Extra: five.

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LEA.

BAHIYYIH.

ALGUIEN, AYUDA.

–Ya estás grandecita para el lloriqueo sumamente innecesario –El mayor se cruzó de brazos para mover un poco su cabeza para acomodar su cabellera rubia que le obstruía la vista.

Mis llantos se escucharon más fuertes, sentada en el suelo con un cadaver entre mis brazos. Sí, el cadaver de mi peluche.

–But- Daddy~ pero- papi~ –Hable con tono de niña o más bien con voz de caricatura haciendo un puchero muy notable dejando caer más lágrimas de forma callada.

–Hee, estamos en vivo ¿Podrías dejar el drama o ir a llorar por lo menos contra la almohada? –El mayor sonó irritado y algo enfadado por mi comportamiento tan infantil.

Negué con la cabeza haciéndole ojos de perrito para que tuviera compasión de mi pero no lo tuvo, alzó una ceja y sin decir nada se devolvió a su silla de oficina del estudio. Miré el peluche y me levanté recogiendo el relleno que se había regado, me despedí de moa y salí de allí después de darle un beso en la cabeza a YeonJun quién me susurró un «Luego voy» no asentí frente de cámara pero antes de salir lo hice, fuera del frame.

Resulta ser que cargaba a Binnie entre brazos, un peluche especial para mi el cual tuve desde los catorce años de edad, era un conejo blanco y una de sus orejas estaba caída porque al año de tenerlo jugando con sus orejitas le zafé el alambre que la sostenía. Cuando entre al estudio cerré la puerta y sin darme cuenta le pise la pata al peluche haciendo que voltearme tan repentinamente y brusco para una "entrada triunfal" pero terminó en caos porque el peluche se había roto dando una "entrada catastrófica" ya que el sonido de la tela romperse llamó la atención del mayor porque pensó que había sido mi ropa o estúpidamente mi cabello. Me quería ver desnuda o calva, una de dos.

Saqué mi celular de mi bolsillo trasero y con la vista borrosa videollamé a Bahiyyih para limpiarme algunas lágrimas comenzando a caminar pesadamente a mi habitación compartida. A la primera la chica no contestó así que abrí la puerta de mi habitación y volví a llamar a la rubia, me encontré a Soobin acostado en la cama con el teléfono parado en su pecho mientras escriba con una mano y la otra la usaba de almohada como costumbre ya que tenía una debajo.

La chica me contestó y exclamó enseguida llevándose una sorpresa no solo ella, sino también Soobin y las seguras chicas que estaban al rededor de ella.

–¡Oh por Dios, Ji-Hee! ¿Qué te sucedió? –Bahiyyih pareció sentarse apoyando su espalda de la silla donde estaba observando como su cabello se movía y murmullos se escuchaban al fondo junto a mi nombre.

–Y-yo... He roto a Binnie –Mis sollozos se escucharon otras vez desplomándome en el piso cayendo de rodillas soltando todo lo que traía encima menos el teléfono que lo tenia frente de mi cara.

A veces era dramática.

–No me digas que es el peluche que te regaló Kai –Dijo con preocupación y un spray se escuchó callando al momento las voces al fondo.

–Es el único Binnie que tengo, Yiyi –Sorbí mi nariz y puse mi antebrazo encima de mis ojos con esperanzas de secar las lágrimas.

–Ay Hee~ Hueningkai lo entenderá...

–Soobin ¿Podrías dejarme sola?

Cuando levanté la cara para verlo esperaba mirarlo en la cama acostado mientras el me miraba con preocupación, no esperaba verlo recogiendo los restos del peluche mientras se levantaba.

–Claro, desahógate todo lo que sea necesario –El del cabellos negros con los retos del peluche entre sus brazos se terminó de levantar y se dirigió hasta la puerta.

Si estuvieras en TXT ✓®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora