Mi matrimonio con un Alfa mudo

🌼Capítulo 7

Después de ese día, Xiang y Suho no se encontraron ni una sola vez.  Xiang estaba absorto en su trabajo y Suho en el suyo.  Ni llamaron ni se reunieron.  Xiang solo asistió a una cena solicitada por sus suegros.  Todos estaban presentes excepto Suho.  En lugar de estar triste, Xiang estaba bastante feliz de que no apareciera porque no sabía cómo enfrentarlo y estaba bastante tranquilo. 

El mundo exterior los vio como una pareja hecha en el cielo.  Pero solo Xiang y Suho sabían lo que eran honestamente.  La boda estaba programada para ser en dos meses.  Pero esos dos meses pasaron en un abrir y cerrar de ojos.  Xiang se sentía bastante arrepentido por hacer esto.  No podía imaginar las caras de sus padres cuando se enteraran de la verdad.  Desde el primer día que ingresó a la familia Shi hasta ahora, trabajó duro hasta el punto de no dejar que sus padres fruncieran el ceño.  Pero sabía que todo su arduo trabajo sería en vano solo por esta boda.  El día de la boda finalmente había llegado.  Xiang siempre creyó que todo saldría bien cuando poco a poco se acostumbrara.  Pero ese no fue el caso en esta situación.

Aunque eran conocidos en todo Japón, ambas familias decidieron mantener el matrimonio en privado.  Cada familia había anunciado individualmente al público que su hijo se iba a casar, pero no anunciaron cuándo ni con quién se casarían. 

El único que lo sabe es el hermano de Xiang.  Pero, había sido atendido por conexiones.  La boda se llevó a cabo en una iglesia modesta pero magnífica, cuya ubicación solo era conocida por unas pocas élites en el país.  Decorado con rosas, cintas y lazos, el salón se llenó de gente sonriente y de niños corriendo alrededor de los pilares en círculos: era más de lo que uno podría pedir.  Xiang se estaba preparando para la boda.  Era la primera vez que Xiang le pedía algo a su madre personalmente. Quería que su madre lo vistiera. 

Su madre le pasó suavemente los dedos por el cabello, lo alisó y entrelazó pequeñas flores color pastel y piedras preciosas en él, haciendo que su cabello pareciera una obra de arte.  Xiang usó una camisa blanca satinada, combinada con pantalones negros mate.  Era hermoso como un diamante.  Su madre no podía quitarle los ojos de encima.  Luego se quitó un colgante que llevaba puesto y lo puso alrededor de Xiang. 

"Madre, ¿qué es?"

"Xiang, este es tu regalo de bodas de mi parte. Sabes, cuando me casé, mi madre me lo pasó. Me pidió que se lo pasara a mi futuro hijo como ella. No puedo creer que el día  finalmente ha llegado. Recuerda siempre usarlo. Madre siempre estará contigo, Xi. Todo estará bien". 

Su madre lo abrazó con fuerza y ​​lloró en su hombro sin dejar escapar un sonido mientras le palmeaba la espalda.  A Xiang le pareció que su madre lo vio.  Xiang enterró su cabeza en los hombros de su madre y comenzó a llorar. 

"Haré lo mejor que pueda, mamá; haré lo mejor que pueda".

***

Suho al mismo tiempo estaba en su habitación preparándose.  No había nadie allí, excepto él.  Suho todavía no usaba su chaqueta.  Estaba tranquilo con la camisa por fuera.  Pero su corazón latía tan rápido que sentía tanto como si fuera a salirse.  Miró por la ventana que daba al pórtico, metió las manos en el bolsillo y respiró hondo. 

Sabía que era inútil, pero lo hizo.  De repente llamaron a la puerta y entró su madre. Sin decir una palabra, lo abrazó y lo besó en las mejillas.  Suho la miró. 

"Suho, hasta ahora solo nos pertenecías a nosotros. Pero a partir de ahora, le darás tu corazón a otra persona y serás de el por el resto de tu vida. Ustedes dos pueden decidir qué hacer en el futuro.  No lo juzgaremos. Pero, por favor, no olvides ser feliz".

Suho enterró su cabeza profundamente en los hombros de su madre y la dejó allí por un rato.  Pero no lloró.  En cambio, trató de actuar como el niño mimado e inocente que una vez fue en el pasado, lo que hizo reír a su madre.  Ella fue y agarró su chaqueta y ayudó a Suho a ponérsela.  En ese momento, entró el padre de Suho. Se paró frente a él y, en un segundo, lo agarró, lo abrazó con fuerza y ​​lloró, lo que nunca hizo.