Capítulo 2.-Nuevo amigo

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- ¿Este me queda bien?- preguntó April. Después de un largo día en la escuela, en la cual solamente nos presentamos y nos dieron nuestros horarios, April tuvo que conducir a esta pequeña plaza, mientras escuchaba sus quejas sobre lo pequeña que era y lo sucio que estaba el estacionamiento. Aun así, aquí estábamos, April probándose toda la tienda, y yo sentada en una banca leyendo un libro.

-April, ya sabes que toda la ropa que te pruebes te quedará hermosa, tienes cuerpo de modelo-dije sin separar la vista de mi libro.

-Ya lo sabía, pero necesitaba que me lo recordaras-dijo mirándose al espejo, y no pude evitar rodar los ojos

-Pero basta de mi, ahora vamos a comprar ropa para ti- añadió emocionada

Oh oh
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-No no y no- yo era feliz con mis suéteres y mis blusas discretas. No me gustaba llamar la atención, eso se lo dejaba a ella.

-Pruébatelos, te van a quedar hermosos- me pasó unos vestidos floreados y cortos y me metió al probador. Me probé todos los vestidos, zapatos, pantalones, faldas y blusas que habían en la tienda. Salí del probador exhausta. Ir de compras con April debería considerarse como deporte.

-¿Y bien? ¿Cuales te gustaron?-dijo ansiosa. Como no quería que me probara más ropa, le pase unos vestidos y un par de blusas.

-De acuerdo, iré a pagar-dijo aventándolas a una enorme pila de ropa que estaba junto a ella, se fue a la caja y la pila de ropa la siguió. Fue ahí cuando me di cuenta que no era una pila de ropa embrujada, sino una señorita que estaba cargando toda la ropa que le gustó. Le iba a ayudar, pero la señorita ya había llegado a la caja.

Me fui a sentar y continue con mi lectura mientras esperaba. Estaba muy enfrascada en mi libro que cuando alguien me habló, di un respingo.

-Lo siento, no te quería asustar- dijo un chico de ojos avellana, muy lindo sí me preguntaban.

-No hay problema, es que estaba muy concentrada en mi libro- dije tratando de ser amigable.

-De acuerdo, soy Mark por cierto, y tu debes ser Katherine Heaven- añadió con una sonrisa mientras me daba la mano.

-Dime que no eres una especie de psicopata acosador- bromeé.

Soltó una risita- No, pero en Southgate, todo se sabe

- Gracias a Dios, ya estaba sacando mi gas pimienta-dije en broma.

Mark río. Y comenzamos a platicar sobre cosas sin importancia. Era muy agradable y sobre todo divertido.

-¿Te gustaría ir a comer algo?-me preguntó fingiendo un tono casual.

-Me encantaría pero vengo con una amiga-me excusé

- ¿No es una rubia bonita?-preguntó.

-Si, es ella-dije escéptica.

-Creo mi amigo Dan ya la distrajo-dijo con una sonrisa pícara.

Voltee a ver a la caja y encontré a April hablando con un chico que era perfectamente su tipo.

-¿Entonces que dices? Ya no tienes escapatoria-Este chico no se rendía.

-De acuerdo, la verdad es que me muero de hambre-acepté. Sonrió.

-Genial, conozco un restaurante donde hacen una comida deliciosa-dijo mientras pasaba torpemente un brazo por mi hombro. Por alguna razón eso gesto me causo gracia.

Me reí y lo acompañe, le avisé a mi mamá que iba a ir a comer con un amigo y pude sentir su emoción a través del móvil. Solo rodé los ojos y sonreí.

¿Que podía hacer? al fin y al cabo ella era mi madre.

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Mark tenía razón, la comida había estado deliciosa. Me la pase muy bien, nos quedamos platicando y bromeando. Se nos fue el tiempo porque cuando salimos ya era muy tarde.

Las calles ya estaban oscuras y tuvimos que irnos caminando ya que April se fue y ella era la que tenía auto, por suerte Mark conocía Southgate como la palma de su mano, o al menos esas habían sido sus palabras.

Me estaba contando sobre sus vacaciones familiares cuando un grito nos paralizó. Delante de nosotros había una persona, por el ancho de los hombros comprendí que era un hombre, con una media en la cabeza y con una navaja.
Estaba amenazando a una señora ya madura. La señora nos pedía ayuda con la mirada, me acerque lentamente pero el hombre se dio cuenta de lo que intentaba hacer así que, al verse acorralado, le enterró la navaja en el costado y se fue corriendo.
-¡Oh Dios mío!-corrí hacia la señora que yacía en el suelo sangrando-¡Hablale a una ambulancia!- le pedí a Mark, quien hasta ahora se había quedado paralizado en su lugar, reaccionó y asintió con la cabeza mientras sacaba su móvil.

Me giré hacia la señora, y cogí su mano tratando tranquilizarla mientras llegaba la ambulancia.

-Tranquila, todo va a estar bien, ya viene la ambulancia-la palidez de su cara me empezó a preocupar. Dirigió su mano a la herida de su costado, la detuve porque sentí que se iba a infectar o algo parecido. Yo no sabía nada de medicina, pero lo que si sabia era que había demasiada sangre en el piso. Por alguna razón las manos me comenzaron a picar y sentía la necesidad de tocar la herida aunque no supiera que hacer. Lentamente coloque mis manos en la herida, o más bien a su blusa cubierta de sangre porque no quise ver la herida por temor a que estuviera peor. Poco a poco el rostro de la señora se iba calmando y un poco de color volvió a su rostro. Mientras yo seguía con mis manos pegadas a su herida, la señora veía algo con la boca abierta, sobre mi cabeza. Voltee sin quitar mis manos de su lugar y no encontré nada, regresé mi mirada a la señora pero ella seguía mirando algo invisible para mi.

Escuché la sirena de la ambulancia, y en unos segundos los paramédicos ya ocupaban mi lugar. Alcancé a ver que uno de ellos rasgó la playera de la señora, pero no pude ver la herida por que otro paramédico me tapaba la vista.

-Chica, ¿Es una broma? - dijo el primer paramédico. Lo mire desconcertada.

-¿A que se refiere?

- Es solo una cortada pequeña, cicatrizara en unas semanas.- Lo mire incrédula así que agregó -La señora está perfectamente bien.
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