Extra

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Cuando Jungwon abrió sus ojos a la mañana siguiente, lo primero que sintió fue el brazo aferrado a su cintura; lo segundo, el terrible dolor en su cuerpo, ni siquiera podía girar su cabeza sin sentir la corriente de dolor recorrer su espalda hasta la zona baja.

Soltando un gemido lastimero, se sentó en la cama apretando los dientes por la ligera punzada. Lo último que Jungwon recordaba de la tarde anterior es que se quedó dormido acurrucado en el sillón y abrazado a su novio luego de limpiar el desastre, sin mencionar esa intensa sesión de sexo rudo en donde Heeseung había sido especialmente más duro que en otras ocasiones.

Tomó su celular de la mesita de noche para ver la hora y suspiró de alivio, eran las 10 de la mañana y no tenía clases hasta dentro de unas cuatro horas, por lo que con cuidado quitó el brazo de su novio y se levantó para dirigirse al baño.

Estiró sus brazos, siseando bajo por sus músculos quejándose y al llegar al baño y encender la luz, no pudo detener el jadeo que salió de sus labios al quitarse la parte de arriba de su pijama y mirar su reflejo en el espejo.

— Voy a matarte, Lee Heeseung —susurró.

Su cuello estaba lleno de marcas, unas más oscuras que otras, sus hombros y pecho tenían más marcas y mordidas leves, su espalda no se salvó tampoco y bajó un poco sus pantalones de pijama para ver en sus caderas claramente los dedos marcados de su novio.

¿Cómo se supone que escondería todo eso? Ese día era terriblemente caluroso.

Unos brazos rodearon su cintura y Jungwon sintió el cosquilleo del cabello de su novio en su cuello cuando se apoyó en su hombro. Heeseung se veía somnoliento aún y murmuró un suave buenos días.

—Buenos días y un demonio, Heeseung —replicó, cruzándose de brazos al mismo tiempo que fijaba sus ojos en los de su novio a través del espejo— Ayer te excediste, me duele todo.

Heeseung rió contra su cuello— No te escuché quejándote, Jungwonnie —dejó un beso en su nuca, acariciando con cariño sus caderas.

Jungwon hizo un mohín y giró su cabeza orgullosamente, su novio bufó divertido por la actitud infantil del menor y sin importarle, besó sus labios fugazmente antes de alejarse en dirección a la ducha.

—¿Vienes? —preguntó burlón— Puedo darte un masaje para tu dolor —sugirió, levantando juguetonamente una de sus cejas— Solo si quieres.

Jungwon lo miró enojado, pero cedió rápidamente porque no era capaz de resistirse a su novio desnudo y mojado, por lo que quitó el resto de su pijama y se adentró a la ducha donde Heeseung lo recibió sonriente. Entre besos dulces y una que otra caricia subida de tono, se bañaron mutuamente y pronto ya se encontraban desayunando en la pequeña cocina.

Heeseung traía una simple playera negra y pantalones flojos mientras hacía el desayuno, Jungwon observaba su espalda desde donde estaba sentado, suspirando enamorado cada vez que los músculos del mayor tensaban la tela en el sector de sus brazos.

—¿Cómo es posible que nadie vea todos esos músculos bajo tu ropa aniñada? —preguntó, confundido por lo ciega que era la gente— Se nota hasta en la luna todo tu porte dominante.

Heeseung rió, acostumbrado a esas preguntas de su novio— No lo se, Won, ahora come tu desayuno.

—Cuidado, niño, sigo siendo tu novio

—¿En serio? —Heeseung sonrió irónico— No es eso lo que decías ayer ¿o si? Cállate imbécil, eres un idiota

Jungwon enrojeció, ¿Y ese mocoso después se andaba paseando por los pasillos de la universidad como un bebé que recién conoce el mundo? Definitivamente aún no se acostumbraba a eso.

Apariencias - HeewonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora