no puede ser!

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Jamás les ha pasado que sienten como si los segundos fueran horas? A mi si ,de hecho,es lo que siento justo ahora ,en un viaje de dos días a la casa de mis abuelos sorenson para quedarnos ahí durante dos semanas ,justo con esos abuelos que casi ni conocemos
-un refrigerio ?-pregunto su madre ,interrumpiendo sus divagaciones
-podrías pasarme un durazno por favor?-le pedí,llevo casi 2 meses cuidando la línea, a pesar de que kendra insista en que me veo bien
-yo unas crackets con crema de cacahuete !-exclamó mi hermano tan enérgico como siempre
-y tu kendra?- le pregunto mi madre
-no tengo hambre,gracias - respondió ella

Después de esa corta conversación y de algunos comentarios por parte de seth y mis padres seguimos el camino sin más interrupciones y luego de un par de horas llegamos a una desviación en el camino, un camino ligeramente más delgado echo de gravilla que se adentraba en los árboles y luego de unos minutos comenzamos a ver carteles con anuncios como "no pasar propiedad privada" y conforme más nos adentrabamos los carteles pasaban a decir cosas como "los intrusos podrían morir "
En aquel momento creí ver algo pasar sumamente rápido por entre los árboles algo muy parecido a ua silueta humana ...
Creí oír que seth le decía algo a mamá
Y solo escuche que papá contestó algo acerca de que el abuelo había heredado los terrenos de esta manera. Una vez cruzaron por la puerta, seguía sin haber casa alguna a la vista. Sólo
más árboles y maleza. Cruzaron un puentecillo que salvaba un riachuelo y subieron por
una suave pendiente. Los árboles terminaban allí de repente, y mostraban una casa al
otro lado de una vasta explanada de hierba.
La casa era grande, pero no enorme, con un montón de tejados y hasta una
torrecilla. Después de la verja de hierro forjado, cadence se había esperado un castillo o
una gran mansión. Construida a base de madera oscura y piedra, la casa parecía vieja,
y sin embargo, en buen estado de conservación. El terreno impresionaba más. Delante
de la casa había un brillante jardín de flores. Unos setos podados y un estanque de
peces añadían un toque personal al jardín. Detrás de la casa se levantaba, imponente,
un enorme granero marrón, de por lo menos cinco pisos de alto, rematado por una
veleta.
—Me encanta —dijo la madre de los niños
—. Ojalá nos quedáramos todos.
—¿Nunca habías estado aquí? —preguntó kendra
—No. Vuestro padre vino un par de veces antes de casarnos.
—Hacen lo imposible por evitar las visitas —dijo él—. Ni yo ni el tío Carl ni la tía
Sophie hemos pasado mucho tiempo aquí. No lo entiendo. Sois unos afortunados,chicos. Lo vais a pasar genial. Aunque sólo sea por una cosa: os podéis pasar todo el tiempo jugando en la piscina.
Se detuvieron delante del garaje.
La puerta principal se abrió y apareció el abuelo Sorenson, seguido de un
hombre alto y desgarbado de orejas enormes y de una mujer delgada de más edad.
Seth y sus padres salieron del coche. Kendra se quedó dentro y observó. Mientras que cadence se debatía ente salir y saludar o quedarse en el carro,
El abuelo se había presentado en el funeral perfectamente afeitado, pero ahora lucía una barba blanca de varios días. Iba vestido con unos vaqueros gastados, unas botas de faena y una camisa de franela
Cadence estudió a la mujer mayor. No era la abuela Sorenson. Pese a su pelo
blanco, con mechones negros aquí y allá, su rostro poseía la cualidad de parecer joven.
Sus ojos almendrados eran negros como el café y sus rasgos sugerían un vestigio de
antepasados asiáticos. Baja y ligeramente encorvada, conservaba una belleza exótica.
El padre de los chicos y el larguirucho abrieron el maletero del todoterreno
deportivo y empezaron a sacar maletas y bolsos de lona.
—¿Vienen chicas ? —le preguntó su padre.
Kendra abrió la puerta y descendió al suelo de grava. Seguía desde el oto extremo del coche por cadence
—Dejad las cosas dentro sin más —le estaba diciendo el abuelo a su hijo—.
Dale las subirá a la habitación.
—¿Dónde está mamá? —le preguntó.
—Ha ido a ver a tu tía Edna.
—¿A Misuri?
—Edna se está muriendo.
Kendra apenas había oído hablar de la tía Edna en toda su vida, por lo que la
noticia no significó gran cosa para ella. Levantó la vista para contemplar la casa. Se fijó
en que el cristal de las ventanas presentaba burbujas. Bajo los aleros había nidos de
pájaros adheridos.
Todos se dirigieron a la puerta principal de la casa. El padre de los chicos y Dale
portaban los bolsos más grandes. Seth llevaba una bolsa de lona más pequeña y una
caja de cereales. La caja de cereales era su kit de emergencia. Estaba llena de
cachivaches que él consideraba que podrían serle útiles para alguna aventura: gomas
elásticas, una brújula, barritas de cereales, monedas, una pistola de agua, una lupa,
unas esposas de plástico, cuerda, un silbato.
—Ésta es Lena, nuestra ama de llaves —dijo el abuelo. La mujer mayor asintió e
hizo un leve gesto de saludo con la mano— . Dale me ayuda con la jardinería.
Eres una preciosidad, ¿eh? —le dijo Lena a Cadence —.
Debes de tener unos trece años. —Lena tenía un ligero acento que Cadence no
consiguió identificar. —Los cumplo en octubre.
De la puerta principal colgaba una aldaba de hierro que representaba un trasgo
con los ojos entrecerrados y un anillo en la boca. La gruesa puerta tenía unas
voluminosas bisagras.
Kendra entró en la casa seguda por Cadence. El suelo del vestíbulo era de madera lustrada. En una
mesa baja había un jarrón de cerámica blanca con un arreglo floral mustio. En un
lateral se veía un perchero alto, de hierro, junto a un banco negro con el respaldo alto y
tallado. De la pared colgaba un cuadro de una cacería del zorro.
Cadence podía ver el interior de otra estancia, cuyo suelo de madera aparecía
cubierto en su mayor parte por una alfombra bordada de grandes dimensiones. Igual
que la casa misma, los muebles eran antiguos, pero en buen estado de conservación.
Los sofás y las sillas eran, casi todos ellos, del tipo que esperarías encontrar en una
visita a un lugar histórico.
Dale estaba subiendo por las escaleras con algunos de los bolsos. Lena se
excusó y se metió en otra habitación.
—Vuestro hogar es precioso —le elogió la madre—. Ojalá tuviéramos tiempo
para que nos los enseñarais.
—Tal vez cuando regreséis —dijo el abuelo.
—Gracias por acceder a que los chicos se queden con vosotros —le dijo su hijo.
—Un placer. Pero no quiero entreteneros.
—Vamos con el tiempo bastante justo —se disculpó él.
—Portaos bien, chicos, y haced caso al abuelo Sorenson en todo lo que sea —
les dijo su madre a los chicos, y abrazó a los tres
Cadence notó que los ojos de kendra se  llenaban de lágrimas ,la abrazo en un intento de consolarla
—Qué disfrutéis del crucero.
—Estaremos de vuelta antes de que os deis cuenta —le contestó su padre, que
rodeó a Kendra con un brazo y le revolvió el pelo a Seth y cadence
Diciendo adiós con la mano, sus padres salieron por la puerta abierta. Kendra
se acercó al umbral y los miró mientras ellos se montaban en el coche. Al iniciar la marcha, su padre tocó el claxon. Kendra volvió a luchar por contener las lágrimas,
mientras el todoterreno deportivo se perdía de vista entre los árboles. 
Kendra cerró la puerta. Seth, ensimismado como siempre, examinaba las intrincadas
piezas de un juego de ajedrez ornamental.
El abuelo estaba en el vestíbulo, observando a Seth con semblante cortés pero
incómodo.
—Deja esas piezas de ajedrez en su sitio —dijo Kendra—. Parecen caras.
—Oh, no pasa nada —replicó el abuelo. Por cómo lo dijo, cadence estaba segura
de que se sentía aliviado al ver que Seth depositaba las piezas en el tablero    
—. ¿Os muestro vuestra habitación?
Siguieron al abuelo por las escaleras y por un pasillo alfombrado hasta llegar al pie de una angosta escalera de madera que conducía a una puerta blanca. El abuelo
reanudó la subida por los peldaños crujientes de esta segunda escalera.
—No solemos tener invitados, y menos aún niños —dijo el abuelo por encima
del hombro—. Creo que estaréis más cómodos en el desván.
Abrió la puerta y los chicos entraron detrás de él. Cademce asomo la cabeza dentro y observó la curiosa expresión de su hermana, parecía que estaba lista para encontrarse telarañas e instrumentos de tortura, y se noto su expresión de alivio al ver que el
desván era una alegre estancia de juegos. Espaciosa, limpia y luminosa; la alargada
estancia contaba con tres camas, estanterías repletas de literatura infantil, armarios
roperos independientes, unos pulcros locadores, un unicornio balancín, varios arcones
para juguetes y una gallina en una jaula.
Cadence se acercó a ella y le sonrió
—¡que bonita! —Metió un dedo entre los finos barrotes para intentar tocar las
plumas del ave, color naranja dorado. Shet se acercó e imito su acción
—Cuidado —les avisó Kendra.
No  pasará nada -dijo el abuelo
—. Ricitos de Oro es más una mascota
doméstica que una gallina de corral. Vuestra
abuela es quien se ocupa generalmente de ella. Pensé que no os importaría
sustituirla mientras está fuera. Tendréis que darle de comer, limpiarle la jaula y
recolectar los huevos.
—¡Pone huevos! —Seth estaba maravillado y encantado.

—Un huevo o dos al día, si la mantenéis bien alimentada —puntualizó el abuelo.
Y señaló un cubo blanco de plástico lleno de grano, cerca de la jaula
—. Un cucharón por la mañana y otro por la noche deberían bastar para cuidarla. Tendréis que
cambiarle el relleno de la jaula cada dos días, y aseguraros de que tiene agua
suficiente. Todas las mañanas le damos un pequeño cuenco de leche. —Elabuelo
guiñó un ojo—. Ese es el secreto de su producción de huevos.
—¿ Podemos sacarla alguna vez ? —La gallina se había acercado lo bastante
como para que cadence pudiera acariciarle las plumas con un dedo.
—Sólo guardadla después en la jaula otra vez. —El abuelo se inclinó para meter
un dedo en la jaula y Ricitos de Oro le dio un picotazo de inmediato. El hombre retiró la
mano—. Nunca le he caído muy bien.
—Algunos de estos juguetes parecen caros —dijo Kendra, que estaba de pie
junto a una recargada casita de muñecas victoriana.
—Los juguetes están hechos para que se juegue con ellos —respondió el
abuelo—. Procurad mantenerlos en buen estado y será más que suficiente.
Seth dejó la gallina para acercarse a un pequeño piano que había en un rincón
de la habitación. Aporreó las teclas, y a Cadence le pareció que las notas que sonaron
tenían un timbre diferente a lo que había esperado. Se trataba de un pequeño
clavicémbalo.
—Considerad esta habitación vuestro espacio —dijo el abuelo—. Dentro de lo
razonable, no os daré la lata con que tengáis el cuarto recogido, siempre que tratéis el
resto de la casa con respeto.
—De acuerdo — dijo Kendra
—claro —agrego cadence
....

Buenaaaas se que hace mucho no subía un capitulo pero olvide que esta historia existía XD los dejaré así por ahora ,después de eso vene lo chido >:3
Bueno!
Keera fuera ♤

1888 palabras

Ła Ţercera Hermaną    (Fanfict Fableheven )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora