Extra: one.

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Allí estaba, tirada en la cama boca arriba mirando el techo pensando en lo que alguna vez logré, pero como todo, acabo su tiempo después de unos largos y alegres 10 años.

A mis veintecienco años, tenía casa lujosa gracias a el dinero que nos ganamos al retirarnos, sin hijos aún y un esposo que estaba en la cocina haciéndome de comer porque lo obligué accediendo por mis obvias razones.

Mi vida actual era... La difrutaba mucho y no me quejaba para nada, pero mi esposo ya con treinta y un año que se creía que aún tenía su edad de adolescencia para andar de fiestero o incluso, llevar una vida sexual tan activa.

Se veía muy joven aún, nos veíamos muy jóvenes aún, y para lo tierno que es conmigo realmente parece un niño pequeño aunque el diga que es muy muy muy hombre. Jajaja, puros disparates. Con solo una oración ya hacia que me rogará a mis pies.

–Amor~ Te traje el desayuno –La puerta de la habitación fue cerrada haciendo que mi vista se clave en quién entró.

–Gracias!! ¿Me ayudas a sentarme? –No me caí de las escaleras, tranquilos jeje~

El pelinaranja dejo la bandeja de comida en una esquina de la cama y me ayudó a sentarme arrescotada de la cabecera de cama, el contrario tomó nuevamente la bandeja y saco la patas que traía por debajo para a si colocarlo en mi regazo sin dejar que caiga en este por el soporte que traía.

–¿Es comestible? –Pregunté un tanto preocupada al ver la hermosa comida que traía una rosa a un lado con una notita que decía un simple "Lo siento :("

–Sigué así y verás que te dejo sin caminar un tiempo más –Se sentó frente de mi dejando una pierna fuera de la cama.

–Uy si, que miedo Choi –El mencionado rodeo los ojos y se acostó a un lado de mi acariciando mi pierna con delicadeza.

–¿Te doli...

–Al principio sí! Pero después no, ahora no me deja ni caminar bien.

Metí un bocado a mi boca de los waffles colocando los ojos en blanco por lo sabroso que habían quedado ¿De verdad los hizo el?

–¿Quien te ayudo?

–La señora Hwang, esa señora me recuerda a mi madre –Echo risitas suaves las cuales no entendí si eran nostálgicas o normales.

–¿Aún te duele? Han pasado dos años, darling~ –Dirigí mi mano a su cabeza acariciando sintiendo como se aferraba como un gato a mis movimientos.

–No, eso ya pasó. No debemos mantener el sentimiento porque no descansan cómo deben, te atas a ellos y no los dejas ir ni te permites avanzar –Quite mi mano espontáneamente al escucharlo regresando a comer nuevamente sin decir ni una palabra.

Llene mi boca con la comida inflando mis mejillas por ello, cerré los ojos y después de masticar traté de tragar todo con dificultad.

–¿Qué pasa? Tu aún no te desprendes de tu padre? –Negué con la cabeza para luego asentir confundida –Hoy vienen los chicos, intentaré arreglar las cosas con Taehyun...

Al escuchar lo último me ahogué con lo último que me faltaba por tragar haciendo que tome jugo de naranja al instante ayudándome a pasar eso.

–¡¿Aún no lo haces?! Trescientos dólares! Cuando nos casamos! ¿Cuánto te cuesta admitir que los perdiste?

Hace... Siete meses nos casamos, esa misma noche estaban haciendo apuestas y YeonJun se excedió apostando trescientos dólares en quién agarraba el ramo de flores, tonto... Además no quiere disculpar a Taehyun porque hizo trampa, según las palabras de Choi.

Si estuvieras en TXT ✓®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora