- Mi abuelo, el rey Robeir IV Blanco, vio con tal indignación que mi tía, la infanta Margarita II, quiera casarse con el teniente Roland Kart. Prohibió dicha unión argumentando que su única hija no podía contraer nupcias con alguien de menor rango que el suyo. – Una ligera sonrisa nació en sus labios recordando las anteriores intenciones que tuvo con el enanito.
- ¿Y que hizo tu tía? – preguntó Merlín infinitamente curioso por esa historia de amor.
- Renunció a su título, dejó el palacio y se casó con el teniente. – Respondió.
Junto a Hans y Jack iban en camino al reino del príncipe Cualquiera; a la vez que Antón, Arturo y los trillizos, al de Blancanieves.
- ¿Cómo es que el teniente Kart se convirtió en general? – pregunto Jack intrigado.
Una sonrisa dulce se deslizó en el rostro de Blancanieves, sonrisa que no pasó desapercibida por Merlín.
- Mi abuelo tuvo 7 hijos, y mi padre es el último de los varones. Buscó a una princesa heredera al trono y se casó con ella, mi madre, la princesa Eira– respondió Blancanieves – Mi madre era hija única, por lo tanto, heredera al trono; sin embargo, su padre estableció que ninguna mujer podría gobernar sola. Bueno, mi padre se convirtió en rey decidiendo acoger a su hermana Margarita y a su cuñado en su reino. El teniente Roland demostró sus habilidades y fue ascendido a general.
- Entonces, ¿Por qué no desapareció como tu padre? – la pregunta de Hans entristeció a Blancanieves, y a la vez le dio esperanzas.
El no saber el paradero de su padre, o siquiera si seguía vivo la llenaba de incertidumbre y pesar, cada noche no podía evitar pensar en él.
- El General Kart tuvo muchas batallas, peleó muchas guerras, conoció a toda clase de seres. -exclamó con una sonrisa perdida en un mundo de historias que su tío le contó - Desconfió al instante de Regina, pero mi necio padre no quiso escuchar. - y su sonrisa se perdió - Recuerdo vagamente la noche que discutieron; mi padre le dijo que podía irse si la presencia de su esposa le molestaba, mi tío le dijo que lo haría y así fue. El triste semblante de mi tía al partir es algo que aún no he podido olvidar.
Merlín estaba listo para darle palabras alentadoras hasta que la voz de Hans llamó su atención.
- En ese caso, princesa, estoy seguro que le encantará saber nuestra ubicación - con una voz cantarina se abrió paso entre unos árboles y arbustos insinuándoles que le sigan. - ¡Llegamos al reino del príncipe Cualquiera! - exclamó contento de haber recordado el camino más corto y secreto al reino.
Después de horas de camino por el bosque, el grupo estaba más que satisfecho de haber llegado, sobre todo Blancanieves expresándolo con un abrazo al enano rubio.
Con la guía de Blancanieves y ocultándose de los guardias, sospechando del control que Regina podría tener del reino después de haber convertido al príncipe Cualquiera en un monstruo de madera, lograron llegar a la casa del General Kart en poco más de diez minutos y escabulléndose hasta la puerta trasera, la que daba a los establos.
Con toques suaves pero firmes Blancanieves llamo a la puerta, saliendo de ella una mujer mayor sorprendida al ver a su pequeña niña fuera.
- Meredith...- unas ligeras lágrimas salieron de los ojos de la castaña al ver después de tantos años a su cuidadora. Se precipitó hacia ella abrazándola. Una escena realmente conmovedora para los enanos detrás de ellas.
- Pequeña Nivi - la anciana le devolvió el abrazo estrujando a su niña, feliz de verla después de tantos años. - ¿Cómo has estado? ¿En qué momento saliste del escondite? Estoy tan feliz, tu tía estará encantada de verte al fin.
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Mi Reino (Merlín x Blancanieves)
FanfictionPerder a su padre, su reino; ver a su pueblo en las ruinas la quemaba por dentro. Creer que había encontrado el amor, sentirse rechazada, sola. Todo eso solo le dio fuerzas, para luchar por su reino, para liberarlos de la tiranía ejercida por la bru...