52

31 7 0
                                    

Perfume aplicado, velas aromáticas, lubricantes y todo lo que necesitaba para este esperado día estaba listo. Decidí no esperar ni un segundo y traer a Jimin a mi casa en cuanto las clases terminaran, ¿Para que esperar cuando existe el pronto? Ahora mismo está en la sala de estar, quería preparar bien todo para cuando viniera a la habitación.

Termino de arreglar todo encendiendo la única vela en la habitación, me detengo un momento a apreciar como la cera se deshace al entrar en contacto con el fuego, cayendo lenta y silenciosamente. Voy hacia la sala y noto como Jimin observa minuciosamente los detalles de la casa, de vez en cuando frota sus manos o golpea su zapato contra el piso. En cuanto se percata de mi presencia se pone de pie, pero no se mueve, solo se queda ahí, viéndome fijamente sin decir ni una palabra.

-¿Vienes? -estiro mi mano

invitándolo a seguirme, la saliva bajando por su garganta distrae solo un efímero momento, pero es suficiente para obligarme a morder mi labio inconscientemente.

Su mano se extiende entrelanzándose con la mía, mientras un brillo de emoción destella en sus ojos provocándome una sonrisa. Caminamos con paso lento a la habitación, y de pronto empiezo a sentir la mano de Jimin helada ¿Está asustado o algo similar?

-¿Tienes miedo? -cuestiono, obteniendo un suave "no" de su parte ¿Ansioso?

-Algo así -responde con una risa boba.

Cuando llegamos a mi habitación, le cedo el paso para que entre primero, lo sigo y cierro la puerta detrás mío con llave. Suspiro un poco y me preparo mentalmente, espero no llevarme una decepción, o que él no sea demasiado dificil de domar. Si esto último fuera el caso, sería una terrible decepción, además de un dolor de cabeza que evidentemente me quiero ahorrar.

-Cuéntame park -canturreo ansioso ¿Has escuchado acerca del sadismo?

Puedo notar su boca se abrirse, mientras da un paso hacia atrás con su piel recién pintada por un notable color pálido.

-¿Qué cosa?

-Lo que escuchaste, ¿sabes algo acerca del sadismo?

-Ah. b-bueno.. si he escuchado algo -responde-. Lo practicaría dependiendo del grado de dolor y esas cosas... ¿Por qué?

-¿Por qué crees? -sonrió. Las gotas de sudor resbalan por sus sienes hasta llegar a su barbilla, su semblante cambia a uno distraído, pero asustado.

-¡Quiero que sepas que si quieres clavarme un cuchillo o golpearme con látigos, deberás despedirte de tu cabeza hijo de puta!

Río por su temerosa reacción. El chico es valiente y no se guarda nada de lo que piensa, pero también actúa exagerado en ocasiones. Sus pasos continúan hasta chocar con la pared y no tener escapatoria.

-¡Taehyung alejate! -exclama, su respiración se agita y mi emoción crece.

-Tranquila Tinker Bell, no te clavaré nada ni te golpearé con látigos - rodando mis ojos, llevo mis manos a su rostro y con mi dedo pulgar masajeo su mejilla derecha.

No espero un segundo más y lo beso de forma delicada, no quiero que este asustado o dudoso de que vaya a cortar sus venas o cosas raras. Sus brazos rodean mi cuello profundizando el cálido beso. El sabor a cereza de sus labios me atrapa, una buena elección de bálsamo siendo sincero.

-Taehyung... -se separa relamiendo sus labios.

-No voy a hacerte daño Park, o no tanto-espeto cínicamente, besándolo otra vez.

Toma impulso y salta para ser cargado por mis brazos, con facilidad cargo su cuerpo con la sensación de sus delgadas piernas enrollándose en mi cintura como serpientes. Sus labios son suaves, exquisitos mezclados con el bálsamo y sin duda es un gran besador.

Abro mis ojos para ver por donde camino aún con su cuerpo en brazos y su cabeza tapando parte de mi visión, lo lanzo bruscamente a la cama y comienzo mi labor.

-No hace falta que te diga que hacer.

Jimin sonríe maliciosamente y se deshace de su ropa, probablemente no se espere esto, pero tampoco es nada rudo. La fusta puede doler, no es nada del otro mundo. Claro, si no pongo demasiada fuerza, de lo contrario a lo mejor si que le duele.

Tomo la fusta que esta sobre mi mesa de noche jugando con la punta de objeto, sintiendo como el material crea un suave roce con mis dedos. Me doy un momento para analizar a Jimin de soslayo, podré odiarlo personalmente hablando, pero por una mierda, ese desgraciado es más perfecto que ganar un partido con cinco goles de diferencia.

-¿Una fusta? Que divertido-gorjea poniéndose en cuatro, seguidamente alzan sus perfectas caderas.

Sonrío con suficiencia mientras dejo de tocar la punta del objeto y la impacto contra su blanco y bastante grande, culo. El primer golpe es suave, nada que le cause un dolor intenso. Según leí, los primeros golpes no deben ser demasiado fuertes, pero realmente quiero verlo sufrir. Con esto en mente, el segundo golpe si es bastante fuerte escuchando como un potente grito se estrella contra mis tímpanos.

-¡Imbécil! Eso dolió-gruñe buscando sobar la zona con ayuda de su mano derecha, pero atrapo esta antes que logre su cometido. Tirando fuerte de su mano hacia atrás consigo que su trasero se estrelle contra mi pene que aún sigue escondido debajo de la ropa, mas estoy seguro que puede sentir mi creciente erección perfectamente. De pronto, su trasero comienza a restregarse con la zona gimiendo de por medio, y de vez en cuando, tomándose unos segundos cortos para ver sus propios movimientos

Mis ojos se deleitan con aquella escena majestuosa, llena de desesperación y deseo de su parte; doblegándose ante mí hasta mostrarse necesitado, pues sus movimientos son cada vez más veloces. La fusta impacta por tercera vez, pero se ha vuelto totalmente imparable, pues ni siquiera con ese fuerte golpe deja de restregarse. Solo puedo escuchar sus gemidos arrullando mí cuerpo qué poco a poco se desborda de la creciente y lujurioso excitación.

Libe › su mano que probablemente esté doliendo, y golpeo aún más fuerte con la fusta mientras el maravilloso sonido de esta estrellándose contra la piel nivea me lleva a lo más alto para regocijarme de placer y nuevas sensaciones que habían sido ocultadas durante un largo tiempo para mí.

Bajo mis pantalones y bóxer a la misma vez, dejando salir mí gran erección que recae por encima de las preciosas perlas que fueron entregadas a Park y que evidentemente me perdí un largo tiempo. Pero ese tiempo se ha acabado, porque e lo que el ha deseado y lo que yo nunca pensé desear estaba sucediendo.

Deslizo mi pene lentamente en su trasero, mientras es masturbado de una manera muy floja, pero excitante. La majestuosa vista sumada con la maravillosa sensación es algo de otro mundo para mí. Las traviesas manos de Jiminn hacen un torpe intento para que este logrará auto-penetrarse, mas lo detengo antes de lograrlo.

-Por favor -suplica inundado por un bello sonrojo.

-Déjamelo a mí, Park Jimin. Ambos probaremos de este perfecto pecado.

•Ligando Al Capitán•Vmin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora