02. ALYNA

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CAPÍTULO DOS
' alyna '

SMALLVILLEGRANJA KENT

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SMALLVILLE
GRANJA KENT

—¿Asi que la salvaste?

Preguntó su madre, mirándolo con el ceño un poco fruncido y asintió. Había llegado junto a la chica a la a la casa de la granja donde sabía ques u madre se encontraba, pensaba hablar con ella seriamente lo que había pasado y eso era lo que había hecho. Le contó todo, como había llegado al bosque de California incendiado, los militares disparando a la chica desconocida y como ésta respondía creando más y más fuego por el miedo que sentia.

Su madre desvío una mirada analítica hacia la chica que se encontraba tendida en el sofá de la sala cubierta con su capa y suspiró.

—No tuve opción, tenía que hacerlo. Sabía que si la dejaba con ellos la... 

—La encerrarian y experimentación con ella. —terminó Lois por él, mirándolo con compresión— Te entiendo, cariño.

Sabía que su madre lo haría, siempre había sido asi con él pero las cosas no serían asi de fáciles y lo entendió al escuchar lo siguiente que su madre pronunció.

—Se podrá quedar hasta que se reponga y puedes darle una de tus camisetas para que no este todo el tiempo con la capa. —habló Lois, haciendo que sonriera— Pero eso si, Jon, tendrás que explicarle esto a tu padre.

Hizó una mueca, su padre podría ser la persona más comprensiva del planeta pero en cosas que incluyeran meta-humanos lo hacia pensar dos veces, y más si posiblemente el meta-humano en cuestión era peligroso. Internamente deseaba que la amabilidad de su padre no dijera adiós antes de que le explicara las cosas como eran y solo se dejara llevar por lo que parecía a primera vista, que había llevado a una meta-humana peligrosa sin supervisión de un héroe mayor a su hogar de civil.

Todo lo que había hecho era como un suicidio, pero no se arrepentía de nada.

Sabía que ella era distinta, que no era peligrosa. ¿O si...?

Todavía lo estaba considerando.

—Gracias por dejar que se quede aquí, mamá. —la abrazó, para levantarse de la silla para subir por las escaleras en busca de una de sus camisetas a su habitación. Pero un ruido lo hizo detenerse a mitad de las escaleras— Oh, Mierda.

Regresó sobre sus pasos con rapidez, caminado hasta la puerta con algo de nerviosismo. Lois lo notó y se acercó hasta estar apoyada en el umbral de la puerta que daba acceso a la sala principal y a la cocina.

—¿Jon? ¿Pasa algo, cariño?

—Parece que el mito es cierto. —comenzó a decir, mirandola con pánico— Él siempre sabe todo.

—¿A que te refieres, Jon? ¿De qué hablas? —Lois lo miró con los ojos entrecerrados, para agregar— Sabes que eres el único aquí que puede ver a través de las paredes ¿no?

𝗙𝗟𝗔𝗠𝗘, jonathan kentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora