Capítulo 4: Cuéntame

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Estoy preparándome para salir de casa e ir al colegio, mi cuerpo está en el presente pero mi cabeza aún vive en el pasado.

Salí de casa y encontré algo inesperado, estaba Asier, con su mochila Vans, ropa negra y deportivas Adidas.

Olvidé de que mis ojos estaban un poco rojos por qué anoche lloré y justamente, Asier, levantó su vista de su móvil para mirarme.

-...Tus... ojos...

No pude retener esa lágrima, entonces, la solté

-...Yo...lo siento, no quería hacerte llorar, el comentario no era uno negati-

Lo abracé. No sé porqué, pero lo abrace.

- Le tomó unos segundos reaccionar para luego abrazarme también, él estaba confuso, lo sé, ¿y yo? También, pero en éste momento, solo necesito un abrazo.

-¿Estás bien? - eso me dijo con una voz tranquila. Ése no parecía el Asier que bromeaba siempre de mí, me insultaba o me molestaba.

-No... no lo estoy, me siento mal, siento que se me viene el mundo abajo... No sé qué hacer... ¿Qué hago?

-No te preocupes, ¿sabes que todo tiene solución? - Supongo...

Asier separó el abrazo y me tomó de los hombros.

-Cuéntame ¿qué ha pasado? Si no quieres lo entiendo, porque será algo personal, pero siempre que quieras consultarme para que te ayude a superarlo puedes hablar conmigo siempre que quieras y necesites, te lo prometo. Me regaló una bonita sonrisa. Su sonrisa, para ser sincera, me encantaba, ya que cada vez que sonríe, en cada esquina al lado de sus labios le salen pequeños y adorables hoyuelos.

Asier y yo nos sentamos en un banco de un parque que había cerca de nuestras casas y empecé a contarle todo con cada uno de los detalles.

Ambos mirábamos al frente con la mirada apuntando al suelo.

-Mis padres... Mis padres se quieren divorciar.

-Levantó su mirada del suelo rápidamente para mirarme se quedó así por un corto tiempo.

Bufó.- ¿Todo bien...?- Pregunté. Respecto a eso, él sólo volvió a abrazarme aún más fuerte que la vez anterior.

-Si... sólo... recuerdos, malos... recuerdos, solo eso nada más...

Estoy pegada a su pecho, abrazándolo y noté algo raro en su voz: se escuchaba como "rota" como sí estuviera a punto de romper en llanto, no sé...

Levanté la cabeza y lo vi, mirando al frente, y me di cuenta que estaba teniendo recuerdos, pero no de los buenos, al revés, sino de los malos, estaba teniendo recuerdos de los malos.

Se me pasó algo por la cabeza, ¿qué hora es?

-Oye, ¿qué hora es?

-Incliné el codo de mi mano izquierda y acerqué mi antebrazo a mi cara, claro, porque aún seguía abrazara a Asier

-Siete y cincuenta.- dije sin más.- ¡SIETE Y CINCUENTA, ASIER, SON LAS SIETE Y CINCUENTA, VAMOS A LLEGAR TARDE, CORRE!

- ¡Espera! Espera, te puedo llevar si quieres.

-No estoy muy segura, pero... vale.- Trato de subirme a su espalda pero se negó.

-¿Qué estás haciendo, Ana? -

-¿Eh? - Estoy confusa, pensé.

-Se acercó a un aparcamiento de motos, tomó una, sacó unas llaves de su bolsillo trasero y con ellas, encendió el motor de la moto.

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⏰ Última actualización: Mar 25, 2022 ⏰

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