I lost control

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Aquella penetrante mirada me observaba desde el otro lado de la alargada mesa del salón. Sus ojos observaban con intensidad cada parte visible de mí desde su posición, haciéndome sentir mariposas en el estómago.

- Dime, Chan... ¿Me odias? -Pregunté devolviéndole la mirada mientras mi dedo índice jugaba con mi labio inferior.

- Sí, Hyun -se levantó de su asiento, aproximándose lentamente hacia mí.

Sus dedos se deslizaban por la mesa junto a su caminar. Su cabeza estaba inclinada hacia el frente, mirándome de forma amenazante.

- Te odio -se posicionó tras de mí e instantes después sentí su mano rodeando con firmeza mi cuello-. Te odio por desearte tanto.

Su lengua lamía el lóbulo de mi oreja, mordisqueándolo mientras llevaba su mano a mi pecho bajo la camisa.

- Da igual lo mucho que intente alejarme... -susurró en mi oído.- Lo nuestro es inevitable.

Me levanté del asiento en un rápido impulso y me volteé hacia él, mirándolo con deseo. La excitación recorría mi cuerpo, cuya respiración se agitaba cada vez más por la cercanía de aquel hombre que era capaz de alcanzar lo más profundo de mí.

- Entonces, no te alejes -dije mientras lo agarraba del cuello y lo empujaba hasta que su cuerpo chocó contra la pared.

- No deberíamos hacer esto, Hyun.

- No me importa nada más allá de ti y de mí, Chan. Me traen sin cuidado las opiniones de fuera -lentamente comencé a desabrochar su camisa negra, desesperado, pero me impacienté y me rendí por la dificultad de sus botones.

- Estoy perdiendo el control -dijo mirándome tan intensamente que parecía leerme a la perfección.

- Me gusta cuando lo pierdes -lancé una sensual sonrisa, provocándolo.

Nuestros labios se unieron en un largo y pasional beso lleno de desesperación. Había extrañado aquello, poder unirme a él y saborearlo, jugar con su lengua... Me volvía loco.

Nuestras respiraciones eran cada vez más irregulares y, poco a poco, algo en mi interior pedía más. Lentamente nos separamos, tratando de alcanzar oxígeno.

- Quiero que seas mío, Chan, y ser tuyo.

- Y de nadie más -respondió.

Sin esperar más, me guio hacia la habitación contigua y, de un empujón, me tiró sobre la cama.

- No voy a contenerme -dijo mientras se acercaba a un cajón y sacaba una cadena y unas esposas.

- No quiero que lo hagas.

La paciencia se me agotaba. Lo deseaba, deseaba tenerlo adentro y lamer su cuello, dejarle mi marca.

Ató mis manos al cabecero de la cama, casi inmovilizándome, y rodeó mi cabeza con la cadena como si de un collar se tratara. Tiró de esta, acercándome todo cuanto las esposas le permitían, y se posó sobre mí lentamente.

Sonrió con malicia al notar mi erección y masajeó aquel lugar pronunciado, provocando que soltara varios gemidos ahogados.

Se acercó a mi rostro y me besó, un beso fogoso lleno de deseo y amor. Me agarró por la nuca, intentando acercarme más hacia él, mientras mordía con suavidad mi labio inferior. El juego de nuestras lenguas era tan placentero que no pude evitar mover mis caderas intentando acercarme aún más a él.

Se separó y sonrió, divertido por mi excitación, y, a continuación, volvió a colocar su mano sobre mi cuello, esta vez con más fuerza. Me relamí en un hilo de saliva, mirando con impaciencia a mi contrario.

- Sin esposas -dije.

Frunció el ceño un momento, confundido, pues sabía que estas eran uno de mis fetiches secretos que solo él conocía.

- Esta vez quiero que sea diferente -dije y señalé las esposas con un gesto de mi cabeza.

Se levantó y agarró unas llaves de la mesita de noche para, justo después, abrir las esposas y dejarme libre.

Utilicé mis manos para sacarme la cadena del cuello y, de seguido, agarré el brazo de Chan y lo atraje hacia mí con fuerza, volteándonos para quedar sobre él. Mis manos sujetaban sus muñecas, impidiéndole así tener el control.

- Ahora has perdido el control, y voy a hacerte llorar de placer.

- Lo espero con ansias -respondió, provocativo.

Abrí su camisa con brutalidad, haciendo que los botones volaran. Pero eso ya no era ninguna preocupación, pues su atención estaba totalmente sobre mí ahora que había tomado su puesto. Lo quería todo para mí.

Besé su torso lentamente, bajando cada vez más y más. Podía notar su respiración, su abdomen subiendo y bajando irregularmente.

Llegué a sus pantalones y, sin más tiempo que perder, desabroché el cinturón y me desprendí de él, tirándolo por algún lado de la habitación. Volví mi atención a la cremallera del pantalón, la cual bajé con facilidad. Me ayudó a bajarle el pantalón con rapidez, quedando semidesnudo frente a mí.

Volví a su torso, lamiendo y recorriendo el centro hasta alcanzar su cuello, en el cual dejé una colorada marca.

- Me perteneces -susurré en su oído.

- Y tú a mí.

Me deshice de mi ropa rápidamente mientras él se desprendía de su bóxer. Me posicioné tras él, agarrando su cuello mientras mordisqueaba el lóbulo de su oreja y, mi mano libre, jugaba con su miembro.

Sus jadeos me hacían arder hasta tal punto que parecía haber perdido la cordura, las ganas que le tenía eran inmensas. La calentura del momento comenzaba a dominarme.

Volteó su rostro para volver a besarme como pudo, deseando jugar con mi lengua. Sabía que aquello le encantaba.

Se volteó al completo y bajó su cabeza hasta mi miembro, lamiendo la sensible punta de este, manchada por el líquido preseminal. Mi cabeza se inclinó hacia arriba por inercia, al igual que mis ojos. Mi boca se abrió soltando un gemido por el placer. Poco a poco comenzó a lamerlo casi entero, todo lo que cabía en su boca, haciendo uso también de sus manos.

Impaciente por estar adentro de él, tomé su cabeza y lo detuve, sacado con lentitud mi miembro de su boca, y lo puse en cuatro.

- Haré que sientas mi amor en esta noche envuelta de oscuridad -dije-. Sabes que no podré dejarte en paz, no puedes alejarte de mí.

Sin esperar respuesta, metí mis dedos en su interior para abrirlo y, cuando se acostumbró a estos, procedí a penetrarlo al fin. El roce de nuestras pieles era satisfactorio, volvía a fusionarme con aquel que siempre había amado, aquel con quien podía ser yo mismo en todos los aspectos.

Chan gemía y gemía, ahogado en placer. Tiré de su pelo hacia atrás, arqueando más su espalda, e incrementé la rapidez y la fuerza de mis embestidas.

Mis ojos se cerraron, incapaz de mantener la consciencia por completo, y solo logré ver luces rojas, corroborando la primera vez que lo hicimos en aquel cuarto iluminado por esas tenues luces.

«Ante el placer del sexo, ya perdí el control.»

I lost control [CHANHYUN/HYUNCHAN] - One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora