Único capitulo

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Sus gemidos retumbaban en mi oído, su barba renaciente acariciaba mi mejilla provocando un cosquilleo. Mientras sus embestidas aumentaban en mi interior, mi espalda golpeaba la fría pared, todo parecía irreal. ¿Cómo es que llegamos a esto? Jamás me hubiera imaginado vivir esta experiencia, menos con él.

¿Cómo empezó? Pues cada día volvía a la misma hora para entrenar a un gimnasio conocido de la ciudad. El entrenador es un chico de sonrisa tierna y tímida. Desde el primer momento en que lo vi, me sentí atraído, aunque me he dado cuenta que no llamaba su atención de ninguna manera, solo era uno más de sus alumnos. Pero su personalidad me hacía desearlo y a la vez me enternecía haciendo que me sintiera el chico más depravado del mundo.

Cada día, sus lecciones eran más rigurosas, cosa que no me molestaba en lo absoluto, ya que los resultados comenzaban a notarse a la vista. Sus gritos para que cambiáramos de ejercicios con los demás, no solo hacía que me exaltara y realizara los cambios, aunque intentaba mantener la mente coherente también lograba excitarme sin que se diera cuenta. Luchar entre la cordura y la fantasía cada día se volvía un reto, y más cuando su sonrisa era constante.

Mientras más volvía a los entrenamientos, más lograba acercarme a él, hasta que nos hicimos cercanos pero no lo suficiente como desearía. Su sonrisa hacía que perdiera el hilo de la conversación en ocasiones, pero parecía no notar lo que causaba en mi.

¿Qué pudo haber sucedido para que las cosas  cambiarán? no lo sé. Ni siquiera sospechaba que algo sucedía, como siempre la tensión solo era mío hacia él. Luego de un arduo ejercicio, mi cuerpo sentía sudoroso y acalorado.

Con una leve despedida de los demás me dirijo a los vestidores a darme una ducha. Lo bueno de venir a este horario es que ya casi nadie se encontraba en el establecimiento haciendo que disfrutara mejor de una ducha refrescante.

Con un suspiro profundo siento relajado mi cuerpo y listo para vestir mi ropa e irme del lugar. Ciñendo una toalla en mi cintura, me dispongo a salir de la ducha para ir mi casillero.

Solo he dado tres pasos fuera y mi cuerpo queda tieso mientras mi corazón bombeaba como si de una locomotora se tratase. Verlo frente a mis ojos, esto debía ser un producto de mi imaginación, es claro que debería de serlo. No dice nada, sus ojos se mantienen quietos sin siquiera hacer un titubeo. Por mi mente pasaban muchas ideas de cómo reaccionar. Si actuaba como si nada, no me haría quedar como necesitado, tal vez como trabaja aquí estaba acostumbrado a ver a las personas hacer sus cambios de ropa, no debía de emocionarme. Otra opción y la que era bastante tentadora era provocarlo, pero si no reaccionaba en la manera que pensaba lo más probable es que me prohibieran el ingreso por acoso y exhibición pública.

Los segundos se hacían eternos, él seguía sin decir una palabra, mis nervios se apoderaron de mis rodillas haciéndolas temblar de inmediato. Su mirada seguía fija en mí, como si no tuviera nada que lo alterara.

Tragando duro decido realizar mi movimiento, mientras lo hacía ya me imaginaba las consecuencias, pero mi deseo se hizo más grande así que tomando del borde de la tela libero el nudo que había hecho para que esta cayera dejándome totalmente expuesto a su vista.

Sus ojos siguieron la tela mientras iba cayendo. Que al momento, me sentí arrepentido de lo que estaba provocando, que pasa si en verdad se molesta con lo que estoy haciendo, pero es tarde para arrepentimientos.

Mientras su mirada subía de nuevo, como escudriñara cada parte de mi cuerpo, poco a poco hasta volver a mis ojos, sentía que estaba por volverme loco, esperando una reacción de su parte, hasta que sus pies comenzaron a andar en dirección a mi. Sus fuertes manos tomaron mi rostro mientras sus labios se apoderaron de los míos, un gruñido producido en su garganta logra que toda mi piel se erizara. Mis ojos seguían abiertos ante tal impresión, mi corazón latía en mi boca mientras su lengua entraba en ella, los jadeos no se hicieron esperar, mientras mi pene reaccionaba a su toque y respiración agitada.

Gritos de entrenadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora