Quítate Ese Pijama Bonus Extra

884 56 13
                                    

Hola de nuevo! He regresado con una pequeña sorpresa para esta historia. Recuerdo que hace dos años, cuando la publique muchos pidieron que la continuará pero en ese momento quería que la historia fuera de un solo capitulo. Pero últimamente, he leído mis historias y me doy cuenta que a esta en especial le faltaba algo, así que decidí escribir ✍🏼 un bonus extra 🥳 Este capítulo va dedicado a todas las personas que leen mis historias y que siempre me dicen que les gusta. Gracias ❤️
***************

No sintieron el camino desde la cocina hasta su habitación, la necesidad de sentirse era demasiado y la temperatura estaba a todo dar, no solo la del ambiente, pero la que desprendía de sus cuerpos también. No entendieron como habían aguantado las ganas de besarse en el pasillo de vuelta a su cuarto, probablemente pensaron que Tokio y Nairobi aun estaban observándoles. Ambos iban tomados de la mano, Sergio parecía volar y se llevaba consigo a Raquel, quien a su vez volvía a verlo solo para confirmar que el deseo aun desprendía de sus ojos.

Sergio abrió la puerta y entró, halando a Raquel con él, una vez ella estaba dentro pegada a su cuerpo, cerró la puerta y caminó junto con ella hasta aprisionarla contra la pared.

-No sabes las ganas que tenia de besarte desde que salimos de la cocina -Sergio hablaba a la vez que tomaba el rostro de Raquel entre sus manos y comenzaba a besarla.

-Yo desde mucho antes -respondió Raquel entre gemidos - desde que... -sintió las manos de Sergio desatando los nudos de la bata que llevaba puesta, podía sentir la urgencia de él por terminar aquella delgada línea que lo separaba de tener la piel de Raquel en contacto con la suya -Ser...Sergio - Raquel respiraba con dificultad - mas... más despacio - suspiró cuando sintió las manos frías de Sergio en su cintura.

-Entonces no te hubieras quitado la ropa -objetó Sergio -besando su cuello y comenzando a recorrer su cuerpo, dejando besos desde su pecho hasta su cintura y cadera.

Volvió a subir dejando besos de regreso a su cuello, una vez llegó a su boca, la besó con desesperación y deseo. Ya no importaba el calor que había sentido antes, el calor que sentía en ese momento era su cuerpo reclamando contacto y unión con el de ella. Sus lenguas luchaban, sus bocas mordían delicadamente el labio del otro. Con sus manos, Sergio logró deshacerse de la bata que llevaba Raquel, dejándola completamente expuesta a él.

Detuvo el beso abruptamente, Raquel se sorprendió, lo vio alejarse y mirarla con apetito, con sensualidad y sobre todo con amor. Sergio no se movía, pasaron al menos cinco segundos cuando Raquel tuvo un momento de incomodidad, fue algo espontaneo y llevo sus manos para cubrir sus pechos y la parte baja de su cuerpo. Sentía algo que nunca había sentido con nadie, y con Sergio menos, luego de más de dos años viviendo juntos parecía que la timidez afloraba en ella por primera vez.

-No, ¿Qué haces? - exclamó Sergio acercándose a ella moviendo sus manos y dejando su cuerpo al descubierto de nuevo solo para volver a admirarla -eres hermosa, cariño, no tienes de que avergonzarte.

Raquel sintió de nuevo esa confianza que solo él le daba y la timidez que sintió por unos segundos, desapareció al sentir las manos de él acercándose a su sexo. Tembló al momento que Sergio comenzó a estimularla, tomo su cara entre sus manos y comenzó a besarlo. Entre más rápido era el movimiento de sus caricias, mas fuerte eran los besos que ella le daba. Quería gritar y pero sabía que no debía o despertaría a todos en el monasterio con el sonido de sus gemidos, por eso no dejaba de besarlo.

Bajó sus manos cuando sintió que Sergio introdujo dos dedos en su interior y por instinto y sin querer mordió el labio de Sergio provocando que un poco de sangre brotara del diminuto corte que le había producido en el labio inferior, a pesar de eso, no dejo de besarlo. Sergio sintió su labio arder, pero no detuvo su tortura y prosiguió a introducir un dedo mas y a acelerar sus movimientos.

-No acabes aun - susurró de manera sexi en su oído -espera por mí.

-Entonces deja de torturarme -gimió Raquel aferrándose más a él para así evitar caerse.

-Jamás -aceleró aun mas sus movimientos. Conocía tan bien a Raquel que sabia cuando detenerse para que ella no acabara, así que por el momento eso no iba a pasar. Raquel pasó su mano por el cabello de Sergio, muy consciente de la cantidad de tiempo inaceptable que sus labios permanecieron juntos. Sergio sintió que Raquel estaba en su punto máximo para alcanzar el orgasmo, así que decidió parar, inmediatamente sintió la mirada de ella sobre él.

Serás mi muerte Raquel - exhaló Sergio -pero te dije que no quería que acabaras. La movió rápidamente lejos de la puerta y camino con ella dejándola caer en la cama. Raquel se acomodo viendo como Sergio se quitaba su pijama y su ropa interior volviéndose a posicionar encima de ella de nuevo.

Raquel mordió su labio al sentir lo que estaba por venir. Al ver esa acción, Sergio se detuvo y acaricio su labio con su dedo sintiendo la pequeña cortada que Raquel le había hecho.

-Bueno, solo quiero asegurarme de que todos sean conscientes de que eres mío -admitió Raquel con una sonrisa en su rostro.

-Todo tuyo, pero de seguro mañana tendré un par de miradas inquietas en la clase de parte de la banda.

Se besaron con cierta pasión, cuidando de no dejar mas marcas en el cuerpo del otro, Raquel suspiró por las caricias perfectas que Sergio le estaba dando, su pecho se expandió repentinamente, dejando salir un aliento agudo, asegurándole que estaba disfrutando de ese momento. Sus labios se reconectaron instantáneamente con los de ella, su respiración se volvió más pesada con cada beso. Las uñas de Raquel subían por la espalda de Sergio. Raquel dejó escapar suaves gemidos, dejando que sus ojos se cerraran mientras disfrutaba de la atención, -Sin marcas, recuerda - fue lo último que murmuró antes de sentir otra sensación más poderosa.

Sus caderas estaban empujando contra su sexo, queriendo que la fricción de su miembro con su sexo produjera en ella más gemidos. En momentos los labios de Sergio se movieron hacia su clavícula, arrastrando algunos besos y luego moviéndose hacia abajo. Otro puñado de gemidos escapó de sus labios mientras él besaba sus senos, besando sus pezones alegres y sensibles, haciendo que su espalda se levantara de la cama en reacción.

-Te deseo - murmuró en voz baja cuando finalmente abrió los ojos para captar la vista de Sergio -por favor, te deseo tanto en este momento.

Con esa frase Sergio se acercó para colocar otro beso en sus labios y luego se sentó entre sus piernas. Tomando el control, Sergio enganchó sus brazos detrás de sus rodillas, acercándola y luego dejando que su mano se deslizara hacia afuera para guiarse hacia su sexo. Ambos dejaron escapar un sonido de alivio cuando finalmente la temperatura en sus cuerpos se convertía en una sola, algo que habían anhelado tanto desde el momento que salieron de la cocina. Las caderas de Sergio comenzaron a moverse delicadamente dentro de ella, mientras sus dedos presionaban la piel de Raquel sosteniendo sus muslos firmemente con cada empuje.

Mientras tanto, la vista que Sergio tenía de Raquel se convirtió en el combustible para aumentar la velocidad de su movimiento. La mandíbula de Raquel estaba lo suficientemente abierta como para que sus labios se separaran y dejaran escapar gemidos llenos de placer. Con sus manos ya no capaces de aferrarse a la espalda de Sergio, se aferró a las sábanas con fuerza. Cuando finalmente Sergio tocó el lugar correcto, sus dientes se anclaron en su labio inferior, causando que todos los gemidos se suprimieran.

-Sergio - gritó Raquel al mismo tiempo que su respiración se volvía aún más agitada. Sus mejillas comenzaron a volverse de un tono rojo, tanto por el calor como por el mejor sexo de su vida que estaba teniendo con Sergio. Su cuerpo se retorció, acercándose a alcanzar el clímax. Sus labios se separaron, formando una O cuando el placer comenzó a empujarla por la borda.

Cuando Sergio sintió que estaba por alcanzar el mejor orgasmo de su vida, movió sus caderas dando los últimos empujones y después alcanzar el orgasmo juntos. La habitación estaba llena de jadeos y nada más. Sergio cuidadosamente salió de ella, acomodándose a su lado, agarró el borde de las sábanas para cubrirse ambos.

- ¿Qué haces? -preguntó Raquel -yo no quiero taparme, el calor del ambiente no ha desaparecido aun cariño.

- Y ¿quieres que durmamos -Sergio tragó saliva antes de proseguir -desnudos y descubiertos?

-Si, si no te molesta.

-Pues, yo nunca lo he hecho -me siento incomodo Raquel -que tal si alguien entra y nos encuentra así.

-Sergio, nadie va a entrar, si no te diste cuenta son casi las cuatro de la madrugada. Supongo que todos están dormidos ya -dijo Raquel acomodándose para dormir y arrastrando la mano de Sergio pasándola por su cintura y sintiendo la cercanía de él.

-Bueno, supongo que no tiene nada de malo, es raro, pero creo que la ocasión lo amerita -Sergio se acomodó al lado de Raquel dejando a un lado su cobardía y disfrutando del momento.

-Te amo -fue lo ultimo que escucho de la boca de Raquel y eso lo hizo sentir mas seguro. Estaba con la mujer correcta en el momento adecuado y no dejaría que nada le impidiera sentir el calor de su cuerpo, ni si quiera el calor que aun permanecía en ese pequeño nido de amor y afuera también.

**********
De verdad espero la hayan disfrutado. Déjenme un comentario para saber que les pareció. Mi otra historia "Fiesta, Enojos y una merluza" trataré de actualizarla esta semana que viene. Así que pendientes 🤗😘

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 27, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Quítate ese pijama
 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora