Parte 1 Sin Título

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La casa nueva Martes 13 de abril de 1999.... Policías del pueblo ingresaron al lugar donde sucedieron los hechos, dentro de la casa donde la familia Hernández se había mudado, se encontraron rastros de sangre en el comedor, dos personas apuñaladas con lo que pareciera ser un cuchillo de cocina, huellas de manos del tamaño de un niño adornaban la evidencia, piel desagarrada por el pasillo cumplía con las características del pequeño hijo desaparecido...Lunes 1ro de enero de 1999El festejo de año nuevo fue tan grande que mis papas decidieron comprar una casa nueva alejada de la ciudad en un pequeño pueblo de Oaxaca, la casa estaba olvidada, en tan mal estado que una de las habitaciones expedía un extraño aroma, creímos que podría ser por la humedad pues la casa tenía varias goteras y el piso era de madera y estaba tan vieja que los pasos parecían de película de terror, mientras mis padres se imaginaban la casa limpia y amueblada, yo me dedique a explorar, entre a la habitación más rara de la casa, curiosamente la puerta estaba de mi tamaño o un poco más grande, dentro de ella había una cama a medio tender y encima un peluche, casi me infarto cuando volteo al otro lado, nunca creí que el verme a un espejo me provocaría tanto escalofrió, me quede unos minutos mirando mi reflejo como esperando que algo más pasara, para mi suerte mi madre me despertó del trance cuando grito mi nombre, me estaban buscando para irnos de esa tétrica casa, me fui corriendo por el largo pasillo con una sensación extraña en mi espalda cuando por fin encontré a mis padres parados en la puerta, les agarre la mano como un instinto de protección y subimos todos al coche, mis padres no paraban de hablar de lo fabuloso y grande que era ese sitio pero yo no pensaba así me daba vibras extrañas y no quería regresar a ese lugar, para mi fortuna nos quedamos rentando un departamento en lo que limpiaban la casa. El mes de enero fue relativamente corto, me inscribieron a mi nueva primaria ya iba en 6to así que se me fue fácil adaptarme a la nueva escuela, conseguí amigos y les conté que pronto me mudaría a una casa muy grande con jardín pero cada vez que les mencionaba donde quedaba se ponían de un humor extraño como si no quisieran escuchar, así que me abstuve a decirles la ubicación no quería que me dejaran de hablar solo por una casa, creí que haciendo eso todo pasaría y se les olvidaría el hecho de que tendría un nuevo hogar, pero no paró ahí, los alumnos por alguna razón le contaron a las maestras como si se tratase de una maldición, yo lo sentía cada que pasaban los días las caras de mis compañeros y maestros cambiaban a una de lastima cuando me veían, ¿enserio es tan malo mudarse de casa? O solo es porque soy paranoico, la inconformidad duro una semana, el lunes siguiente mis padres recibieron una llamada de la directora, al parecer querían hablar con ellos ¿de qué? Nunca supe, solo sé que cuando regresé a casa se encontraban algo preocupados, no era normal en ellos por lo regular eran personas muy felices y despreocupadas así que yo igual me sentía extraño, les quise preguntar pero siempre cambiaban de tema eso me dejo dudas, por lo que me puse a pensar que si mis propios padres no me querían decir lo descubriría por mí mismo, el martes siguiente que asistí a la escuela le preguntaba a todos si sabían algo pero nunca encontré respuesta lo único que salía de sus bocas era un "NO" y se alejaban, eso era lo suficientemente extraño como para acumular más dudas, pasaron las semanas como un rayo ya estaba por terminarse el mes y yo no conseguía información. Miércoles 03 de febrero de 1999. Llego el fatídico día, la hora de la mudanza, pero yo seguía con dudas e inconformidad, elegí el cuarto que estaba a lado del de mis padres ni loco me dormía en el de la puerta pequeña, cada que ponía un pie en esa casa me sentía observado, en general no estaba tan mal, era grande y tenía cuarto propio, pero cosas extrañas pasaban en las noches, se escuchaban pasos, pero no de una sola persona pareciera como si fuesen de otra familia pues unos se escuchaban más fuertes que otros, eso me aterraba todos los días, les contaba a mis papas pero ellos aseguraban no escuchar nada, pensé que eran mis nervios por eso deje de hablar sobre el tema, pero cuando se acercó el 14 por la noche escuchaba más alboroto como si fuese una fiesta, no podía dormir por tanto ruido, pensé que se trataba de los vecinos o de un festejo cerca del pueblo, por lo cual me pare de la cama y salí de mi cuarto iba a reportarlos con la policía pues ya eran las 3 de la madrugada y estaba muy cansado, el teléfono de casa estaba en la cocina, me arme de valor y camine por el pasillo pero al pisar el primer escalón me detuve, sentí un aire fresco e inconscientemente me di la vuelta, fue terrible alguien me había tocado el hombro, no era broma lo sentí tan claro que puedo asegurar que la mano le pertenecía a un niño, acaso ¿era eso por lo cual no me querían hablar mis compañeros? ¿Y si la casa estaba estaba maldita?, quedé en shock por un monto que solo me alcance a girar, pero seguía en el mismo lugar mirando el largo pasillo, baje la mirada y vi el piso cuando justo en él se marcaron huellas de pisadas pequeñas casi como las mías, el suelo rechinaba como si se tratasen de pasos, algo me hizo seguirlas, sin darme cuenta llegue a la habitación que quería evitar, pero todo estaba cubierto con mantas, no entiendo cómo es que mis papas no se deshicieron de las cosas y prefirieron solo taparlas, estaba a punto de irme cuando escuche un susurro en mi oído, me decía "juega con migo, por favor", me quede helado y salí corriendo, llegué a mi cuarto y me tapé la cara con la cobija, me sentí protegido así dure toda la noche o lo que quedaba de ella, ese día fue el peor para mí, no le conté nada a nadie, no me iban a creer, me lo guarde para mí mismo, al día siguiente todo pareciera ser normal o bueno en lo cabe normal porque se seguían escuchando los pasos, los días que quedaban de febrero fueron un infierno, no me atrevía subir a los cuartos hasta que mis papas lo hicieran para no irme solo, me aguantaba las ganas de ir al baño por las noches y le cerraba a mi cuarto con seguro, prefería que se abriera mágicamente por un fantasma a que se cerrara y me quedara atrapado ahí para siempre. Lunes 1ro de marzo de 1999 Me quedé solo en casa, mis padres salieron y no planean regresar hasta en la noche, me encerré en el cuarto con miedo, haciendo lo que fuese para distraerme, incluso hice mi tarea, pero no podía quedarme todo el día en el cuarto pues el hambre me mataba, bajé a la cocina a prepararme algo, cuando escuché un ruido muy fuerte, el sonido de una pared romperse, combinados con un llanto de una mujer, eso me dejó con la piel de gallina, el llanto no cesaba, se hacía cada vez más fuerte, tan fuerte que sentías su dolor, subí por las escaleras para ver que estaba pasando, me hice el machito y apreté los puños, subía lento cada escalón, solo escuchaba dos tipos de pasos diferentes ya no eran tres, cuando llegué vi la pequeña puerta abierta, lentamente me acerqué al cuarto, cuando estaba a punto de entrar vi la sabana que cubría el espejo tirada, y al lado de ella un ladrillo, creí que se había caído y por eso se escuchaba tanto alboroto, no sé como pero mi teoría me hizo calmarme un poco, recogí la sábana para colocarla sobre el espejo pero no pude, cuando vi mi reflejo alguien estaba detrás de mí, volteé lo más rápido que puede y no había nadie, regresé la mirada al espejo pero ahí lo veía, un niño pequeño detrás de mí no hacía nada solo me miraba, ya estaba lo suficientemente asustado como para irme de ahí, no tenía fuerzas en las piernas, así que le pregunté: "¿quién eres?" , no me contestó así que le pregunté por segunda vez: "¿quién eres?", fue ahí cuando me respondió: "juega con migo, por favor", me quedé atónito, sin dejar de mirar el espejo le pregunté que a qué quería jugar, el niño se acercó más a mí y me agarró de la mano, se sentía frío, volteé a ver mi mano pero no tenía nada y tampoco veía al niño, regresé la mirada al espejo pero ahí estaba, le repetí que a qué quería jugar, el niño inclinó su cabeza, me miró y dijo: "juguemos tres juegos, el 3 de este mes juguemos a las escondidas, el 13 de este mismo mes juguemos a las canicas y el 13 de abril juguemos al tesoro", por alguna razón acepté, sentía la necesidad de ayudar al pequeño, recuerdo que un día mi abuela me dijo que esas eran almas en pena y que para liberarlas tenían que cumplir lo que dejaron pendiente en vida, al parecer el pequeño nunca jugó con otros; el sonido de dos disparos rompieron el silencio y los pasos se dejaron de escuchar, vi el espejo y el niño ya no estaba pero aun sentía su mano fría agarrando la mía, no supe ni como pero mis padres ya habían llegado, la comida ya estaba fría y el cielo se tornó oscuro, bajé a cenar y me fuía dormir, increíblemente los pasos ya no se escuchaban, obviamente no le iba a contar esto a mis padres o me vetarían por loco.Miércoles 03 de marzo de 1999.Era de tarde, mi mamá preparaba la comida y mi papá lavaba el coche, yo fui al cuarto del niño para cumplir con mi promesa, miré al espejo y el niño estaba detrás de mí, esperándome, le dije que si estaba listo y él dijo que si, jugamos a las escondidas hasta que me cansé, mi mamá me llamaba para comer pero el niño no me dejaba ir y me detenía cada que quería salir de su cuarto, me decía que si me iba sus padres iban a venir por él y le iban a castigar por jugar, sentí lastima y me quede, le pregunté su nombre y su edad, me dijo que tenía 9 años y se llamaba Emiliano, le dije mi nombre y mi edad, el niño se alegró y me dijo que nunca había tenido un amigo, cometí un error y le dije que yo sería su amigo, me abrazó y me dijo que ya me podía ir, abrió la puerta y susurró: "te veo el 13" , salí del cuarto y me fui a comer, mi mamá me regañó y me dijo que le hiciera caso cuando me hablara.Sábado 13 de marzo de 1999.Me levanté a las 8 de la mañana para ir a jugar con el pequeño Emiliano, ya le había perdido el miedo a él y a la casa, entré a su cuarto y como siempre él me estaba esperando, le enseñé las bolsas de canicas y se emocionó, le pregunté si podíamos salir al jardín pero se negó, me decía que sus padres no lo dejaban salir de su cuarto, entonces me senté y recargué mi espalda en la cama, el niño se sentó a un lado de mí, miré el espejo y le pregunté como era su vida antes de morir, me dijo que nada especial, me contó que sus padres nunca lo dejaron salir, no iba a la escuela y tampoco jugaba, nunca comió en el comedor, incluso nunca salía al baño, me dijo que para eso él tenía una cubeta especial en la que hacía sus necesidades, al final me contó que seguía amando a sus padres a pesar de todo lo que le hicieron, pero yo solo me pude quedar callado y por un minuto me sentí afortunado de no tener padres como los del pequeño niño, terminamos de jugar, me despedí y el me volvió a susurrar: "te veo el 13".Martes 13 de abril de 1999.Después de clases corrí a casa, entré a mi cuarto dejé mi mochila y me dirigí al cuarto de Emiliano, y ahí estaba él, más feliz que de costumbre, me contagió su sonrisa y me dijo: "¿estás listo?" le dije que si, después me dió las reglas del juego, me dijo que en total eran dos pistas, también me prometió que cuando acabara el juego viviría sin miedo, lo último se me hizo extraño pero no le di importancia, yo solo quería jugar, Emiliano me dijo la primera pista: "papás y balas" fue lo único que me dijo, yo mire al espejo confundido pero él salió corriendo, me puse a analizar sus palabras, se me vino a la mente cuando escuché el golpe y el sonido de un disparo aquella tarde, podría ser que el sonido de la bala provenía del cuarto que expedía un aroma feo que hasta la fecha seguía oliendo a humedad, mis padres dejaron ese cuarto como almacén, me dirigí a él y estaba oscuro, prendí la luz y al igual que en el cuarto del niño había un espejo envuelto en una sábana, lo destapé con la esperanza de verlo, pero me congelé, detrás de mí no se encontraba el pequeño sino que eran sus padres, vi a la madre y se encontraba llorando, tenía sangre en el vestido blanco y floreado que llevaba, cambié mi mirada hacia el padre y el tenía sangre en las manos pero no solo eso, su mano derecha sostenía una pistola, me quedé quieto mirando al espejo, la madre me sonrió y se apartó de mí, después el padre apuntó el arma hacia la madre y con ojos llorosos le disparó "¡BAAM!" retumbó el cuarto y la madre se desplomó directo al piso, yo me asusté tanto que empecé a sentir mis piernas como gelatina, pero aún no me podía ir hasta terminar con el juego, miré al padre y él con las manos temblorosas se puso la pistola dentro de la boca y "¡BAAM!" ese horrible sonido retumbó en mis oídos otra vez, miré el piso a través del espejo y vi a los padres de Emiliano tirados y alrededor de ellos un charco de sangre que se hacía más grande a medida que sus cuerpos ya inertes se desangraban sobre el piso, cuando levanté mi cabeza me miré al espejo, yo estaba llorando y mis manos temblaban nunca había visto como dos personas se mataban, grité como pude aunque podía sentir el nudo en mi garganta del cual no quería salir mi voz, por un momento traté de calmarme y por fin dije con voz temblorosa: "encontré el tesoro". Emiliano apareció y me tomó de la mano, me dio las gracias y me dijo la segunda pista: " detrás del espejo", yo sentía que no podía más, tenía hambre y estaba traumatizado ya no quería jugar pero el miedo y la adrenalina que corría por mis venas me impedían decirle a Emiliano que parara el juego, me sequé las lágrimas y me fijé detrás del espejo, para mi sorpresa no había nada, me puse a pensar y el único lugar que conocía con otro espejo tan grande como este era el cuarto de Emiliano, me dirigí a la pieza, quité el espejo y detrás de el se encontraba la pared a medio romper, eso explicaba todo, el ladrillo que encontré pertenecía a esta pared, entonces eso significa que el verdadero tesoro se encontraba detrás, a como pude rompí la pared, saqué un costal pesado igual que en el cuarto este olía putrefacto, como a muerto, no quería abrir el costal pero maldición no tenia de otra, lo abrí y de el salieron restos humanos, me asusté tanto que grité y de un solo salto me aparte de ahí, volví a gritar "lo encontré" y el pequeño se apareció en el espejo, le pregunté que si eran de él los restos y me dijo que si, al final me volvió a dar las gracias por haber jugado con él y me dijo que si me podía acercar al espejo, yo caminé lento y coloqué mi palma sobre el espejo, pensé que ahí se acabaría todo, pero el niño tomo mi mano y me empezó a jalar, me dio miedo, tenía miedo, Emiliano se empezó a reír le pedía que me soltara, pero él me hacía más daño, me jalaba tan fuerte el brazo que me empezaba a doler me dolía tanto, quise correr pero no podía, Emiliano tenía en su mano un cuchillo de cocina lo levanto y me lo encajó en la pierna, fue insoportable solo quería escapar ya no quería jugar le volví a gritar que parara y él se seguía riendo, agarró mi otro brazo y lo mordió tan fuerte que sentía como me desgarraba la piel, yo ya no podía más, gritaba que me ayudaran pero era en vano mis padres no venían, yo me sentía cansado, me dolía el cuerpo ya no quería gritar, ya no quería tener miedo, me desmayé pero sentía como mi piel era desgarrada poco a poco, lo último que pude ver era al pequeño colocarse mi piel como si fuese un disfraz, solo me desvanecí y dejé que todo pasara ya no sentía miedo, ya no sentía dolor, me sentía feliz...

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