31. Nataly Carson

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Nicholas

- ¿Te puedo hacer más preguntas?

Adopto una postura relajada ante Amelia que me mira anonadada. Había olvidado por completo que Nataly, a muy pesar de ser mi prima no es una mansa paloma. Sin embargo no todo es su culpa; mentiría si dijera que ella jamás se le acercó a Wells, que jamás se le insinuó. Es una mujer hermosa y no está acostumbrada al rechazo, pero me llevé una gran sorpresa cuando en un movimiento maduro y racional dijo:

"Bien, lo intenté. Pero tienes razón, debo dejarlo en paz, es un hombre en una relación y tampoco quiero arruinar algo bueno por un capricho, ya se me pasará."

Nataly ha crecido cercana a Alan y a mí. Desde pequeños inseparables hasta que con el paso de los años cada quien fue haciendo su vida, pero la familia nunca pierde contacto, nunca desaparece. Por eso comenzamos a reunirnos una vez al mes; ella, Alan, Mark y yo nos veíamos los domingos en el Matisse por petición de Mark. Luego a todos nos gustó el lugar y allí nos quedamos.

Unos meses atrás recuerdo a Nataly hablando de cómo Marshall la había ayudado a conseguir un puesto en su editorial.

"- ¿Interna en administración? ¿Tú? ¿La señorita "me gradué para ser una gran empresaria millonaria"? - Se burla Alan.

- "En lo que me gradúe, me lloverán ofertas y seré una mujer tan exitosa y rica que les regalaré un Ferrari solo con chasquear los dedos "- Continúo la burla para hacerla enojar.

- "Luego contrataré gente que trabaje por mí y con mi fortuna viajaré por el mundo".- Sigue Mark riendo a carcajadas.

- ¡Ya basta! - Se ríe avergonzada.- El mundo laboral es difícil, ¿si? Además, empezar desde abajo hará que mi ascenso sea más espectacular.

La aplaudo, Nataly no creció en cuna de oro. Su madre; mi tía, es una mujer que tiene lo suficiente para mantenerla a ella y a mi primo de 10 años Gio. Nataly ha tenido un pequeño acceso a una vida lujosa gracias a Marshall que la trata como su propia hija llenándola de regalos tal como lo haría con su hijo o conmigo que sólo soy su sobrino.

- ¿Cómo está Gio? - Pregunto. Debería ir a darle una visita al enano destructor pronto.

Rueda los ojos.

- Insoportable, se cree un adulto y dice que "no me esfuerzo lo suficiente".

Alan se ríe.

- Espera a que sea su turno, Nat. Te le burlarás en la cara.

- Oh por Dios, es él.- Nataly mira a la caja sin disimular ni un poco y los tres nos giramos hacia lo que ve.

Un hombre rubio alto con camisa blanca y pantalones negros pide de espaldas, cuando gira mirando su teléfono podemos verlo mejor.

- A que es muy guapo.- Babea Nataly.

- Meh.- Dice Mark.

- No le veo lo fantástico.- Sigo yo.

- Es bien parecido.- Admite Alan.

Mark y yo lo miramos con una ceja levantada.

- ¿Qué? No soy ciego, pero no lo veo conveniente para ti Nat.

Nataly hace pucheros.

- Sólo me ignora, es que...

- Tiene novia.- Interrumpimos Alan y yo.

- Pero...

- Nat.- La corto.- ¿En serio quieres ser la tercera en discordia de una relación feliz?

El Club de las Máscaras [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora