The Highest Bid

Capítulo 3

Ochako se había preparado para las consecuencias de sus compañeros desde la subasta de citas, pero esto era simplemente ridículo.

"Lo siento mucho, chica. Qué movimiento idiota".

"Sí, Ochako. Te merecías algo mejor que eso, kero".

"¡Ooh! ¡Deberíamos hacer un día de chicas! ¡No se permiten chicos!"

"¿A menos que prefieras estar sola?"

"Te he hecho un par de listas de reproducción. Puedes elegir entre 'perra triste' o 'perra loca'... o ambas. Te enviaré las dos".

Las chicas de la clase A hablaban unas sobre otras, sin darse cuenta de que estaban asfixiando al sujeto de sus esfuerzos por consolar. Ochako levantó la mano débilmente, con la cabeza dándole vueltas por tratar de encontrar un momento de silencio lo suficientemente largo para intervenir sin éxito.

Apreciaba su apoyo, de verdad, lo apreciaba. Pero tuvo que hacer todo lo posible para no lanzar el escritorio al aire y gritar que estaba bien. Que no le importaba ser rechazada por Bakugou, ¡porque no sentía nada por él en primer lugar!

"Como dije ayer y anteayer, estoy muy bien". Insistió antes de desplomarse en su asiento y gemir ante sus tristes y compasivas miradas. Estaba claro que no la creían.

Esto era tan injusto. Lo único que hizo fue intentar ayudar a un amigo. Bakugou parecía tan triste en ese escenario y ella quería aliviarlo. ¡Eso no significaba que le gustara! En todo caso, le gustaba todo lo contrario a él. Le gustaba Deku... ¿no?

... ¿No es así?

"¿Ochako? ¿Estás bien? Parece que alguien te haya golpeado". Tsuyu frunció el ceño y puso una mano suave en el hombro de la morena, inusualmente rígida.

Los 40 dólares originales que trajo al festival estaban destinados a Deku, pero el chico de pelo verde ni siquiera se le vino a la mente durante toda la subasta. Incluso cuando estaba en la cita con Bakugou en el zoológico, no pensó ni una sola vez en su supuesto enamorado de toda la vida. ¿Significaba esto que lo había superado?

"Oh no. Bakugou la rompió".

Ugh. Todo esto era mucho más complicado de lo que debería haber sido. Tenía que ir a enfrentarse a Bakugou para aclarar las cosas antes de que fuera peor.

Ochako se levantó de su asiento, interrumpiendo a sus amigos con la seguridad de que volvería enseguida. Luego se paseó entre las filas de pupitres y pasó por delante de los curiosos para acercarse a su compañero rubio, siempre con el ceño fruncido, que estaba sentada al frente.

"Umm, ¿Bakugou?"

Apenas le dedicó una mirada antes de volver a dirigir su aburrida mirada a la pizarra del frente. "Pensé que te había dicho que dejaras de seguirme".

"¿Desde cuándo he...?" La voz de Ochako empezó a subir de tono y volumen antes de detenerse con un resoplido. Si se exaltaba demasiado, sólo parecería estar a la defensiva. "¿Puedo hablar contigo fuera, por favor?"

"Déjalo, cara redonda. Ya te he dado más de lo que vale tu dinero".

¿Qué? ¡Esto no era una especie de transacción! ¿Como si fuera una especie de prostituta romántica?

"Ok, estaba intentando evitar que decirlo delante de todos los demás, ¡pero estoy intentando decirte que no me gustas!" Ochako apretó los puños, molesta. Como si alguna vez fuera a caer por alguien como Bakugou, por muy enfadada que estuviera.

"Entiendo que tienes tus sentimientos heridos y toda esa mierda, pero tienes que aceptar las cosas y seguir adelante".

"¡Eso es rico viniendo de ti! Eres el campeón indiscutible de no rendirse nunca". Se sintió tan exasperada por la situación, que en realidad dio un pisotón y casi se pierde la mirada de Bakugou.