Capítulo 2

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(Esta canción nos pondrá en el mejor ambiente).

Salí temprano del trabajo rumbo a mi paraíso. En la calle me encontré con un par de gatitos, y no pude sino detenerme a acariciarlos. Tengo la férrea creencia de que si aparece uno por mi camino, tendré un fabuloso día. Supongo que si son dos, seré doblemente dichosa.

Esta vez he decidido sentarme en el lugar que ocupó aquel chico del librito. Siento muy dentro que hoy se hará presente, entretanto, iré plasmando todas las ideas que acaban de venir a mi cabeza. Esto de tener chispazos de genialidad es demasiado fugaz.

Han pasado 25 minutos, y parece que no vendrá...esos gatos no fueron lo suficientemente poderosos, por lo que veo. Pero...¿qué?! ¡Ahí está!... y está caminando hacia...¿ mi mesa? Nunca me lo imaginé, mantendré la calma externa, porque la interna, ya la perdí.

Ha tomado asiento, sigue en silencio y ahora está mirando a la ventana. Veo su rostro de reojo, y no puedo creer lo que veo. Es un rostro ... demasiado hermoso, tanto que me intimida dirigirle la palabra ¡Ay! Pero no debo olvidar lo del libro, debo devolverlo. No me queda más remedio que romper el hielo.

Saco el libro rojo, y lo coloco encima de la mesa. Él fija la mirada en el objeto e inmediatamente se dirige a la mía con un notorio aire de sorpresa.

—Estuve buscándolo y ya lo había dado por perdido, gracias por guardarlo, en serio...solo una pregunta, ¿no leíste nada del libro, verdad?

Paremos en este punto porque hay algo que es necesario señalar...y es que su voz, sí, su voz, su voz era divina. Hablaba con un tono ni muy alto ni muy bajo, y su voz no era tan grave, pero era tan agradable. Es que no sólo parecía un ángel, ahora resulta que tenía la voz de uno. Sin embargo, creo que llevo muchos segundos en un silencio que se torna incómodo. Su rostro ha empezado a adoptar una expresión acongojada.

—¡No! No leí nada, descuida.— Fue mi respuesta concisa y con prisa.

Sonrió y río seguidamente, mirando, con una expresión algo tímida, hacia la ventana.

—Gracias, no sabes cuánto me alivia saberlo.

Ha bajado nuevamente su mirada. Está buscando algo en su bolso. ¡Es un cuadernito! Parece que va a escribir algo.

Yo también debería estar concentrándome en mi novela, pero temo que se vaya antes, y ya no haya tiempo para hablar. Bueno, mejor escribo un par de hojas y de ahí le pregunto algo.

Han transcurrido 45 minutos. Él ya no estaba escribiendo, está mirando hacia la ventana, parece que disfruta ver a la gente pasar. Creo que es tiempo de preguntar. Le preguntaré a qué se dedica. No olvido que vi unas zapatillas de ballet colgando de su bolso, puede ser un bailarín o un actor.

—¿Esos son tus zapatos?

—Sí, me dedico al ballet.

—¡Qué maravilloso! ¡No puedo creer que estoy hablando con un bailarín, realmente amo ver obras de ballet, solo ver... porque tengo un pésimo equilibrio jajaja.

Me quedé en silencio porque no sabía qué más decirle. Sonrió y siguió viendo a la calle. Pienso que mis habilidades sociales se han visto disminuidas desde que empecé a vivir sola. Después de unos segundos, el silencio nuevamente fue interrumpido.

—Uh mmm, y tú... ¿A qué te dedicas?

—Yo, pues, escribo novelas, y trabajo como asistente en una editorial, un trabajo que me cae a pelo jajaja

—Oh, yo tampoco puedo creer esto...estoy hablando con una escritora...¡a lo mejor he leído algo de ti y soy tu fan!

—Jajaja no creo, aun me falta despuntar como escritora exitosa, pero supongo que en algún momento la fama me llegará. ¡Ojalá!

—Bueno, podría ser tu fan desde ahora, antes de que te hagas famosa. De esa manera tendría el honor de ser el primero.

¿Qué pretende?, ese comentario me hizo sonrojar ...Creo que lo ha notado porque se ha vuelto a mirar a la ventana. Rayos, ¿respondo algo?

—No te conozco, pero me encanta la idea de tener mi primer fan. Considérate como el primero jajaja.

Bajo la mirada y regreso a mi novela. El tiempo pasa y pasa, estoy avanzando muy bien. Si sigo así, al final de este mes ya tendré la primera parte terminada.

Pero, ¿Qué es esto? ¿Acaso he estado demasiado concentrada? No me he dado cuenta que él ya se ha ido, juraba que habían transcurrido solo 15 minutos. Aunque puede ser que haya ido al baño. Pero su bolso no está, mmm, sólo hay un bolígrafo en el suelo. Tiene la letra N inscrita ¿Se le habrá caído? Creo que es lo más probable. Fue demasiado corto nuestro encuentro, pero el día de mañana, es mi oportunidad, se lo devolveré, y le preguntaré su nombre. 

A la hora del caféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora