Cap 5

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"De buenas intenciones está hecho el camino al infierno y yo te enseñaré que soy peor que el diablo"
                                                James Blod

¿Alguna vez han sentido necesidad de proteger tanto a una persona que su dolor llega a herir tú alma? Pues eso me ha pasado estas últimas tres noches. Desde que conocí a Emma sus pensamientos me han llegado al alma, pero no se una forma buena o dulce, sino que me llegan como estacas al corazón . Desde que ella estuvo en la comisaría no dejó de pensar en él Niño de su cabeza, sentir los recuerdos de ella me han hecho debilitarme , hasta tal punto que ni siquiera puedo levantarme de la cama. He caído en un estado depresivo del que parece que no voy a salir jamás .

Mi hermana ha venido a verme en reiteradas ocaciones , se que viene porque mis padres la obligan, porque saben que no quiero volver a esa comisaría jamás . El oficial Microt me ha estado mandando mensajes de texto porque necesita saber cuándo volveré al trabajo ; y mi papá me dice que no llegaré a ser el monarca del clan si sigo con mis estupideces .

Dejando que Morfeo me atrape en sus brazos caigo rendido y un pequeño Niño de ojos azules y cabello rubio me mira desde una esquina.

Mi cuerpo es transportado a una habitación en la que creo no haber estado jamás, pero que a la vez se me hace muy familiar. Acostado en el suelo está un niño pequeño , las marcas en sus cuerpo y la pequeña herida que tiene en su labio inferior me hacen temblar. Con pasos lentos me acerco a él , lo escucho llorar y no puedo ayudarlo. - Hey Niño- le hablo, pero el parece no escucharme.
-¿Quien te ha hecho daño?-pregunto si obtener ninguna respuesta . Intento acercarme más pero hay una barrera que me impide acercarme . El Niño voltea su rostro en mi dirección y es el mismo Niño al que veo todas las noches observarme desde la esquina de mi habitación, es el niño al que vi en los pensamientos de Emma.

Mucha sangre empieza a brotar desde sus ojos , boca y nariz . Un grito sale de sus labios "RECUERDAAAAAAA" gritó . En ese momento no pude evitar despertarme sobresaltado .

Las gotas de sudor habían empapado mi rostro, lágrimas de sangre rodaban por mis ojos y la opresión en mi pecho iba disminuyendo a medida que respiraba.

Entre la oscuridad de mi habitación pude distinguir la figura de una mujer que salía casi corriendo de ella . Sin pensarlo la perseguí, hasta que llegue al centro de la sala de estar . Con mi velocidad esta acción me tomo menos de un minuto, pero la mujer ya había desaparecido.

La venganza de Arthur Labinjo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora