Regulus y Remus

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- Sirius necesito hablar contigo porque necesito de tu ayuda.

Ambos estaban en un pasillo de Hogwarts, Sirius con un gran pergamino que escondió rápido de la vista del menor en su túnica, luego de esconderlo le sonrió grande y travieso.

- Oh, que sorpresa creí que ya no me necesitabas para nada, que quiere el pequeño Reggie?

Regulus respiró hondo. Siempre que hablaba con Sirius tenía que armarse de una paciencia olímpica.

- Necesito que me ayudes a confesarme a alguien.

Sirius abrió los ojos asombrado por tal confesión, Regulus enamorado de alguien? Era todo un acontecimiento.

- Te gusta alguien? Es eso posible? - preguntó atónito-.

- Sirius...

- Digo que esa persona ha de ser increíble para que haya llegado a tu corazón, no?

- Sirius, me gusta Remus - soltó antes de que su hermano volviera hablar-.

Regulus vió como su rostro se descompuso de una gran sonrisa a un rostro inexpresivo, como el que usaba en casa, sus ojos se opacaron.

- Remus?... Mi Remus? - preguntó desconcertado

- Tu Remus? - preguntó Regulus confundido y alzando su ceja muy elegante-. Están juntos acaso?

Al hacer la pregunta usó un tono despectivo, sabía muy bien que esos dos no estaban juntos y muy lejos de estarlo.

Sirius abrió la boca y la cerró varias veces antes de negar con la cabeza, Regulus bufó.

- Entonces no es tu Remus, quiero que sea mío y quiero que me ayudes a lograrlo, es tu mejor amigo así que lo conoces mejor.

Sirius lo miraba atónito aún sin creer las palabras de su hermano, frunció el ceño y luego sonrió incrédulo.

- Es una broma Reggie? Me estás regresando una broma al fin?

Regulus muy serio, con el rostro que todos le conocían, negó.

- Por qué jugaría con esto? Desde cuándo juego contigo? - eso le borró la sonrisa a Sirius-.

- Si recuerdas que Remus es mestizo? Y Gryffindor? - sus ojos ya no brillaban con su habitual felicidad, ahora brillaban gélidos, rabiosos-.

- Eso que tiene que ver? Creí que entre todos tu serías quien me apoyaría no? Tu eres quien puede entenderme.

- Y que dirá tu madre sobre esto? - preguntó con un tono molesto  que hizo sonreír a Regulus internamente-.

- Madre no tiene por qué enterarse.

Sirius apretó su mandíbula.

- Una relación con Remus no es para esconderla Regulus, si no te gusta de esa manera mejor te alejas - espetó con brusquedad, jamás le había hablado así por lo menos no en serio-.

Sirius se levantó y se alejó dando fuertes pasos, totalmente enojado, Regulus suspiró y sonrió, ya la primera fase de su plan estaba en marcha y a un buen ritmo.

Regulus Black ya estaba cansado de las largas historias de su hermano mayor cuyo protagonista era, siempre, Remus Lupin, el chico podía pasar horas y horas hablando del castaño y Regulus tenía la desgracia de ser el quién tenía que escucharlo, le tomó un tiempo darse cuenta que Sirius estaba enamorado de su amigo y al darse cuenta de que su hermano o no sabía o simplemente no se decidía a hacer algo, decidió que él como el hermano mayor, mentalmente, tenía que ayudar a su pequeño y tonto hermano.

Así que se le había ocurrido esa brillante idea, no podía encontrar a alguien que gustara de Remus y si lo encontraba podía quitarle la oportunidad a su hermano en cambio el, obviamente no gustaba de él y era suficiente incentivo para que su hermano hiciera algo.

Dos días después de su encuentro, Sirius no lo veía y en caso de hacerlo ya no le sonreía o molestaba con amorosos apodos, eso significaba solo una cosa, estaba enojado la próxima parada en su plan eran los celos.

Ante la mirada de todo el comedor, Regulus se dirigió con paso seguro a la mesa de los leones, dónde uno en especial lo miraba con fiereza, Regulus tuvo que en serio aguantarse las ganas de reír.

Se detuvo justo frente a Remus, quién muy concentrado en su libro no se había percatado de su presencia, al contrario de todo el comedor que parecía estar esperando su siguiente paso. Carraspeó un poco para llamar su atención, el castaño levantó la mirada y algo sorprendido le miró, luego a Sirius quién miraba a Regulus como a una presa.

- Remus, quisiera invitarte a una cita - con una floritura de la varita hizo aparecer un ramo de flores, Remus estaba sorprendido pero cauteloso-.

Jamás había hablado con Regulus más que los habituales saludos cuando se cruzaban por los pasillos o cuando Sirius lo arrastraba con él. Se inclinó un poco hacia adelante y Regulus hizo lo mismo para estar más cerca.

- Es esto una broma? - preguntó con una ceja alzada-.

Regulus usó su sonrisa más encantadora y negó.

- Por supuesto que no, no he podido evitar notarte y me temo que me gustas, no he podido dejar de pensar en ti y te estaría agradecido si me dieras una oportunidad.

Regulus a esa altura quería matarse, pero si podía ver de nuevo esa reacción tan graciosa en el rostro de su hermano era que entonces valía la pena.

Remus parpadeó confundido y tomó las flores que le tendía, más por educación que por otra cosa, pero aún así Sirius lo fulminó con la mirada, Remus lo miró y se encogió de hombros.

- Son bonitas - respondió simplemente y Regulus sonrió-.

- Bien creo que no sería apropiado que respondas ahora, todo esto ha de ser imprevisto, pero esperaré tu respuesta - le guiñó el ojo, nada propio de él y se alejó de nuevo hasta su mesa donde las otras serpientes no lo miraron mal solo por el respeto, y miedo, que le tenían-.

Sirius lo acorraló horas después de eso.

- Pero qué mierdas estás haciendo Regulus?

- Ya no soy Reggie? Me enamoro y ya no soy tu hermano pequeño? - molestó con una sonrisa traviesa-.

Sirius bufó.

- Ya déjate de tonterías, si estás jugando con sus sentimientos...

- No estoy jugando con los sentimientos de nadie Sirius, me gusta Remus y voy hacer lo que sea para estar con él y ya que decidiste no ayudarme lo haré yo solo.

Se quitó al pelinegro de encima y continuó con su camino a la sala común, dejando a un Sirius enojado en mitad del pasillo.