𝐀hora soy vieja, pero esta historia que os voy a contar sucedió cuando yo tenia trece años. Yo nunca antes había estado en 𝑨𝒑𝒑𝒍𝒆𝒘𝒂𝒍𝒆, y allí me dirigía en un carricoche para ir a servir a la casa de la señora 𝑨𝒓𝒂𝒃𝒆𝒍𝒍𝒂 𝑪𝒓𝒐𝒘𝒍. En el vehículo viajaban también dos caballeros que yo no conocía, y cuando les dije adónde me dirigía, me comentaron que la vieja que sería mi señora estaba poseída por un demonio y que tuviera mucho cuidado. Por aquel entonces yo era fácilmente impresionable y el comentario me horrorizó. Llegué a 𝑨𝒑𝒑𝒍𝒆𝒘𝒂𝒍𝒆 de noche. Además de mi tía, que era el ama de llaves, trabajaba en la casa de la señora 𝑾𝒚𝒗𝒆𝒓𝒏, la doncella, una mujerona gruesa y muy alegre. Fue ella la primera que me habló de la anciana. Me contó que 𝑴𝒂𝒅𝒂𝒎𝒆 𝑪𝒓𝒐𝒘𝒍 tenía noventa y tres años y que yo estaba allí para acompañarla.
Mi habitación estaba en el piso de arriba, al lado del cuarto de la anciana. Desde allí oía la voz de 𝑴𝒂𝒅𝒂𝒎𝒆 𝑪𝒓𝒐𝒘𝒍, pero no entendía sus palabras. Al cabo de un rato mi tía pasó por mi cuarto. -No hagas ruido hasta que yo venga- me dijo muy bajito, gracias a dios que se ha quedado dormida. Y dicho esto, se fue. Sentía curiosidad por 𝑴𝒂𝒅𝒂𝒎𝒆 𝑪𝒓𝒐𝒘𝒍 y empezé a pasearme por su puerta.Era una alcoba grande, con una cama enorme y unas cortinas floreadas. La habitación estaba llena de luz y conté hasta veintidós candelabros encendidos. Como no se oía nada, me armé de valor y descorrí las cortinas. Ante mí estaba 𝑴𝒂𝒅𝒂𝒎𝒆 𝑪𝒓𝒐𝒘𝒍, tumbada sobre la cama. En la cabeza llevaba una peluca
enpolvada y el cuerpo lo tenía cubierto de satenes y sedas, oro y brocados, incluso llevaba unos tacones y un par de medias de seda. De repente, la vieja abrió
los ojos y me miro: -¡Tú! ¿por qué andas diciendo por ahí que yo maté al niño?-
se incorporó y vino detrás de mí, taconea do, moviéndose como con alambres. Sus dedos estaban a sólo unos centímetros de mi cuello. Retrocedí un poco y lancé un grito. Mi tía entró en la habitación y yo salí corriendo.
Luego, la señora 𝑾𝒚𝒗𝒆𝒓𝒏 me contó su secreto.De joven, 𝑴𝒂𝒅𝒂𝒎𝒆 𝑪𝒓𝒐𝒘𝒍 se casó con un hombre viudo que tenía un hijo de nueve años. Una mañana el niño desapareció y todos pensaron que se había ahogado, pues un día encontraron su sombrero junto al estanque. De ese modo la herencia que le correspondía al niño pasó al hijo que tivieron 𝑴𝒂𝒅𝒂𝒎𝒆 𝑪𝒓𝒐𝒘𝒍 y su esposo. Yo llevaba apenas seis meses en la casa cuando la anciana murió. Esa noche yo estaba muy contenta, pues al día siguiente volvería de nuevo a la casa de mi madre.
A las doce de la noche una luz iluminó la pared de mi habitación. Me gire y vi a la vieja bruja delante de mí, con los ojos abiertos como platos y rodeada por una luz roja que parecían llamaradas. Se acercó a la pared que yo tenía enfrente y abrió una puerta que nunca había visto. De pronto se volvió hacia mí y todo se oscureció. Yo comencé a dar gritos y mi tía y la doncella entraron en mi habitación. Les conté con detalle la aparición y ellas decidieron revisar el dormitorio.
En la pared se encontraba un armario vacío y detrás podían verse señales de una puerta atascada. Quitaron el armario y empujaron la puerta, que escondía un cuarto muy oscuro donde apareció un bulto acurrucado en el suelo. Encendieron una vela y lo tocaron con un atizador. Al contacto, el bulto se deshizo. Nadie me lo dijo, por que pensaban que era muy joven, pero yo ya sabía que se trataba del niño que desapareció...
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𝔓𝔢𝔰𝔞𝔡𝔦𝔩𝔩𝔞𝔰 𝔡𝔢𝔩 𝔪𝔞𝔰 𝔞𝔩𝔩𝔞
TerrorHistorias de terror recojidas de un libro llamado "𝑷𝒆𝒔𝒂𝒅𝒊𝒍𝒍𝒂𝒅 𝒅𝒆𝒍 𝒎𝒂𝒔 𝒂𝒍𝒍𝒂"...