Sexual toys

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Miguel se dirigía hacia la universidad de su novio, iba lo suficientemente temprano como para ir a una sex shop y quitarse la curiosidad. La idea surgió cuando, camino a la Universidad de su novio, observó el local durante un semáforo rojo y ahí fue donde las ganas de conocer ese lugar sólo fueron incrementando con el paso de los días.

En cuanto se estacionó, bajó del auto y se adentró al establecimiento observando la cantidad de juguetes sexuales que había por todos los estantes del lugar.


– hola ¿puedo ayudarte en algo? – una chica llamó la atención de Miguel

– sí... bueno, es la primera vez que vengo a comprar algo en este tipo de tiendas y realmente buscaba algo para mi novio, algo básico – respondió rascándose la nuca en señal de nerviosismo

– ah claro, ven – la chica, con naturalidad, lo llevó a una sección de la tienda – estos son butt plugs – comenzó a hablar – se ponen dentro del ano y existen de muchas texturas, tamaños y funciones – le mostró la pared llena de los artefactos la cual miraba con total sorpresa y algo de confusión. Eran demasiadas cosas.

– bueno, soy principiante en esto ¿así que me podrías recomendar alguno? – la miró y la chica asintió amablemente llevándolo un poco más adelante para mostrarle otro paquete

– este es uno pequeño, aun así, causa una buena sensación – habló tomando uno color negro, pero Miguel no se veía muy convencido así que la chica decidió tomar uno de tamaño mediano – este es un poco más grande, es eléctrico por lo que vibra y tiene unos botones donde podrás subir o bajar la intensidad de la vibración, incluye un control remoto también. A tu novio le encantará, créeme. – sonrió amablemente esperando una respuesta

– me llevo este – Miguel sonrió mientras seguía a la chica a la caja para cobrarle.


El pelinegro salió con la bolsa donde el aparato iba y revisó la hora en su celular. Robby saldría en quince minutos así que arrancó el auto para ir en busca de su chico a la escuela. Guardó la bolsa en la parte trasera de su asiento y se dispuso a pasar por el castaño.

Una vez llegó, faltaban cinco minutos para que el menor terminara las clases así que salió del auto y se apoyó en él mientras veía su teléfono esperando a su pequeño.


– Miguel – el pelinegro levantó la mirada al escuchar la voz de Robby hablarle

– hola amor – ambos se saludaron con un pequeño beso y Miguel le abrió la puerta al castaño para que entrara en el auto. Se subió sonriéndole por el gesto y acomodó sus cosas mientras Miguel subía a su lado.


Miguel caminó alrededor del auto para subirse y antes de hacerlo notó que varias chicas y alguno que otro chico lo miraban deseosos. No era una noticia el que Miguel llamara la atención de muchos de los compañeros de Robby, pero él sólo tendría ojos para su niño.

Antes de arrancar, miró a Robby quien tenía su rostro tenso pues odiaba que todos miraran a su novio.

Miguel se acercó tomando el rostro del más chico y lo besó intensamente uniendo su lengua con el más bajo, luego se separaron con una sonrisa y Robby sacó la mano del auto para levantar el dedo de en medio hacia las chicas que miraban molestas a la pareja por no ser ellas las que estuvieran en el lugar de Robby. Miguel arrancó el auto camino hacia el departamento de ambos.

Al llegar, Robby subió primero pues moría de hambre mientras que Miguel tomó la bolsa de aquella tienda y subió rápidamente para entrar a la habitación, observo toda la habitación buscando un lugar donde guardar aquel objeto y decidió meterlo debajo de la cama rápidamente pues escuchó los pasos de Robby acercarse.


– ¿Quieres salir a comer o pedimos pizza? – habló Robby entrando a la habitación

– es viernes, pidamos pizza y quedémonos en casa a ver una película ¿qué dices? – propuso.

– me parece perfecto, llamaré a la pizzería – Robby salió del cuarto dejando a Miguel adentro pensando en cómo le mostraría aquel objeto a su chico sin que pensara algo malo.


Su vida sexual era bastante activa pero jamás llegaron a usar algún objeto externo a sus cuerpos para darse placer.


• • •


Robby entró a la habitación después de ver una película con Miguel quien se había ido hace una hora por cubrir dos horas a un compañero en la cafetería en la que trabajaba.

Abrió el cajón sacando una bolita de acrílico que dentro tenía las iniciales M y R, un regalo del pelinegro de hace un año pero que atesoraba mucho. Sin querer la bolita cayó de sus manos y fue debajo de la cama, el castaño alertado por el pequeño regalo se tiró al suelo para recogerlo, pero en su lugar sintió una bolsa de plástico así que la tomó y junto a ella salió la bolita. Dejó el regalo en el cajón nuevamente y abrió la bolsa encontrándose con el juguete que Miguel había comprado.

Toys (Robbiguel) [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora