Tras escapar de Pittsburgh, Ellie y Joel encuentran refugio en Jackson, donde Tommy y María acogen a Tara (una pequeña escapó de Pittsburgh junto a la pareja) como parte de su hogar luego que Ellie y Joel continuaran su camino.
Sin embargo, la tran...
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— Tía María nos colgará desde el asta más alto que tenemos en Jackson — la pequeña pelirroja cubría con vendas la pierna lastimada de su acompañante.
— sin duda alguna, ¡Aah! ¿Qué mierda le ponen a esas flechas?
— ni idea, pero no son lobos — Tara se sentó junto a Jesse luego de apagar la fogata.
— ¿Cómo lo sabes?
— aun sus caras son borrosas pero, estoy bastante segura que no tenían esas cicatrices en la cara. Además ¿viste lo que hacen? yo he hecho muchas atrocidades pero, los gritos de ese hombre, aparecerán hasta en mis pesadillas — dijo mientras fingía cubrirse los oídos con ambas manos.
— colgarlos y destriparlos — murmuró Jesse recordando aquella escena antes de que tuvieran que correr hace unas horas — nota: mantenerse lo más lejos de... quienes quieran que sean.
Tara rio ante su comentario y se levantó — descansa, limpiaré esto y comenzaré la guardia — dejó a la vista una polera que usaron para sellar la herida al haber tomado la tonta decisión de quitar la flecha de la pierna de Jesse en un momento de adrenalina — vive con el recuerdo que me debes una camiseta.
— lo agregaré a mi lista de deudas, Cat... gracias por seguirme, intentaré que María no sea tan dura contigo cuando volvamos.
— buena suerte con eso.
Esas fueron las últimas palabras que cruzaron antes de separarse. El chico se cubrió con su chaqueta y Tara fue hacia el pequeño río.
Estaban prácticamente a la mitad de la nada, por lo que realmente no prestó a los sutiles sonidos de pequeñas ramas partiendo partiendose o el que hacia el suelo humedo cuando es aplastado.
No fue hasta que se volteó que se maldijo en cinco idiomas por ser tan confiada. Frente a ella habían tres hombres armados, logró disimular bastante bien el hecho de que se le congeló la sangre en menos de un segundo, que era incapaz de mover nada más que los ojos, tampoco podía entender lo que decía el hombre frente a ella pues su cerebro le estaba prestando atención a todo y a nada a la vez. Colmando la paciencia de este.
Se acercó a la pequeña de forma amenazante y esta, volvió en si atacando al hombre tomando un extremo del arma y usándola para golearlo, del segundo logró esquivar el primer golpe, pero descuidó al tercero quien si logró noquearla con su arma.
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