban de ser empresarios, mafiosos o tipas que su cerebro media lo mismo que el diamante que llevaban en su dedo el cual por más grande que fuera no pasaba de ser demasiado pequeño como para que pensaran realmente más allá de su apariencia.

El la dejo en la puerta de su edificio, conducía un Volkswagen golf color rojo repleto de chatarra en su interior y para entrar tuvo que sacar los restos de papas fritas que habían quedado en el asiento del copiloto. Se habia disculpado y prometido que la próxima lo limpiaría aunque algo le decía que no lo haría, no se veía como el tipo de chico que se pone a limpiar su coche asique dedujo que en una de sus visitas lo ayudaría con eso.. ¿Qué? Ahora eran amigos.

-Adiós Tomy!-saludo mientras se adentraba en el edificio.

-Hasta luego Mily!!-grito el asomando la mitad del cuerpo por la ventanilla mientras agitaba la mano rápidamente. Cuando la vio entrar del todo arranco el coche y casi choca un contenedor de basura lo cual hizo reír a la castaña. Ese chico se metería en problemas si seguía manejando de esa manera alocada.

Lo primero que pensó cuando vio el cartel fue "y pensar que todo iba tan bien" el ascensor estaba fuera de servicio y tenía que subir con las maletas cuatro pisos. Se sentó en el suelo mirando hacia arriba durante unos minutos hasta que lo vio entrar. Si Henry le habia parecido guapo, este hombre era de infarto. Pelo negro, debía medir sus buen metro noventa lo cual le sacaba un poco más de veinte centímetros de alto y ella amaba los hombres altos. Llevaba lentes de sol, chaqueta de cuero y unos jeans que se ajustaban perfectamente a sus piernas haciéndole desear que el caminara frente a ella para poder ver si estaba tan bueno por detrás como por delante. No tenía que ver demasiado su cara para saber que era portador de un rostro que haría que cualquier modelo lo envidiara ¿sería modelo? No, porque la mayoría de ellos tenían cara de niños pero este no dejaba en duda que era un hombre hecho y derecho.

No le hubiera dedicado ni una mirada si ella no hubiera hablado, puesto que parecía que ignoraba por completo al mundo como si él fuera el Rey y los demás fueran nadie. Por alguna extraña razón aunque todo en el dijera PROBLEMAS ella estaba segura de algo: El seria suyo.

-Hey tú, chico sexy- llamo su atención haciendo que él se sacara los lentes de sol dándole una mirada que haría que se le cayeran las bragas a cualquier chica y probablemente se le habrían caído si no lo hubiera reconocido. Habia cambiado ciertamente pero seguía siendo el, sin dudas esos ojos eran inconfundibles no importa que hubieran pasado seis años, ella reconocería esos malditos ojos azules donde fuera. - Matt- susurro sorprendida sin desviar la mirada de la ajena.

-Gatita, tanto tiempo sin verte-

Cuenta hasta diezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora