Mientras pensaba siento que alguien entra al baño, y se queda atrás de mí observando.
Por todo lo que había pasado, aun siendo un albergue de mujeres, me amedrentaba demasiado que se me quedaran viendo mientras me duchaba.
— ¿Huyes de un novio o un esposo maltratador? — me pregunta una mujer que ni sabía de donde salió.
Me di la vuelta para ver quién era, era una mujer de mediana edad, una piel descuidada por su cantidad de arrugas, con cabello mal tenido y ropa muy pobre. Estaba fumando y recorrió con su mirada todo mi cuerpo desnudo. Con los típicos gestos de esa clase de gente que se cree dueña de las calles.
— No solo tuve un accidente. — contesté y proseguí bañándome tratando de no darle importancia, no quería que viera que sentía miedo y desconfianza de su persona.
— Si no tienes a nadie, puedes ganar mucho dinero con esa apariencia, claro después de que sanes tus heridas por supuesto. — dijo la mujer, ahí me di cuenta que estaba en el negocio de la prostitución. Pero dado su aspecto no le iba mejor que yo en la vida al parecer.
— Gracias, pero tengo experiencia en el área administrativa, voy a buscar trabajo en esa área.
La mujer rio.
— Linda una vez que caes aquí verás que es muy difícil salir. Pero la propuesta sigue en pie para cuándo la necesites. — y se fue silbando.
Esa noche por primera vez, dormiría rodeada de muchas mujeres que nunca había conocido.
Era la noche más tétrica de mi vida, escapando de un ser extraño y monstruoso. Después de haberle quitado la vida a un hombre. Y con un destino incierto. Sobre todo, por la frase que dijo aquella mujer, que una vez caías en el estado de depender de un albergue, era difícil salir de la situación.
Me hundí en las frazadas esperando en algún momento recobrar una vida normal y cerré mis ojos. Y cuando estuve profundamente dormida comencé a soñar.
Era una noche de luna llena y las nubes se veían horriblemente grises.
Un frío de muerte se movía junto a la neblina que me tenía completamente rodeada. Era como una cárcel tan frágil de cruzar, pero tan imposible a la vez. Y no sé cómo me vi a mí misma vestida con un traje negro, mi semblante pálido, hacían más vistosas y terribles las heridas de mi cuello.
La sangre corría por mi piel blanca, pero no sentía dolor.
Tras de mí se me acercó este hombre siniestro, y de una forma ilógica, sentía un deseo irrefrenable de que me abrazara, de que me tocara. De que lamiera con su boca mi propia sangre. Cuando este lo hizo, sentí un placer tan grande como jamás conocí.
Fue una visión tan espantosa. Ese ser y yo, ensuciándonos de sangre.
Esa no soy yo pensé. La sangre es asquerosa. No soy un monstruo como él.
El hombre siniestro leía mi mente aún en sueños y me preguntó:
—¿Estás segura Emily? — con una voz profunda y seductora. Y era en gran manera difícil de oír, una voz que sabía venía de la oscuridad de la muerte, y que al mismo tiempo fuera también atrayente. Perturbaba demasiado esa combinación.
Y me desperté respirando agitada, todavía era de noche y todas las mujeres dormían. Sentí angustia, sentía miedo, no quería volver a ver jamás a ese hombre.
Y me arrepentí en lo más profundo de mi corazón de haber estado ahí esa noche, en la baranda del puente. Quizás ese momento, fue lo que gatilló lo que ahora era mi vida, una verdadera pesadilla, en donde las imágenes horribles estaban presentes tanto de día como de noche. Tanto dormida como despierta, no tenía un momento de paz.
Al día siguiente cuando desperté pregunté dónde podría encontrar una biblioteca. En cuerpo y alma estaba agotada pero la necesidad apremiaba, no contaba con un solo centavo.
Necesitaba ver los sitios en donde ofrecían trabajo. Y encontrar uno lo más rápido posible.
Tras caminar treinta minutos, llegué al lugar. Era un edificio grande en medio del centro de la ciudad. No solo tenía muchos libros, si no que su arquitectura además era muy bonita, de estilo moderno y minimalista. Especial para concentrarse y estar un rato en calma. Con amplios salones de lectura y salas en donde había computadores donde poder buscar información. Hasta los colores de las paredes y los muebles invitaban a la calma.
Dejé mis datos en varios lugares, durante la tarde estuve todo el rato mirando mi teléfono por si alguien me llamaba. Estuve varias horas esperando ansiosa.
Todavía no había ninguna respuesta.
Mientras esperaba sentí curiosidad de ir a ver los libros que hablaban acerca de este tema de los vampiros.
Claro como era de esperarse, todo lo que había era leyendas, novelas románticas e historias de terror acerca de estos seres. Hasta series populares, pero ningún material real.
No había ningún indicio, ninguna noticia, en dónde pudiera hallar pistas de que alguien más que yo los había visto. En la vida real. Ni siquiera documentales serios, que hablaran de una investigación mas actual, solo los que se basaban en las leyendas de antaño.
Empecé a pensar que era la única persona que había logrado verlos y permanecía con vida.
Entonces empecé a buscar en las noticias, si es que existían casos extraños, de muertes, en donde los cadáveres se encontraran sin sangre.
Pero por más que buscaba, no encontraba nada.
No tenía ningún dato más para poder saber de qué manera sobrevivían en este mundo, matando, desangrando a sus víctimas y sin ser descubiertos.
En un mundo donde tenemos tecnología por todos lados, y cualquier persona puede dejar registro visual con su teléfono, del cual jamás se despega. Me era difícil creer que nadie hubiese podido ver nada. Que no hubiera un solo indicio de las actividades de estos seres.
Luego se me ocurrió, que quizás su técnica para ocultarse no era precisamente dejar o desechar los cuerpos una vez se hubiesen servido de ellos. Quizás lo que hacían era hacerlos desaparecer, de forma definitiva. Sin cuerpo, la policía no tendría manera de averiguar la causa de muerte.
Entonces busqué información acerca de personas desaparecidas en la ciudad en dónde vivía. Y cuántas de estas personas habían sido encontradas ya sea vivas o muertas.
Me topé con la gran sorpresa, el número de personas desaparecidas, era realmente grande para una comunidad que no era tan poblada. Eran demasiados casos sin resolver. Y concluí que quizás llevaban años alimentándose de la gente que vivía ahí, pero la policía nunca pudo llegar a ellos. Porque los cuerpos sencillamente desaparecieron.
Entonces si es que alguna vez existió algún video o foto que los delatara ante el mundo, este material se fue a la tumba junto con quien se atrevió a captar esas imágenes. Lo cual no era para nada alentador.
(E)
ESTÁS LEYENDO
La propuesta del vampiro
VampirosEmily es una joven que está a punto de suicidarse tirándose desde un puente. Cuando un desconocido se acerca, aparentemente solo para verla morir. Ella lo ignora y para terminar con su sufrimiento salta a las frías aguas, que poco a poco invaden su...