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Edward estaba a punto de contestar pero pareció arrepentirse. Suspiro, cogió su ropa y volvió al baño. Segundos después salio y se recargo contra la pared, mirándome. 

-Anoche fui a dar un paseo, me entrometí en los asuntos de un grupo de chicos malos..y recibí una golpiza- se enocogio de hombros ante esto ultimo, restandole importancia. 

-Vale- dije no muy convencida de su relato. 

-¿No me crees?

-Creo lo de entrometido, porque lo eres, pero falta algo- señale. 

-Eso es todo- dijo- Creer o no depende de ti

Después de estar unos minutos en silencio sopesando lo que había dicho, hable. 

-Te creo

-¿En serio?- lucia desconcertado. Sonreí por ello-¿Por que?- pregunto. 

-Rara vez haces algo sin ningún motivo- dije- Debiste tener uno para meter la nariz donde no debes

-De hecho, si- Sonrió mientras acortaba la distancia- ¿Sabes que día es hoy?

Me pegue mentalmente. Mierda, es jueves. 

-Odio ir de compras- Bufe. 

Rio- Debes ser la única mujer en el planeta a la que no le gusta ir

-Y mas si es contigo- añadi. Edward acaricio mi mejilla, un gesto poco usual en el.

-Tienes que admitir que disfrutas de mi compañía- dijo seductoramente y sentí mis mejillas sonrojarse. 

-En otra vida quizas..- gire, largandome de alli. Ya no confiaba en mi autocontrol estando cerca de Edward. 

Me duelen los pies y lo único que quiero es echarme en mi cama para no salir de ahí jamas. Esta es la novena tienda a la que entramos (en las anteriores no había nada de mi gusto) y ya quiero prender fuego esos percheros llenos de ropa. 

-¿Que dices?- pregunto con un vestido escotado rojo. 

-Definitivamente no- dije con una mueca de desagrado.

-No entiendo que tienes con este tipo de vestidos- lo dejo en su lugar y busco otras opciones. 

-Me hacen ver como una prostituta- cogí una blusa roja y un jean negro ajustado- Iré al probador

Entré al probador y me cambié rápidamente. 

-¿Puedo ver?

-Nop
Me observé detenidamente en el espejo. Esto es mejor que un vestido, el jean se ajustaba bien a mis piernas al igual que la blusa a mi torso marcando mis pechos.

-Solo un segundo- pidio. 

-Nope- me cambié nuevamente y dejé el probador- ¿Vamos? Muero por dejar este lugar

Una vez lejos de Edward, guardé mi nueva ropa en el armario y revisé mi celular. Siete llamadas perdidas de Marius. Diablos, olvidé llamarlo. Siempre lo olvido cada vez que estoy con Edward.

-Hola 

-¡Ashley! ¿Estás bien?- su voz estaba teñida de preocupacion. 

-Si, estoy bien- silencio- Me quedé dormida y olvidé llamarte cuando desperté

-Ashley ¿Qué voy hacer contigo?

-No, yo ¿Qué voy hacer contigo?- hable, recordando lo que mi amiga me habia dicho. 

-No sé de qué hablas

-Marius me prometiste que no volverías a drogarte- le recordé.

-Escucha, este no es un tema para hablar por teléfono ¿vale? Te veo dentro de diez minutos- colgó.

Viviendo con el Enemigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora