creciente cóncava.

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La última semana de clases no fue tan trágica como jisung había esperado.
Incluso se canceló el examen que tanto deseaba no tomar.

Apenas había regresado de la fiesta de fin de año, -que en realidad no disfruto mucho- cuando recordó un pequeño momento de esta.

Le sorprendió un poco encontrarse con lee Minho. Sabía que estaban en el mismo grado, pero nunca antes lo había visto en una fiesta.

El pelinegro lo saludo por educación, y supuso que estaba algo tomado, porque incluso le dio un pequeño golpe en el brazo antes de gritarle
—¡Han Jisuuuuungggg!— y salir corriendo con una botella de vodka casi llena en la mano - De la que han planeaba servirse.



El viernes siguiente -último día de clases antes de vacaciones de verano-, Minho estuvo muy ocupado escuchando el sermón de sus amigos por haber faltado al after party.

—les dije que solo iría a la primera, y con eso fue suficiente.— rebuscó en su memoria el recuerdo del que dudaba veracidad — creo que llegue a hablarle a han. Por cosas como estas no tomo.—

—¿y quién se supone que es "han"?— cuestiono Chan recostándose en la silla contigua a la de Lee.

—Han Jisung. El hermano de la mejor amiga de mi hermana.— respondió con un tono entre avergonzado e irritado, ignorando lo confusa que sonaba la frase.

—¿el bajito de pelo negro?—
—ese mismo— afirmó.

—oh, no solo le hablaste, le gritaste alguna cosa y luego saliste corriendo.—
oh, sí pasó. Mierda.

—¿ven? Por eso no tomo. Que suerte que no fui a su tal after party.— rodó los ojos.

—lástima, hubieras podido encontrar a alguien a quien besar.— interrumpió Jeongin.



Era la noche antes del tan ansiado viaje, y Minho ni siquiera se preocupó por empacar, pues estaba demasiado ocupado en la cocina preparando el plato favorito de sus padres.

Cuando terminó, puso la mesa con mucha dedicación, y con la más inocente de las sonrisas subió hasta la habitación principal.

Entró y le informó a sus padres que había preparado la cena con mucho cariño y que los necesitaba abajo lo más pronto posible.

Caminó hasta el cuarto de su hermana para repetir las mismas palabras.

Cinco minutos pasaron, y la familia lee se halló reunida en el comedor, ante un festín cortesía del mayor.


—espero les guste— exclamó con una sonrisa nerviosa, parado detrás de la silla a cabeza de la mesa.

—muchas gracias Minho, pero.. ¿por qué el gran detalle?— preguntó la señora lee con un tono juguetón lleno de sospecha.

—bueno, me descubrieron —choco las yemas de sus dedos contra el espaldar de la silla con nerviosismo— les quería.. proponer algo.—

los lee miraron a su hijo, esperando. Pasados unos segundos, continuó.

—de verdad no quiero ir a namwon-si. Chan habló con sus padres y me puedo quedar allí por el verano. Solo necesito que ustedes digan que sí.— dijo, tratando de leer las expresiones de sus padres.

Estos se miraron, asintieron a un mensaje silencioso y fijaron su vista en Minho.

—hijo, no. Sabes que lo llevan planeando hace mucho, sería grosero que la noche antes anunciemos que no vas— respondió su madre.

El mayor trato de refutar, pero su madre se apresuró en cambiar de tema.

La cena transcurrió como siempre, y Minho aceptó su derrota. Empacó su maleta con desgano, y al tenerla lista comenzó a pensar en lo que le esperaba.

Muy seguramente sería aburrido, así que lo mejor que podía hacer era llevarse esos libros que había abandonado.

¿Qué mejor cosa tendría por hacer?





Para jisung, una de las mejores partes de ir de vacaciones a la casa de verano era el viaje de Seúl hasta el lugar.

Disfrutaba de escuchar música y ver como la vista dejaba de ser urbana y la naturaleza comenzaba lentamente a reinar.

Este verano fue algo fuera de lo habitual, pues siempre solía hacer el trayecto a eso del medio día, pero esta vez fue antes del amanecer.


Mientras veía el sol salir de su escondite acompañado de colores hermosos y la naturaleza que tanto apreciaba, tuvo un presentimiento.

Este verano sería diferente.




Minho no era una persona madrugadora, y menos para viajes que no quería hacer.

Durante todo el trayecto -o al menos la parte de él donde estuvo despierto- no dejó de preguntarse por qué habían salido de Seúl tan temprano. Claro que, al llegar al sitio, parte de su duda fue resuelta.

En medio de su cerebro nublado por el cansancio, logro darse cuenta de que lo que estaba viendo no era nada cercano a lo que había imaginado cuando le mencionaron una «casa de verano».

Era enorme, al punto en que se dividía por alas.

Sus padres saludaron a la familia han, y con la poca energía que tenía se limitó a inclinarse hacia ellos y los empleados que vio en la entrada.



Debía admitir que no escucho la mayoría de las cosas que dijo la señora han como bienvenida, pero algo que en definitiva escucho y lo levanto de inmediato fue un anuncio en especial.


—como todas las habitaciones del ala este están ocupadas, minho y jisung dormirán en las dos primeras del ala oeste.—


El rubio resistió las ganas de salir corriendo. Después del pequeño evento en la fiesta, lo último que quería era tener que ver a jisung todos los días tan cerca de él.


Comenzaron a desplazarse hacia sus habitaciones, y el pelinegro vio la oportunidad perfecta para tratar de alivianar el ambiente entre el mayor y él.

Se acercó y golpeó suavemente su brazo, ignorando la mirada juzgona que recibió como respuesta.

—¡Lee Minhooooooo!— gritó con una expresión divertida, antes de tomar sus maletas y correr hacia las escaleras que llevaban a sus habitaciones.

Minho río un poco, antes de volver a su semblante serio y pesimista.






Ya se había instalado en la que sería su habitación por los siguientes tres meses, pero aún no lo podía creer. Era excesivamente grande.

Las paredes estaban pintadas de un tono marfil, excepto por la que daba con el cabecero de la cama —precioso, por cierto—, que era de un índigo oscuro.
Las cortinas eran blanquecinas y de un material sedoso, al igual que las sábanas.
Los muebles eran de madera oscura, sus manijas doradas - de estilo vintage,
y el piso de alfombra sorprendentemente blanca.

Incluso tenía un balcón con una vista hermosa a las montañas.

Una energía antigua llenaba a la habitación sin hacerla sentir sucia o tenebrosa, más bien majestuosa; como estar dentro de un libro de romance en los mil ochocientos.



—¿qué tal te parece?— lo sorprendió la voz del mayor de los han viniendo de la puerta.

—¿estás seguro de que tu papá no es en secreto el primer ministro y este es el palacio de alguna dinastía en los mil ochocientos?— el pelinegro río suavemente y respondió

—mmm.. estoy bastante seguro de que mi papá no es en secreto el primer ministro, de lo segundo no tanto, podría ser.—




primera interacción!!!!!

bienvenidos a 1163 palabras de las 16600 de esta aventura astronómicamente gay

moon river; minsung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora