Cap 2: Primera Incursion

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La primera vez que fui al bosque tenia 8 años.

Estaba jugando en la plaza del pueblo con un niño cuyo nombre ya no recuerdo. Asta que llego su madre, que al verme junto a su hijo se acerco corriendo . - Pero hijo! Cuantas veces te he dicho que no juegues con la oveja negra de los Eiche?! - Dijo como si yo no estuviese allí. El niño se limito a mirarme apenado mientras era arrastrado a casa por la gorda de su madre.

Ya no tenia a nadie con quien jugar, así que me acerque a ver que hacia mi hermano Adolf, que en ese entonces tenia 13 años, se suponía que debía estar cuidándome. Estaba presumiendole a una chica su trofeo de caza. La chica era preciosa, pelo rubio rizado y unos ojos azul cían que te perforaban con la mirada. Adolf le presumía un pato que, en sus propias palabras - Lo mate de una sola  pedrada! Estaba afilando mi cuchillo, - señalo su preciado cuchillo enganchado a su cinturón el  cual siempre llevaba con el, de echo hasta duerme con el - cuando lo vi volar a 15 metros sobre mi cabeza.

Entonces mi instinto de cazador me dijo que debía matarlo como obsequio para ti, preciosa - beso su mano, lo cual a ella le provoco rubor y a mi nauseas.  Le entrego el pato, ella lo cogió alagada, pero algo asqueada porque aun estaba manchado de sangre.

- Mentira - dije yo ingenuamente, la verdad es que nunca he sabido cuando mantener la boca cerrada. Adolf me miro con una expresión que mezclaba el odio y el miedo. La joven se agacho frente a mi con ojos curiosos - Que has dicho pequeñín? - pequeñín tu madre.

- Que es mentira, el no lo ha cazado. Probablemente se lo ha robado a algún animal - señale el vientre del animal que estaba abierto, y no de una pedrada precisamente.

- Pero que cosas dicen los críos, no saben estar 5 minutos sin mentir verdad? - dijo Adolf con una sonrisa forzadisima, apartándome de un manotazo y  tratando inútilmente ocultar su rabia y vergüenza. Yo, que al parecer no había tenido suficiente, señale ahora a su tobillo, en donde tenia el arañazo de un animal, tal vez un zorro. Adolf se quedo de piedra, sin saber que decir. La chica trato inútilmente de contener la risa y se fue murmurando en tono burlón... - conque instinto de cazador eh? jejeje

Yo no entendí porque se reía. Aunque adoraba sentirme mas listo que mi hermano, que tampoco es muy difícil. No lo dije con la intención de humillarlo, sino de corregirlo. Mientras yo me cuestionaba estas dudas en mi cabeza, Adolf me había agarrado del cuello de la camisa. Me arrastro hasta una estrecha callejuela entre dos casas y me lanzo contra una pared con todas sus fuerzas.

- JODER!!! Sabes cuanto tiempo he estado cortejando a esa!!? puta... - se forzó a bajar el volumen - Un año! Sabes a caso quien era?! -  empece a asustarme y llorar. Me miro con odio y me dio una patada en la boca.

 Era la hija del jefe del pueblo! - me agarro de la camisa - Yo...Yo... Me iba ha casar con ella! Seria el jefe! - miro al cielo con cierto jubilo - Y- y... padre estaría orgulloso.  Si yo fuera el jefe padre no tendría que trabajar, ninguno de vosotros! Solo yo, y seria un orgullo para la familia y para nuestros ancestros. - se ergio fantaseando con la idea, pero al voltear hacia mi se le borro la sonrisa de la cara y  solo quedo una mueca de asco.

A pesar de mi corta edad pude comprender la terrible cagada que había cometido, comencé a temblar, agache la cabeza suplica do perdón entre sollozos y chillidos. El ni tan solo se percato.

- Comprendes lo que has echo ? Comprendes lo mucho que me costara recuperar el respeto de esa chica? - Se seco las lagrimas y respiro hondo, estaba inquietamente tranquilo. Si solo me hubieras jodido a mi, un buen escarmiento habría bastado. - Se crujió los nudillos, un escalofrió recorrió mi cuerpo. Y lo acompaño con otra patada en la boca. - Pero no, me has jodido a mi, has jodido a padre, y has jodido esta familia.


Desenvaino su cuchillo y comenzó a mirar su reflejo en el. - Definitivamente debería haber echo esto mucho antes. -

-Te despedir de este mundo apropiadamente. - tomo aire - Yo, Adolf, cazador de la noble familia de los Eiche. Te despido de este mundo con mi hoja y te veré en el otro lado. Adiós, criatura de los bosque

Sujeto el cuchillo con ambas manos firmemente y arremetió contra mi. Estaba aterrado, un sudor frió recorría todo mi cuerpo. Mis piernas temblaban y parecían no responder, mientras que un rió de lagrimas nublaba mi vista. Poco antes del impacto un escalofrió recorrió todo mi cuerpo y aunque ya me daba por muerto, instintivamente lo esquive apoyando un brazo en la pared y en menos de un segundo pase de estar muerto, a estar corriendo. Corriendo como nunca había corrido y nunca correré. No sabia a donde, mis piernas corrían solas, cada vez mas y mas rápido buscando una salida de ese mar de muerte en el que me  encontraba en ese instante. 

Adolf me perseguía, había escondido el cuchillo pero no podía ocultar la sed de sangre de sus ojos.La gente nos veía pasar como una centella, pero apartaban la mirada, como hacen todos los humanos. Pero no los animales; las ardillas, palomas, perros gatos de las calles se escondían. Porque ellos pueden ver lo que los humanos no. Ellos no veían a dos niños corriendo. Veían a un lobo cazando, cazando a un zorro que se había pasado de listo.

Antes de darme cuenta ya había dejado atrás el pueblo, y mis piernas atravesaban las fincas que rodeaban el pueblo subiendo la colina por un camino cada vez peor asfaltado.  - hmm... al bosque. - dije entre jadeos al ver a donde me estaba dirigiendo. Antes de adentrarme en el bosque mire mi espalda y vi como había dejado a mi hermano atrás. Me detuve, recupere el aliento, y comencé a adentrarme en el bosque.

Al cabo de poco mas de un minuto, mis piernas fallaron y me desplome de rodillas en el suelo. El chute de adrenalina había pasado y la carrera inhumana que hice estaba empezando a cobrarle factura a mi cuerpo. Todo mi cuerpo temblaba, mi respiración se agitaba por momentos, mi corazón estaba por estallar. Por si fuera poco, tenia una terrible sed. Trate de recobrar el aliento y ponerme de pie, pero las piernas no me respondían. Trate de mover una pero un terrible pinchazo en el muslo me dijo que ni lo intentara.

Levante la vista y mire a mi alrededor, suerte la mía que mis ojos se toparon con un conveniente arrollo que se situaba a 20 metros de mi. Me arrastre como pude, lenta y torpemente. Metí la cabeza en el agua y comencé a tragar y tragar. Me quede ahí tumbado un rato mientras reposaba, admirando el paisaje. El bosque estaba precioso, estábamos a inicios de otoño, los robles aun conservaban todas sus hojas, pero ya comenzaban a adquirir ese hermoso color rojizo. El sol que pronto se podría, reflejaba su luz en el riachuelo que le daba un brillo ámbar.

Comencé a adentrarme en el bosque, tomando el riachuelo como referencia para no perderme. Y poder dedicar toda mi concentración en apreciar cuidadosamente todo lo que el bosque tenia por ofrecerme. El crujir de las hojas bajo mis pies, el gorgoteo del agua y el croar de las ranas me daban absoluta paz mental. Había olvidado completamente que mi propio hermano casi me mata una hora antes. Así son los niños, no hay pasado, no hay futuro, solo hay presente.

Tras un largo rato de caminar, el sol ya empezaba a ocultarse tras las montañas del oeste. Aye un claro en el que el riachuelo conectaba con un pequeño rió. Donde había un grupo de ciervos pastando, la hierba  bailaba como finos cabellos dorados al son de la brisa. Me senté a observarlos, algunos me miraban curiosos. Una brisa revolvió mi cabello, rojizo como el bosque y el cielo,  acaricie también el pelaje de los ciervos que disfrutaban de los últimos rayos de sol. Parecían cómodos con mi presencia, su piel era cálida brillante, aunque un poco áspera. 

Me acurruque junto a las crías cobijado por su calor. A los pocos minutos me quede dormido. Arropado por la calidez de esa familia de ciervos.

Dichoso me sentía por primera vez en mi vida, pues el bosque me había dado el cariño y el cuidado que mi familia no. Y fue ese día que hice del bosque mi segunda casa, y mi verdadero hogar.



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⏰ Última actualización: Jun 28, 2022 ⏰

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