Seis

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-Muy bien...- murmuró Lisa cerrando unos de sus ojos mientras se movía de posición para captar diferentes ángulos me gusta.

La sonrisa de Lisa no se hizo esperar al ver a Jennie en la posición correcta; sus brazos a un costado de su cabeza llena de pensamientos acerca de la chica que tenía enfrente, su mirada brillosa gacha, la tela cubría su cuerpo, rozándolo al igual que los dedos de Lisa.

Lisa aún se quedaba estática al ver la belleza de Jennie; era arte. Sus orbes observaban con atención los movimientos de la mayor.

Los trazos eran sumamente delicados, hechos a medida con mucha finura. Lisa sonrió al ver una parte del resultado; estaba perfecto al igual que su musa.

Nuevamente guió sus orbes hasta Jennie, la cuál estaba en una posición bastante comprometedora, Lisa sonrió ladinamente, Jennie era simplemente perfecta, una obra de arte por si misma sin necesidad de encuadres

-Eres arte...-murmuró por lo bajo.

Si Jennie se viera con los mismos ojos de Lisa, sería completamente diferente.

Lisa la miraba como si fuera la mejor obra de arte de todo París, como si fuera la delicia más exclusiva de toda Corea, como si fuera la diosa más preciosa de todo el Olimpo. Si tan solo supiera todo lo que sentía.

Los rayos de sol se filtraban entre las livianas y blanquecinas cortinas, el piso de manera rechinó ante el primer paso de Jennie, Lisa alzó la mirada y sonrió como si fuera la primera vez que sus ojos se encontraban.

-Hola murmuró Lisa mientras acomodaba los pinceles con una sonrisa tonta en el rostro.

-Hey ¿qué tal? -preguntó la mayor entrando a la sala.

La sala era bastante pequeña, se podía sentir el calor humano, por lo que era bastante cálido.

Lisa dejó los pinceles a un lado para correr a los brazos de Jennie como si fuera la última vez; quizás lo era. -¿Cómo estás? Te extrañé

murmuró con una sonrisa melancólica.- hoy es nuestra última sesión.

Hoy era la última sesión para que Lisa terminara la pintura.

Sí... murmuró Jennie con una mueca en el rostro.

Lisa prefirió no decir nada, quizás el destino las juntaría nuevamente, sin embargo, notaba a Jennie extraña, no estaba como de costumbre, sin embargo, omitió.

-Acomódate ahí -Dio la orden mientras apuntaba al tapete que estaba el centro sí, justo ahí.

Jennie ya no tenía vergüenza alguna, ya había estado a completo merced de Lisa, y podría estarlo mil y una veces más.

Jennie se sacó la vestimenta y la dejó en un rincón, junto al caballete. Se acomodó en el tapete y esperó a que Lisa le indicara que hacer.

-Tu mano...- caminó hacia Jennie, y posó sus finos dedos alrededor de su muñeca, acomodándola a un costado. - perfecto.

posó sus finos dedos alrededor de su muñeca, acomodándola a un costado.

Volvió a su lugar y mojó los pinceles sintéticos, para luego abrir los acrílicos y dejarlos a un lado.

Las horas pasaban y Lisa seguía pintando, sin embargo, estaba dando los retoques finales.

Estaba orgullosa de su trabajo. -Listo, terminé. Lisa había terminado su mejor obra de arte.

Sonrió tímidamente ante el lienzo que estaba en frente.

-Terminé-murmuró posando sus orbes en la chica que tenía en frente; Jennie. terminé.

Sus palabras salían con un toque de incredulidad.

---Ven- hizo una señal con su cabeza para que la chica viniera a su lado. Jennie hizo caso y fue a su lado; quedó impresionada por la belleza de la pintura.

Los óleos se mezclaban con delicadeza, los trazos estaban pensados para ser perfectos y agraciados ante la crítica. Era una belleza única; tal y como lo era Jennie, una belleza de otro mundo.

Dejó los pinceles de lado y abrazó con fuerza a Jennie, como si esta fuera su última vez.

—Tengo algo que dejarte antes de que me vaya— murmuró dejando de lado sus cálidos brazos. — ten.

Caminó hasta la esquina y de su pequeño bolso, sacó un sobre, y lo extendió ante Lisa.

-Léelo cuando llegues a casa.

Lisa asintió con confusión, le asustaba el contenido del sobre.

Jennie rió ante la expresión de Lisa, y se acercó para dejarle un cálido beso en sus labios.

—Nunca te lo había dicho, pero te quiero y mucho - susurró contra su oreja, creando un escalofrío en el cuerpo de la menor. Lisa soltó una risita. -Te quiero más- Y nuevamente besó sus labios.

                              (...)

La tarde se había pasado volando, entre risas y besos.

Una vez Lisa llegó a casa, se sacó la típica chaqueta de cuero que llevaba y la dejó a un lado en el sillón, y se sentó.

Sacó el pequeño sobre blanco y lo abrió con suma delicadeza.

Carraspeó su voz para luego leerla en voz alta.

"Querida Lisa

Primero que nada, quiero decirte que te amo

Nunca me di el valor de decirtelo en persona, soy una cobarde, sin embargo, esta cobarde te ama con toda su alma.

Hoy te besé como si fuera la última vez, porque lo fue, fue nuestra última vez.
Te toqué como si fuera nuestra última y primera vez. El destino es cruel ¿no crees, Lisa? Eras mi ventura, eras mi placer favorito, mi aventura preferida. Sin embargo, nuestros caminos acá se separan. Cuando estés leyendo esto, estaré camino a Londres, encontré un trabajo y mi familia esta allí. Lo siento, no tuve el valor de mirarte a la cara y decírtelo. Te amo."

JENNIE...


































Fin?

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2022 ⏰

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