(Acompaña esta lectura con esta hermosa canción).
Hoy he llegado con las justas, ¡ay!, estoy un poco despeinada por todas las cuadras que corrí. Me pediré un café helado aunque eso signifique mi muerte. Veo que aún no ha llegado, eso es perfecto, sin embargo, alguien se adelantó y tomó la mesa en la que me senté ayer. Bueno, me sentaré en mi sitio de costumbre, espero que pueda verme.
Suena la campana de la cafetería.
Ha llegado. Le haré una señal con la mano. Mírame, por favor, mírame. ¡Bien! Se está acercando.
—Hola, pensé que hoy no ibas a venir. ¿Has tenido un buen día?
—Sí, vengo de dictar unas clases y mis alumnos me retuvieron un tiempo más jajaja.
—La tarea de un profesor debe ser tan satisfactoria como cansada a la vez.
—Es cierto, aunque hoy fue más satisfactoria que cansada.
Nos quedamos en silencio, y he retornado a mi novela. Ahora que lo pienso, desde que me he encontrado con él, escribo mucho más. Estoy considerando darle el empleo de motivador humano.
Miro el reloj y me percato que otra vez perdí la noción del tiempo, sin embargo, esta vez él sigue aquí. Ha sacado un cuadernillo y está haciendo algunos garabatos con un lápiz ¡Un lápiz! Cierto, por poco y lo olvido, ¡el bolígrafo! ¿Dónde lo dejé?. Aquí está.
—Oye, lamento interrumpirte...
—No, para nada.
—Lo que pasa es que ayer vi que olvidaste este bolígrafo, presentí que era tuyo.
—Ahhh, ¡muchas gracias! me traje esto porque pensé que había extraviado para siempre al otro.
—Jajaja, no hay de qué, mas bien, quiero hacerte una pregunta
—Dime, te escucho.
—¿Tu nombre empieza N?... ¿Cómo te llamas?
—Será mejor que elijas una sola opción porque me has hecho dos preguntas jajaja.
—Ah, jajaja, bueno ¿Cómo te llamas?
—Me llamo Ni....
Suena nuevamente la bendita campana de la cafetería.
¿Qué pasó? ¿Dónde estoy? Esta es la cafetería, pero esta no es la ropa con la que salí hoy de casa. Mi taza tiene un capuccino a medio beber. ¿Qué sucedió? Mi cuaderno tiene escrito algo: "Estaba escribiendo algunas ideas sueltas que nada tenían que ver con mi novela, cuando vi entrar a lo que me pareció un ángel..." Pero, ¿esto acaso no lo viví? ¿Cuánto tiempo pasó? ¡Ay, no! lo peor es que no descubrí su nombre. Ni.. Ni...¿Níquel?, ninguno, ninfa...No se me ocurre ningún nombre con N...¡El Bolígrafo..! Sí, debe estar por aquí...¡Aquí está! este es, pero, no, no es el mismo. ¿Qué me pasa?
En ese momento, la puerta del café volvió a abrirse nuevamente. Espera...¿Es él?
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A la hora del café
Short StoryEsta es una pequeña historia con una pizca de realidad y otra de surrealismo.