Nothing lost... but something Missing (Charlandos)

4. Comparación.

Carlos.

"Podemos vernos? Puedo llegar mañana"

El mensaje de Lando indudablemente le sorprendió.

Apenas habian pasado diez días. Y si bien el no esperaba tener a Lando en vilo por más de un mes, la determinación de ese mensaje le preocupó. Nada bueno podía salir de eso.

Y él solo le podía dar una respuesta o solución... Pero no la había encontrado aún.

En verdad se había esforzado. Había contemplado todas las posibilidades... Incluso las que lo dejaban a él mismo fuera. Pensó en todos aquellos momentos con Lando que los hicieron felices, y más fuertes...

Como la celebración de su primer podio, y la noche en la que estuvieron juntos por primera vez.

Cuando se dijeron que se amaban.

Su doble podio juntos.

Su choque en Spa, y la posterior mudanza juntos.

Y los incontables momentos domésticos a los que se había acostumbrado y que luego de casi dos semanas extrañaba con locura.

Y luego estaba Charles...

Con su encanto y buen ánimo para cada momento en el que la presión lo superaba.

Junto a la dinámica de compañeros, las bromas, el afecto físico, el afecto sentimental... Todo ello que lo tenía envuelto y sin querer dejarlo ir.

Ni siquiera la competitividad los había alejado.

Pero tan cegado estaba, que no vio las demás señales.

No vio el brillo especial en los ojos de Charles cada vez que Lando estaba incluido en sus planes, sea jugando golf, paddle o simplemente fiestas o paseos por Italia.

No vio la misma intensidad, el mismo afecto, los mismos chistes y códigos entre ellos dos.

Y tampoco como Charles estaba más al tanto de las novedades de Lando, le aconsejaba sobre que regalarle, y felicitándolo por su nuevo contrato.

Si, Charles sin duda tenía una debilidad por Lando. Y él no era quien para juzgar, estando en la misma posición.

Pero si quería responderle a Lando, debería decirle la verdad.

Y no estaba seguro de exponer a Charles de ese modo.

Debía preguntarle antes.

Pero a lo largo del día no tuvo respuesta, lo que le preocupó.

Sin embargo se había quedado sin tiempo.

Y finalmente, era hora de allanarse.