Rosa profana

Capítulo 1: Rompiendo expectativas

"Entonces ... realmente estamos haciendo esto, ¿verdad?" Gagaran dijo con un raro toque de nerviosismo en su voz. Nadie criticó su pregunta, el equipo de aventureros adamantitas 'Blue Rose' estaba parado en la frontera norte de las colinas de Abelion, una tierra habitada por demihumanos, una tierra ahora controlada por un rey no muerto, una tierra desde la cual el ejército destructor del reino se había aventurado.

Blue Rose era un equipo reconocido por su coraje, habilidad y fortaleza... pero solo los tontos no temen nada, solo aquellos que desean morir, no sienten ansiedad por el riesgo. Al no ser tontos ni desear morir, sintieron ambos, pero con una respiración profunda saliendo de sus pulmones, Lakyus respondió: "Sí." y dio el fatídico paso adelante como si esperara que la tierra misma se abriera y se la tragara. Pero dio un paso y respiró profundamente como aliviada. Luego dio otro paso y su equipo la siguió.

Comenzaron a caminar, y durante varias horas no hubo nada, solo las verdes colinas onduladas, el gorjeo de los pájaros y el sonido del viento a través de los arbustos ocasionales o la colección de árboles. La mayor parte del día había pasado antes de que escucharan algo diferente, el sonido de la actividad de un tipo más artificial.

Era el sonido de martilleo y pala que tenía lugar en la siguiente subida. Inseguros de lo que había más allá del ascenso, los cinco miembros de Blue Rose se miraron el uno al otro y luego escupieron rápidamente a lados opuestos del camino. Tia y Tina habían tomado bandos opuestos el uno del otro y, al estar especializados en el sigilo, se movieron rápidamente a una posición desde la que podían observar, y sus bocas se abrieron ante lo que decían.

En la parte inferior de la colina había esqueletos cavando agujeros de postes a ambos lados, en los que otros esqueletos colocaban postes de madera, y que otros venían detrás para rellenar, detrás de ellos venían demihumanos corriendo postes de madera entre ellos, y detrás de ellos venían más que sumergían cepillos en cubos de brea y sellaban las piezas de madera juntas. Cercas... estaban haciendo vallas. En el exterior de las cercas, más esqueletos estaban cavando trincheras, y la tierra de esas se colocó en el centro dentro del área entre las cercas, elevando la tierra en esos lugares en varias pulgadas. El ancho era lo suficientemente grande como para permitir que tres carruajes pasaran uno al lado del otro... una carretera... era un camino que iba hacia el norte en lo que había sido la frontera con el Reino Hechicero. Más lejos había varios tipos de demihumanos que transportaban materiales hasta donde trabajaban los esqueletos, mirando más lejos, podían ver que este era un proceso de línea de ensamblaje, y lo más impactante de todo, los enanos de sierra colocando estacas en el área de la carretera, encima de cada estaca había una pieza de madera en forma de cruz de la cual colgaba una cuerda, la parte inferior de cada uno estaba asegurada por un peso, cada dispositivo impar tenía estacas puestas más allá de él, una tras otra por una distancia considerable, y las que colocaban estacas solitarias parecían estar respondiendo a las instrucciones del que estaba en el dispositivo impar, cada una, ajustando sus posiciones y usando banderas de señal para comunicarse a medida que se alejaban unas de otras. Pase lo que pase, cada vez que ambos levantaban la misma bandera, los demihumanos se acercaban y comenzaban a martillar estacas en el camino, aparentemente indicando el rumbo.

Todo fue tan confusa que Tia y Tina casi se olvidaron de buscar armas o signos de hostilidad. Sin embargo, la profesionalidad ganó, y pasaron por las preguntas habituales de quién, qué, dónde, cómo y cuántos, antes de informar a sus compañeros a cada lado del camino.

Lakyus consideró qué hacer, esta era una situación nueva. Si no hubiera habido enanos entre ellos, habría recomendado evitar el área por completo, pero como era la presencia de enanos sugería no hostiquismo, ya que los demihumanos que eran hostiles seguramente se comerían a cualquier enano tan fácilmente como lo harían con un humano. Ella dio una señal de mano y volvió a llamar al equipo.