XXVIII

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1882 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

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𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 1882 —𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨

     La ceremonia. Y la misa previa al entierro estuvo llena de un gran silencio. Todos completamente de negro, las mujeres con una especie de sombrero con velo que cubría su rostro.

     La gente estaba tan afectada, por la prontitud de todas las cosas, por el destierro de la Reina, por lo que ahora todos sabían de ella.

     En el entierro, se siguieron elevando oraciones. En el camino del ataúd al cementerio estaba todo el pueblo. Muchos llorando. Otros simplemente sin poder siquiera mirar hacia arriba.

    A tan solo un mes de medio año, las cosas habían tomado un giro espantoso.

    Thomas quiso borrar de sí cualquier rastro de ser hijo de esa mujer. Ava, no podía lidiar con verse al espejo y notar que se le parecía mucho físicamente.

    Los dos necesitaban tanto apoyo. Pero tenían el tiempo medido.

[•••]

     Lauren habló con Karoma, sobre si ella necesitaba descansar o algo. La misma dijo que no. Pero que ahora no encontraba sentido quedarse en el castillo. El amor de su vida no estaba ahí, y por un lado bueno tampoco la Reina, por lo que no estaba condenada a ser retenida ahí.

     Había sufrido lo suficiente.

[•••]

     —Karoma, no te vayas por favor. —Lauren le pidió en voz baja en aquella conversación al regreso del entierro. Thomas simplemente se había ido con el consejo, tenía que, y Ava se encerró en su habitación sin decir nada.

    Karoma suspiró con una risa fingida. —¿Qué más haría aquí? Permanecí aquí obligada y emocionalmente atada, ahora mis nudos se aflojaron. No puedo amarrarlos de nuevo. —Dijo. —Todo el dinero que he reunido en mis años de trabajo me dan un lugar para vivir, tengo familia, lejana. Pero que vive aquí en Londres. Y en otro caso, me iría bien mudarme al campo, a un lugar más tranquilo. —Suspiró. —A comparación de Rose y Octavia yo todavía tengo las fuerzas de salir de aquí, ellas ya son mujeres mayores, y se quedarán aquí siempre. Pero yo Lauren, no puedo.

     Lauren bajó la cabeza. No podía obligarla a quedarse, además Karoma tenía razón. —Karoma ... —Intentó decir, pero no tenía palabras para continuar.

    —Yo vendré a visitar. —Dijo, entonces, dándole un poco de luz al ambiente. —Todo el tiempo que pueda, he pasado más de dos décadas en este lugar. Y sea destructivo o no, siempre volveré. Solamente que no como antes, porque también necesito alejarme.  —Suspiró. —No me iré hoy, me tomaré mi tiempo. Ahora todos estamos tristes, tenemos derecho a estarlo. Pero este tipo de decisiones también se toman en tiempos difíciles.

❛³❜⸙ 𝐑𝐄𝐈𝐆𝐍 | 𝔗𝔥𝔬𝔪𝔞𝔰 𝔅𝔯𝔬𝔡𝔦𝔢-𝔖𝔞𝔫𝔤𝔰𝔱𝔢𝔯 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora