♡ Feluka/Lukelix ♡ 《One-shots》MLB

I

Félix lo sabía, todo el tiempo lo supo, vivió casi cada parte de su vida con el conocimiento de este hecho, él no era un ser humano normal, él no fue engendrado como cualquier otro, él... era un sentimonstruo, lo sabía bien, su propia madre se lo contó desde niño, le contó la historia de los anillos Graham de Vanily y como su vida y la de su primo estaban conectadas a esos anillos, de ellos dependían para ser libres, de lo contrario ambos estaban forzados a cumplir órdenes aún en contra de su voluntad.

Pero... ¿Por qué duele tanto ahora? ¿Qué hay de diferente? ¿Por qué le lástima tanto recordarlo?
Él ya tenía el anillo con su amok, su primo también, ambos eran libres, ambos podían finalmente tomar sus propias decisiones.

Claro está, que cuando derrotaron a Shadowmoth, fue una enorme sorpresa para todo el mundo cuando se dió la noticia de que el modelo que todos aman y él eran sentimonstruos, esto cambio muchas cosas para la vida de las personas que les importaban. En un principio, Adrien no podía salir de la conmoción, era obvio, el pobre chico no tenía ni idea de este hecho como Félix, toda su vida creyó ser un "niño normal" como todos, añadirle esto junto al hecho de que su padre fue todo el tiempo el villano y tenía el cuerpo de su madre en un sótano, eso era muy difícil de digerir, se entiende, le tomó un tiempo dejar ir atrás todo ese dolor, pero gracias a su Lady, alias, Marinette Dupain Cheng y sus amigos apoyandole y consolandole fue que pudo superarlo por completo, no hace falta mencionar que se acabo quedando con su madre y él, de todos modos se acababan de mudar a París.

Desafortunadamente, él no tenía amigos (además de su primo) que lo consolaran al respecto, no es que él lo necesitará, se convenció, pero algo en su interior le dolía no tener un amigo que le quiera como es o no sea un maldito convenenciero que siempre espera algo a cambio como todos en Londrés, solo por su estatus o, que, de hecho lo juzgue por ser lo que es en realidad ahora que la verdad salió a la luz... o eso creyó, hasta que conoció a un chico de cabellera negra y mechas azules llamado Luka Couffaine.

Era uno de los amigos de Adrien que vió ese estúpido mensaje que grabó haciéndose pasar por Adrien ese lamentable día, aún se siente avergonzado por ello, incluso cuando, a palabras del Agreste, estos ya lo perdonaron, no podía evitar seguir sintiéndose culpable y avergonzado al respecto ¿Por qué siquiera le estaba hablando? ¿por qué no le guardaba rencor o lo despreciaba? Debería hacerlo, lo merecía, lo que él no sabía en ese entonces fue lo mucho que cambiaría su vida al conocer a ese chico...

Al fin sintió algo de calidez dentro de él, era una sensación diferente a cuando estaba con su madre, se sentía bien, sin embargo, no se sentía como si hubiera hecho un amigo (hecho que emocionaba a su querida madre), es decir, en parte fue cierto, pero la sensación era distinta, su corazón latía a ritmo sobrehumano, sentía sus mejillas arder cuando miraba al otro, incluso, llegaba al extremo de titubear ocasionalmente, sus piernas temblando en el proceso, era obvio que se sentía atraído por ese tipo ¿para qué negar lo evidente? Sin embargo esa no era la cuestión.
Aguien tan fuerte y capaz, seguro de si mismo como él ¿sintiendo una especie de atracción por un hombre que hasta entonces no había conocido por mucho tiempo? Era la primera vez que le pasaba algo así, esta vez las hormonas hicieron lo suyo ¿eh? Es decir, él se había creado un montón de barreras y este chico guapo viene y las rompe una por una y lo ablanda, increíble, simplemente, increíble.

Su relación inició con una amistad que con el paso de los meses fue escalando a algo más, formando una conexión, un vínculo estrecho entre ambos que se hacía cada vez más fuerte e incrementaba cuanto más tiempo pasaban juntos, hasta que en algún punto ambos confesaron los sentimientos que tenían el uno por el otro y la atracción mutua que sintieron ambos en el momento en que cruzaron miradas.
Se acabaron declarando en el Liberty, la casa barco que tenía la señora Anarka donde vivían él y su hermana Juleka, en la parte de afuera en las orillas donde se podía apreciar muy bien la vista al mar, fue un momento eufórico para ambos, de parte de Luka porque al fin encontró la melodía perfecta en sincronía con la suya propia, resonando en sus corazones, él podía sentirlo, al fin... se sentía completo, como si hubiera encontrado la pieza que le faltaba a su corazón, a su alma. Por otro lado, Félix, no podía entender estos sentimientos, pero podía decir que estaba más que feliz, su rostro ruborizado, sus mejillas ardiendo, sus ojos brillando en algo que sólo podía transmitir alegría pura, eso es algo que ni el mismo Adrien podría haber contemplado nunca en su vida en los ojos de su primo, en realidad no hacían falta las palabras, para Luka sólo ver su adorable expresión le bastaba para hacer de este momento algo mágico. Así que sin más, lo sujeto suavemente de la mejilla con una mano, acercandolo hacia un tierno y duradero beso, uno lleno de amor en su máximo esplendor, mientras la otra mano reposaba en la cintura del rubio.