Crosshair x Lectora
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Crosshair no quiere admitir que se está ablandando, pero es difícil hacerlo cuando le sonríes como si fuera lo mejor de toda la galaxia, le besas como si fuera el mismo aire que respiras, lo saboreas como si fuera esencial para tu existencia.
Crosshair no es blando; es armas y retículas y armaduras y manos encallecidas y un corazón aún más encallecido. Ha muerto y ha vuelto a la vida y ha metido la pata de innumerables maneras, pero tú lo quieres y quizás eso es lo único que lo mantiene unido estos días, pero maldita sea. No es blando.
Y sin embargo:
Estás tumbada en su regazo, con los dedos en su pelo mientras se derrite en las sábanas frescas que habías puesto en el colchón de mierda de tu apartamento. Huelen como tú: crujientes y dulces y como un buen hogar, como algo a lo que podría volver cada noche y quedar saciado. Feliz, incluso. Sonríes cuando se le escapa un gemido, sus ojos se cierran mientras continúas con tus atenciones.
Crosshair ha estado muerto, pero nunca ha estado en el cielo - hasta ahora. Hasta ahora. Hasta ahora. Sus cuerpos se mezclan a la luz de sus transgresiones. Esto lo compensa. Esto compensa el hecho de estar a dos metros bajo tierra, despojado de su autonomía, por los atroces actos realizados en su estado de inconsciencia, las repercusiones sumergidas en su sueño y ahogándolo al despertar.
Besas su nariz, y luego sus ojos: ojos que lo han visto todo, ojos que han sido los guardianes de la muerte y el mal. Ojos que lo repiten todo incesantemente tras los párpados cerrados, y que son el bastión de su habilidad. Crosshair anuda sus manos en tu camisa. Haces que lo malo desaparezca, en tu presencia infalible, todos los chillidos de violencia en su cerebro se callan. No piensa en el escozor de la traición cuando le tocas la mejilla, piensa en lo mucho que moriría por ti.
"Te he echado de menos", le susurras por encima de su sórdido dolor. "Ha pasado tanto tiempo".
No es una acusación, sino algo parecido a la pena, y simplemente asiente, con la mano rozando tu espalda mientras te observa con determinación. Te rindes bajo la mirada de esos ojos oscuros y te acurrucas más. Tu cabeza debajo de su barbilla. Su barbilla descansa en tu pelo. El silencio cubre el pequeño espacio. Imaginas un torbellino de expresiones pasando por su cara en la discreción de arriba. La voz de Crosshair es débil, suave. "Echaba de menos el sonido de tu voz. Te he echado de menos, Heartfire".
Vuelves a besar su cara, bajando por su mandíbula, espolvoreada con el bendito trabajo de una barba. Te besa la coronilla y sientes el calor persistente de su amor y su dedicación. A pesar de todo. La suavidad.
"Te quiero", le dices, empujando las palabras en el hueco de su garganta para que caigan justo dentro de él, extendiéndose por su sangre y su médula y hasta su núcleo, la persona que es sin nadie ni nada más. La persona que quiere ser gracias a ti.
El Crosshair de Clone Trooper, en momentos como este, es increíblemente suave.
Estás agradecida de poder verlo.
