capítulo 2

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sophie

-Venga, deja el tema... -llegamos a una cabaña- ¡te presento nuestro humilde hogar!

Macy abrió la puerta de la cabaña, y me invitó a pasar.

Al entrar, habían dos camas individuales, con dos mesitas -una para cada una- dos armarios grandes, uno pequeño -parecía un zapatero- y una puerta que conducía al baño.

Era muy luminosa, con 2 ventanales grandes.

Estaba pintado de un color crema precioso.

En una de las camas -la que suponía que era la mía- habían camisetas, bañadores, tops, toallas, pantalones y mil cosas más con el logo del campamento.

Cojo una camiseta y me la pongo por encima.

-¿Con esto me camuflaré entre vosotros? -dije riendo.

Macy se empezó a reír con ganas y logró decir:

-Casi nadie se pone eso, sería casi al revés -dijo.

Nos tumbamos en la cama mientras nos reíamos a carcajadas.

-Me alegro de que hayas venido, te echaba de menos. -dijo.

-Yo también Macy. -dije sincera.

-Aun que siento que hayas tenido que venir por ... ese motivo -dijo.

Odio que sientan lástima por mi, se que en este caso puede llegar a ser una excepción, pero he venido aquí para olvidarme de Washington.

-Lo siento Soph -dijo apenada.

-No te preocupes, no quiero estar triste, y menos que lo estés tu por mi -me levanté y le extendí mis manos- dime señorita Macy: ¿que suelen hacer los jóvenes cuando se aburren aquí?

-¿Estás de broma? ¡Surf! -dijo.

La verdad, he hecho una pregunta muy tonta.

-Si quieres podemos ir a dar un paseo por la playa, y así te presento a gente. Después podemos ir a cenar fuera con el coche. -dijo alegre.

-Me parece bien -dije.

Macy empezó a abrir la puerta cuando el chico alto borde -Ross- se encontraba con la mano en la puerta como si fuese a llamar.

-Emm, hola Ross -dijo Macy.

-Que tal Mace -dijo entrando-te traigo esto.

Ross se sacó del bolsillo un walkie-talkie y un silbato.

-Ah, gracias. ¿Tienes también el de Liam? -dijo mi prima.

-Lo tengo en mi cabaña, con el de los demás -dijo.

-Hasta mañana tienes tiempo -dijo y se metió al baño.

¿¡Que hace!?

-Mira tu por donde, si es la princesa -dijo haciéndome una reverencia.

-¿Enserio? -dije.

Se acercó hacía mi, de tal manera que nos quedamos a centímetros.

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