Presentando a Yelena

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Semanas después de la misión en la que su esposa la había rescatado Kate intentó por todos los medios convencer a Yelena para que se reuniera con su equipo sin éxito, y es que después de la primera gran impresión que les brindó a sus compañeros, no habían dejado de presionar a la arquera para que trajera a su esposa a una noche de unión. La rusa se negó tres veces antes de excusarse con trabajos fuera del país.

Era demasiado conveniente como para no ser sospechoso.

No puedo dejar esta misión, es un favor especial para un conocido.

Es necesario que me vaya hoy mismo, es una urgencia.

Van a pagarme el triple, ¡imagínate unas vacaciones en donde tú quieras!

Y acto seguido se llevaba una maleta que siempre tenía lista para emergencias. Pero Kate no se quedaría de brazos cruzados.

Así que comenzó a planear la manera de atrapar sin remedio a su esposa. Hizo un plano enorme con pasos detallados en su sala para evitar que su esposa se saliera con la suya. Horas y horas de planeación.

Resultó que era más difícil de lo que esperaba.

La primera noche organizó una noche de unión en su hogar, se suponía que Yelena llegaba esa misma noche, habían hablado durante horas, estratégicamente la había engatusado con la culpa de dejarla repetidas ocasiones, así que pensaban ir a cenar en cuanto ella estuviera en el país. Kate organizó su sala de estar para que su equipo estuviera cómodo, llenó su refrigerador con bebidas y compró diez kilos de frituras variadas. Estaba más que lista para esa noche.

Excepto que en punto de las 8 de la noche su teléfono sonó. Yelena.

"Kate, no voy a poder llegar a tiempo" fue lo primero que la rusa dijo, por el tono serio y rápido que utilizó Kate sabía que su llamada no duraría lo suficiente para saber el motivo.

"¿Estás bien?" preguntó decepcionada y algo preocupada.

"Sí, tengo que irme, te mantengo actualizada" inmediatamente cortó la llamada, sin despedidas, sin palabras dulces. Eso la preocupó un poco más, pero su esposa era una mujer de muchos talentos y si ella hubiera necesitado ayuda se la habría pedido. O quizás no.

Con eso en mente recibió a su equipo, Kate anunció que Yelena no estaría presente, su trabajo la había detenido fuera del país. Hubo muchos murmullos comprensivos y ojos decepcionados, pero todos ellos sabían que sus trabajos no eran comunes, muchas cosas salían mal y no había un tiempo específico para cada misión.

La noche transcurrió sin problemas, los chicos se despidieron y ella comenzó a limpiar.

Antes de acostarse escuchó el inconfundible sonido de una ventana abriéndose, sin pensarlo dos veces tomó el arco que se encontraba literalmente en cada esquina del cuarto, de todos los cuartos del apartamento. Había sido motivo de burla por parte de su esposa.

Un arma es lo que necesitas.

La burla silenciosa en sus palabras, pero Kate amaba demasiado sus arcos, no estaba dispuesta a perder la discusión de que su arco era menos efectivo que los preciados cuchillos o pistolas de su esposa, compró un arco para cada cuarto y tenía flechas repartidas en lugares estratégicos por si llegaban a ocuparse.

"¡Kate, estoy en casa!" la ronca voz que tanto adoraba se filtró hasta sus oídos, de inmediato Kate soltó el arco y corrió al encuentro de su esposa.

"Tenemos una puerta, ¿lo sabes? no es necesario que entres siempre por la ventana" comenzó a burlarse.

Un par de hermosos ojos verdes la recibieron, al igual que un labio partido y dos moretones prominentes que desfiguraban el atractivo rostro de la rusa.

Una arquera en problemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora