Aquel hombre que vestía de morado.

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Nunca debí seguir a ese hombre, odio lo que la inocencia y la ingenuidad me hayan consumido ese día y no haya visto sus verdaderas intenciones, pero solo era una pequeña niña, qué iba a saber yo de los macabros planes de aquel sucio hombre. Ahora sufro la maldición de una ceguera de venganza, enfado, culpa y tristeza, eso es todo lo que puedo sentir, este cuerpo de metal es una prisión y mi mente es mi tortura, quiero salir de mi propia paradoja y liberarme de esto, los resortes y cables acabándose poco a poco duele, también duele sentir que mi alma no descansará en paz hasta que todos estemos muertos, eso me asusta, pero si es la única manera entonces espero que así sea, aunque la justificación me está matando, matar no está justificado. ¿Es esta venganza lo que busco?¿o solo quiero que alguien más me vengue?, quisiera vivir en el pleno presente con el regalo que mi pasado me dejó, pero el futuro es como una serpiente tentadora que se siente imposible de rechazar. Tus tiernos ojos, tu cálida sonrisa y tu singular alegría, eso es todo lo que recuerdo, el sentimiento es familiar cuando veo tu rostro. Estamos perdidos por ese monstruo, el hombre detrás de todo, aquel hombre que viste de morado y se esconde debajo del traje de aquel conejo, un conejo que ha llevado a la perdición las almas de muchos. Sus manos no tiemblan al tomar un arma y atravesar la piel de los pequeños, el infeliz sonrie porque lo disfruta, disfruta como las almas inocentes sufren y quedan atrapadas en cuerpos de metal en donde son atormentados por la sed de venganza, el sueño de ver muerto al hombre que alguna vez les arrebato la felicidad y tranquilidad los persigue, ha pasado bastante tiempo y él tiene que recibir su merecido, algo peor que la muerte sería el destino perfecto para él, la muerte es la salida fácil para él, morir es demasiado bueno para él y es exactamente lo que busca al provocarnos, él debe pagar por lo que ha hecho y recibir un castigo que esté a su altura, aunque ante un juicio tan perdido como el mío ningún castigo o condena será digo para él.

Pensamientos de una persona inactivaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora