—¿Shotaro?—Hablo el pelinegro en cuanto llegó a la azotea y vio que no había nadie allí.
—Detrás de ti, tonto.
Y una linda rosita acompañó eso.
—Dios, creí que no habías venido...—Hablo sonriendo SungChan y se volteó a verlo.
—No, solo que me demoré un poco en salir...
—¿Te castigaron?
—Un poco... es que me distraje en clases.
—¿Pensando en mi?
—¿Q-qué?, ¡N-no! ¿Por qué lo haría?...
—Por que soy guapo. —Y le guiño el ojo.
—Claro que no, mi vecino es más lindo.
—Uy, si.
Ambos soltaron unas risas y se miraron por unos segundos en silencio.
—SungChan...—Llamó el rubio y se puso a su lado. —Yo... ¿Te gustó?
Okey, SungChan no estaba seguro de eso, solo lo conocía unos días pero a la vez se sentía como si lo conociera de toda la vida, igual que le parecía una persona muy linda y que decir que amaba su sonrisa... pero ¿A él le gustaba Shotaro?...
—Sí, me gustas... suena raro... nos conocimos desde hace unos días...
Shotaro lo miro y lo abrazó.
—Gracias...
El pelinegro quedó desconcertado ante esa respuesta.
—¿Por qué?
—Por liberarme. SungChan, yo... tu a mi siempre me has gustado, pero nunca me acerqué por miedo ¿Sabes?—Unas pequeñas lágrimas comenzaron a bajar por la mejilla del chico. —Pero me hice una propuesta, al menos intentar conquistarte... justo ese día que me lo prometí pasó...—Comenzó a llorar con más fuerza y lo abrazó aún más. —E-ellos llegaron y... ahora soy un fantasma...
—¿A qué te refieres, Shotaro?
—No estoy vivo, ayer hallaron mi cuerpo...
SungChan se quedó en silencio y lo abrazó.
—Entonces yo... no te protegí...
Shotaro se separó un poco y lo miro.
—C-comienzo a desaparecer...—Hablo viendo como sus pies comenzaban a hacerse luz mientras desaparecían.
SungChan no dijo nada y solo se acercó a él y le dio un tierno beso, los labios de Shotaro eran algo helados pero suaves.
Entonces comenzó a desaparecer en medio del beso y pronto, ya no había nadie ahí.
—Prometo no olvidarte, Shotaro...
Y ahora él bajó de la azotea.
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Un año después.
SungChan estaba en un jardín, era todo calmado y tranquilo, caminaba en calma por alguna razón ya no sentía ningún dolor en su cuerpo, se sentía feliz.
El aire del lugar lo tranquilizaba y el sonido de los pajaritos lo ponían feliz, él por alguna razón estaba vestido de blanco.
No recordaba casi nada, no sabía cómo llegó a ese lugar pero le gustaba. Lo último que recuerda es un chillido y luego un fuerte golpe.
—¿SungChan-sshi?
Una voz lo llamó a sus espaldas y este se volteó.
—¿S-Shotaro?
El rubio soltó una risa.
—No sabes cuanto espere este momento.
Y ambos se abrazaron con una gran felicidad. Shotaro también estaba vestido de blanco lo que le extraño.
—¿Donde estoy?
—... En el cielo, donde viven los ángeles...
—¿Morí?—Shotaro asintió.
—Fue en un accidente automovilístico... la culpa es del camionero...
Ambos soltaron una risa.
—¿Crees que me salvarán?
—Ya caminaste hacia la luz, no creo... ¿Por lo hiciste? tenias mucho por delante...
—Pensé que tal vez... podría encontrarte...
Shotaro se aferró más al abrazo.
—No tenías que haber echo eso... tonto.
SungChan sonrió.
—Pero... yo te quería encontrar...
Ambos se separaron para mirarse a los ojos y sonreír. De apoco se fueron acercando y un beso acabó ahí.
Si no pudimos estar juntos en una vida será en otra...
