Una vez en los Estados Unidos de Evillous, existió un hombre que robaba de la corte gubernamental para beneficio personal, su nombre era Gallerian Marlon, también conocido como "El coleccionista"
Que el juicio comience.
La justicia está corrupta, sólo está determinada por la suma de bienes, siendo el maestro de la corte el dinero es lo que busco, la ley no me concierne, si me entrega efectivo puede ser emancipado hasta el mas vil vandido, en mi corte el dinero es quien da la ley. La apariencia no me importa, ni las edades y las razas, todo es irrelevante, lo que si me interesa es el tamaño del monto que deseen pagarme, ya que toda tu vida se encuentra en mi potestad...si quieres salvarte solo tienes que pagar. Pues ahora tus pecados se encuentran bajo el peso de este juicio de la corrupción, si quieres salvarte de las llamas del infierno sólo debes complacer mi ambición.
Para salvar a mi hija, quien está incapacitada, necesito el dinero, sé que cuando reuna todos los pecados capitales seré capaz de hacerlo, hoy es otro día en la trubuna de la deshonestidad, malechores ríen mientras lloran las víctimas, Pues ahora tus pecados se encuentran bajo el peso de este juicio de la corrupción, para seguir combirtiendo en realidad mis deseos voy a seguir ejerciendo esta injusta ley.
Hoy un general corrupto, un vil asesino en serie ha venido a la corte, el me entrega un soborno y en ese mismo instante lo declaro inocente, la ira de la gente explota, la guerra civil comienza y el caudillo fallece, su cadaver yace fuera del tribunal, ahora la ira de la gente con destino a mi persona se haya dirijida, pero nunca tendré miedo mientras permanezca al lado de mi querida hija, si escabas muy profundo en aquel lugar los cadáveres de un padre e hija puedes encontrar.
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Desperté en un oscuro y tenebroso sitio, la entrada al inframundo, paraíso o penitencia el maestro del infierno es quien da la centencia "si me entrega efectivo puede ser emancipado hasta el más vil vandido" en el infierno el dinero es quien da la ley. Me acerco lentamente al maestro del infierno y susurro sonriente "toda mi basta fortuna, la cual yo atesoro, nuna va a ser tuya", hacia la gran puerta yo comienzo a caminat, al entrar mi cuerpo cae hacia el abismo del más allá. Pues ahora mis pecados se encuentran bajo el peso de este juicio de la corrupción y no voy a dejar que siquiera el maestro del infierno vaya a ejercer un castigo en mí, pues yo sé que algún día voy a tener en mis manos el fragmento de un pecado capital y sé que cuando eso ocurra, éste infierno devastado, para mi hija será una utopía ideal.
