—En lo mucho que quiero besarte justo ahora.
—Entonces hazlo.
Y tal vez Jimin fue un poco rudo, pero no le molesto cuando los labios pomposos se impactaron con fuerza contra los suyos haciéndole jadear.
El menor lo sujetó por el cuello de su camisa, como aquella primera vez y lo empujó contra él, como si el deseo ferviente fuese excesivo que se desbordaba con tal intensidad que no se controlaba.
Pero a Yoongi le gustó ese tipo de intensidad, así que, buscó inmediatamente acceso a la boca de Jimin con su lengua, correspondiendo voraz a aquel beso. Sus manos atraparon la nuca de Jimin, para acercarlo más si era posible, recibiendo un ligero mordisco en su belfo inferior.
Las cosas pronto subieron de nivel y besar solo los labios de Jimin no era suficiente. Se puso de pie, atrayendo al menor con él y le empujó contra el escritorio, invitándolo a sentarse sobre la superficie de madera.
Y lo hizó, porque de pronto sentía la necesidad de complacer a Yoongi, sobre todo en ese momento que lo hacía sentir tan bien. Su boca fue abandonada y pudo suspirar sonoramente cuando sintió un ligero mordisco en su mentón y la nariz del mayor vagar por su quijada, así como sus manos por sus muslos.
—Ángel —murmuró Yoongi muy cerca de su oído, haciendo que se le pusiera la piel de gallina por la sensación de su respirar agitado contra la perceptiva piel de su cuello.
Jimin no pudo responder a su llamado, simplemente apretó sus puños que sujetaban la ropa de Yoongi en sus costados, perdido en la electricidad que recorría su cuerpo.
—Jimin...— volvió a murmurar por la pura necesidad de decir su nombre y deslizó sus labios desde su cuello hasta su hombro que dejó al descubierto en su anhelo por probar más, encontrando un pequeño tatuaje de lo que parecían ser coordenadas o una fecha importante, tal vez, luego podría preguntar y mordió ligeramente la zona. El pelirosa solo atinó a cerrar los ojos y dejarse envolver por lo bien que era ser besado con paciencia y dulzura como lo hacía Yoongi.
Era simplemente diferente y se sentía correcto.
Yoongi se movió ligeramente al frente y él casi de forma automática abrió sus piernas para brindarle más acceso.
Los belfos del mayor trazaron una ruta de besos, mordidas y marcas a través de su cuello, sus hombros y la clavícula que dejó a su alcance al desabrochar dos botones de la camisa rosa que llevaba puesta Jimin.
Si era honesto consigo mismo, había querido quitársela desde que llegó, pues la luz que entraba con facilidad por la ventana provocaba que se transparentara levemente y así, Yoongi pudo notar algo que ya esperaba, y era la bonita figura de Jimin.
Pero ahora, que el permiso implícito estaba en sus manos dudó si era correcto continuar.
—Yoongi...— y mierda, que la forma en que su nombre se resbaló de la boca de Jimin le recorrió la espina dorsal, vertebra por vertebra, encendiendo partes de su cuerpo que no debían.
Así que siguió con su trabajo, devorando la boca ajena, escabullendo sus dedos bajo la camisa, ensimismado en grabarse cada curva, en delinear correctamente cada contorno, sin presiones, como si tuviera todo el tiempo del mundo.
—Jimin yo...— comenzó a decir, pero de pronto la puerta del departamento fue abierta estruendosamente, interrumpiendo su oración, haciendo que se separaran de golpe.
La imagen que ambos proyectaban era de total desorden, el cabello despeinado, la ropa fuera de lugar, las mejillas sonrojadas, los labios hinchados y las respiraciones erráticas delataban lo que estuvieron haciendo o lo que estuvo a punto de suceder.
Ambos se giraron hacia la puerta de la habitación encontrando que siempre estuvo cerrada y que los roomies de Jimin no eran curiosos o molestos cuando está se encontraba en ese estado.
Yoongi rió levemente y recorrió con sus dedos el cuello de Jimin.
—¿Qué es lo gracioso?— inquirió Jimin algo avergonzado por la situación.
—Deberías abotonar toda tu camisa...— mencionó como si fuera algo cotidiano para conversar.
El color volvió a inundar el rostro de Jimin, como un tomate maduro y empujó a Yoongi para poder correr a verse al espejo rápidamente.
Escaneo su imagen en su reflejo, encontrando varias marcas rojas de distintos tamaños y las delineó con sus dedos, hasta llegar a los bordes de las mordidas que también recibió gustoso pero que ahora que su mente estaba más clara se dio cuenta de lo mucho que se dejó llevar.
—¿Cuánto tardará esto en desaparecer?— inquirió visiblemente asustado de que alguien pudiera verlo.
—Uhm... ¿una semana?— respondió el mayor dejándose caer en la esquina de la cama apoyando su peso sobre sus brazos.
—¡¿Una semana?!— gritó, girandose para ver al mayor quien solo volvió a reír perezosamente.
—Se te ven bien Jimin— respondió calmado entre pequeñas carcajadas al ver la reacción del menor.
—No te burles idiota— contestó, pero no pudo evitar que una sonrisa trepara por su propia boca.
—Ven— dijo el mayor, estirando su mano.
El pelirosa dudó un segundo y finalmente aceptó entrelazar sus dedos con los de Yoongi y se acercó hasta quedar frente a él, quien en un rápido movimiento lo jaló contra su pecho, provocando que Jimin cayera sobre su regazo, a horcajadas suyas.
—Nunca me burlaría de ti, ángel — sentenció, acunando el pequeño rostro tímido de Jimin quien mantuvo su mirada baja, incapaz de ver a Yoongi y no besarlo.
—Lo sé— añadió y Yoongi rió bajito otra vez, abrazando por completo la cintura del menor, tirándose sobre la cama así, juntos.
—Creo que encontramos otra forma de estudiar~— y la risa que soltó el menor fue la mejor melodía que Yoongi alguna vez, pudo escuchar.
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Just friends right? | Yoonmin |
ФанфикJimin sabe que su amigo es abiertamente bisexual y nunca se ha sentido incómodo con ello, pues siempre su relación ha sido solo amistad. Pero un día, en medio de una fiesta deciden salir a tomar aire y fumar un cigarro juntos. Una mano en su cintura...