Si las noches fuesen sentimientos aquella era dolor, el dolor que sientes al saber que no hay vuelta atrás. El dolor que sentiste la primera vez que te caíste cuando aprendías a montar en bicicleta, ese diente que no salía pero te empeñabas en sacar, ese primer amor que soñaste que sería el último. No era una noche oscura porque la luna se empeñó en brillar, en batallar contra la oscuridad del cielo, y le estaba ganando. Yo quería imaginar que ella también estaba llorando, que me susurraba que diera el último esfuerzo, que luchara, que dominara mi mente, quen ellos no podían ganar.
Caminábamos y solo se nos escuchaba nuestros cautelosos pasos, pasos que la firmeza había abandonado y su amiga la indecisión había relevado. Ella iba de mi mano, lloraba en silencio, se que sabía donde iba, aunque yo no se lo mencioné, sus ojos, faltos de vida habían visto día tras otro en ese infierno terrenal. De esa suerte andamos, cada vez mas cerca de aquel habitáculo sombrío de colores vistosos.
Hasta que vi la señal, podía hacerlo, podíamos salir de allí, solo tenía que hacerlo y cuándo esa mano apretó la mía con una fuerza sobrenatural, que no teníamos, lo hice. Y en un abrir y cerrar de ojos la vida le dio otra oportunidad, la eximió de una culpa invisible.
Pero a mi no.
Crucé el umbral y la opresión se apoderó de mi y supe que yo no quería irme porque luchaba para que ella no me llevara, para que se me salvara a mi también. Ya era demasiado tarde.
Fue muy duro llevármela, se apoderó de su cuerpo, entrándole primero por los pulmones, recorriendo su cuerpo dolorosamente hasta el cerebro, nunca había visto a nadie suplicar por el oxígeno cuando sus pulmones se llenaron sintiendo como dos puertas acorazadas impidiesen soltar ni un halo de vida, fue lento y tan doloroso que la luna dejó de brillar en ese instante, incluso creo que me vió durante un segundo, pero no me importó, porque de todas las vidas que me he llevado, por un instante pensé, que la muerte también tenía alma.
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Sueños que no se pueden borrar
General FictionTodas las noches despierto sudorosa, con la respiración agitada y con una nueva historia que necesito plasmar. He decidido que es hora de plasmar esas historias, de no dejarlas ir nunca y que sean eternas.