"Cuenta la historia de un mago, que un día en su bosque encantado lloró, porque a pesar de su magia no había podido encontrar el amor"
En lo profundo del bosque se encuentra un castillo, de altos muros y solo una puerta, con tres torres triangulares equidistantes y escalonadas las unas de las otras. No hay banderas coronando la punta de las torres, ni tampoco trompetas que anuncien la llegada del señor del castillo, se podría hasta decir que se encuentra abandonado, de no ser por la sombra que vaga en los pasillos.
Solo tres únicas personas viven en este gran recinto, dos de ellas ocupando solo un lugar en la cocina y el gran señor del castillo deambulando por su territorio, caminando de un pasillo a otro, de habitación en habitación, adentrándose en el bosque cada tanto sin el temor a ser atacado por alguna criatura, porque él es fuerte, muy fuerte, se trata de ulquiorra el hechicero más poderoso del reino. Pero, el ser el más poderoso de todo el reino, quizá del mundo pues no ha encontrado ser que rivalice con su poder; no quita el hecho de que su corazón se sienta afligido... solitario.
Largas décadas había pasado en el mundo, recorriéndolo en toda su extensión, viajando de un lugar a otro, aprendiendo tanto de todo lo que se podía, conociendo, asimilando y experimentando. Eso le llevo a ser el mejor, aunque, no fue fácil, durante todo ese trayecto siempre estuvo solo. Usualmente las personas no se le acercaban, se sentían intimidadas por su presencia, sus profundos ojos negros y su fría mirada, aunque si te acercabas más podías descubrir un cálido corazón. No tenía amigos, los pocos que lograba hacer se quedaban en el camino, donde el final de la vida les alcanza, y ulquiorra solo seguía caminando hacia adelante.
Al final, cansado de su errar por el mundo, se estableció en ese bosque, aquel al que los pobladores le temían por ser el albergue de muchas criaturas mágicas, pero que para él era el lugar perfecto. Ubicó su hogar al centro del inmenso boscaje, construyó altos muros como era la costumbre más no porque temiera algún ataque, erigió las tres altas torres pensadas en admirar desde tres diferentes direcciones la anchura verde y todas las criaturas que habitan en el. Solo una gran puerta por la que entrarían los señores de los reinos vecinos o cualquiera que quisiera acercarse, anunciando con banderines y trompetas su llegada, buscando la manera de acercarse a las personas y así acallar la soledad que consumía su corazón.
Desgraciadamente las cosas no siempre pasan como uno las planea, por los alrededores se corrió el rumor de que un maligno hechicero se había establecido su morada en el centro de ese pérfido bosque, donde las criaturas serian sus aliadas y quizá con el tiempo trataran de conquistar el reino. Nada más alejado de la realidad. Eso solo hizo que la estancia en el castillo hiciera aún más mella en su solitaria existencia.
Solo dos personas servían a aquel mago, una pareja de avanzada edad. Habían llegado desde muy lejos, no tenían nada ni a nadie más que a ellos mismos, su hijo, muerto en batalla; sus propiedades, decomisadas por el gobierno en pro de la guerra. Mientras viajaban en busca de un lugar donde pasar el resto de sus días, la guerra, el hambre y la maldad les alcanzo. Huyendo entraron al bosque, siendo hallados en medio del clima invernal, fueron cobijados por el cálido corazón del hechicero. Desde ese momento le sirvieron, le acompañaron en sus solitarias noches e incluso su vida se hizo más larga con las pócimas que les daba. Más nada podía hacer por regresarles lo perdido, su hijo, pues contra la muerte no hay cura.
El poder mágico que corría por ese bosque era tal, que albergaba a gran cantidad de criaturas y solo algunos y muy osados humanos se aventuraban a ese lugar. Elfos y hadas, duendes, faunos, náyades y demás convivían armónicamente en este sitio.
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la leyenda del hada y el mago
FanficCuenta la historia de un mago Que un día en su bosque encantado lloró Porque a pesar de su magia No había podido encontrar el amor La luna, su única amiga Le daba fuerzas para soportar Todo el dolor que sentía Por culpa de su tan larga soledad Es qu...