Capítulo 3: Volverte A Ver.

39 11 6
                                    

Luego de tres días regrese al pueblo; esta vez lleve un paraguas así que la lluvia no me machucaría. Aunque tuve que ir caminando ya que había extraviado la bici la última vez, por lo que este día me llevaría más tiempo.

Frente a la tienda de víveres, vi parqueada una camioneta roja; nunca antes la había visto por aquí. Note bajarse a una señora de más menos la edad de mi madre y entrar a la tienda. Pensaba en lo bonita que se veía.

Sin más, entre he hice la fila en la que la sempai se encontraba delante mío

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sin más, entre he hice la fila en la que la sempai se encontraba delante mío. Una conversación informal sugirió y no pude evitar escuchar su conversación con la vendedora.

— ¿Hana-chan, que tal los chicos? —le pregunta la tendera.

—Pues... Yuki le va muy bien en la universidad, vendrá a visitarme la semana próxima y Ame... pues... ya es independiente.

— [¿Acaso dijo Ame?]—Pienso asombrada— [¿acaso se refería al mismo chico; ella sería su madre?]

—vaya, como pasa el tiempo, salúdamelos de mi parte, Hana-Chan.

—Gracias. —Toma sus cosas y se marcha en su auto.

—Sigues tu Hikari-Chan—presto atención. — ¿nee, quien era ella?

—es Hana-Chan, vive hace algunos años aquí; desde que murió su esposo se vino de Tokio con sus dos hijos aun pequeños.

— ¿En serio? — que valiente.

De camino a casa, pensaba sobre ello; debía ser difícil para ella venir a vivir aquí sola, con sus dos hijos. Aun me quedaba la duda de si en la conversación anterior se referían a la misma persona que conocí hace tres días en la montaña.

Aún faltaba un buen tramo para llegar a casa. Como extrañaba la bici; las cosas también pesan. A mi lado se detiene aquella camioneta roja que vi en el mercado. Se abre la puerta dejándome ver a la sempai.

— ¿Necesitas un aventón? — no sabía que decir.

—Es que, no quiero molestar— *avergonzada*

—no te preocupes, no es una molesta, anda sube. —Le hice caso subiéndome en su auto— ¿y bien dónde vives?

—bueno, yo...

—Espera, ¿que no eres la nieta de Kaede-Obachan?

—Si—*sonrisa*— ¿cómo lo supiste?

—Es un pueblo pequeño—arranca el auto—bien, te llevare hasta allí.

—gracias, me llamo Hikari.

—bonito nombre, yo soy Hana, es un gusto.

De camino tenía la intención de preguntarle por Ame, tenía curiosidad acerca de si era realmente pariente de él o me estaba equivocando de persona.

—no quiero ser grosera, pero... escuche su conversación con la tendera. ¿Acaso tienes hijos?

—sí, tengo dos, Yuki y Ame. Ahora mismo ya no viven conmigo, se han independizado.

—ya veo. Ya deben ser mayores.

Llegamos a mi casa y me disponía a despedirme y agradecer a Hana.

—gracias Hana-Chan, por traerme.

—no es nada, puedes pasar por casa cuando quieras, también salúdame a tu abuela de mi parte.

—así lo are, sayonara.

Después de todo seguía pareciendo que si se trataba de la misma persona; pero a todo esto, ¿porque tenía tanta curiosidad por ese chico? Tal vez por lo raro que se me Asia y su misterio de vida. Tal vez solo le gustaba estar en el bosque y se sentía más tranquilo allí al igual que yo. Una cosa si era segura, quería volver a verle. Si fuera al bosque ahora, ¿existiría la posibilidad de que me encuentre con el nuevamente? Tenía que intentarlo.

Esa tarde Salí rumbo a la montaña; no había llovido esos tres días, así que suponía que las aguas del rio habían bajado. Tuve un largo recorrido; no solo era volver a ver al muchacho, también quería experimentar un poco, aunque era consciente de que me estaba arriesgando. Además, recuerdo que él había mencionado que los animales no atacaban a menos que se les molestase o amenazara sus territorios y yo no pretendía ser una invasora. Sea como sea, no presentaba una amenaza en mi opinión—*aullido*—mi piel se erizó al escuchar tal sonido, eso definitivamente sonaba como un lobo— [¿que no estaban extintos en Japón?]—camine hacia atrás atenta, quizás esto fue una mala idea desde el principio. Debía regresar por donde vine. —*rugido*— ahora eso otro sonaba a un oso; giré mi vista a los árboles y vi un Oso enorme.

 —*rugido*— ahora eso otro sonaba a un oso; giré mi vista a los árboles y vi un Oso enorme

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No estaba segura de sí moverme o no. No daba ni un paso, pero eso no evito que el oso se me lanzara en sima arañándome el hombro, sentía como la sangre corría por él. Estaba muy asustada, me había confiado y ahora no tenía idea de cómo salir de este lio. Fue hasta que vi a un enorme lobo gris saltar sobre la espalda del Oso mordisqueándole en el lomo. —*Gruñidos y chillidos*— El oso hacia lo posible por quitarse al lobo de encima, pero este se arraigaba a él sin soltarle. Por fin, el oso le lanzo al suelo y huyó de allí herido; mientras el lobo se reponía dirigiéndose a paso lento hacia mí. Le observe detenidamente siendo testigo de cómo su cuerpo iba cambiando a uno con forma humana. Era el, el chico que me había salvado tres días atrás en el risco. Lo que estaba observando no lo podía creer, era algo inaudito... algo... simplemente imposible.


Próximo Capítulo: Verdadera Forma.

Ame y Tu "Simplemente Imposible" 単に不可能 (Los Niños Lobo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora