Min Yoongi es un temerario que nunca tuvo miedo de meterse en problemas, gracias a ello es que termina enredando con brujas, quienes al ver su prepotencia le lanzan una maldición poderosa.
Escamas de serpiente y veneno en su lengua, ojos hipnóticos...
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"Estás comprometido en matrimonio con el príncipe Jung Hoseok"
Esas palabras llegaron a la mente de Jimin para torturarle. La noticia le fue dada durante la cena, sus padres en ningún momento demostraron algún indicio de pena o culpa, simplemente sonrieron radiantes, sin importarles el caos que se extendió en el interior del joven príncipe.
Sonrió, porque un príncipe real nunca debía demostrar abiertamente sus emociones. La cena continuó entre conversaciones políticas que le mantuvieron en silencio, al ser todavía príncipe no tenía ningún derecho a opinar acerca de las decisiones que se tomaban para con el pueblo.
Minutos que le parecieron interminables, pero que por fin culminaron, movimientos de sillas al ser removidas y la sutil orden de su padre para retirarse, fue lo que le anunció a Jimin que la cena había terminado.
Hizo una reverencia hacia los reyes y con porte digno se retiró hacia su alcoba. Ingresó como un potente vendaval, tocó la campana y a los pocos segundos tenía a su guardia real y mejor amigo frente a su presencia.
—Jimin —llamó el mayor, tras asegurarse que se encontraban solos para omitir las formalidades—. ¿Qué ocurre?
—Me comprometieron con el príncipe Jung —informó con tinte amargo.
La noticia fue una tormenta desagradable que azotó sin compasión al moreno. Él como mejor amigo del príncipe podía sentir y entender la angustia que el joven estaba sufriendo, así mismo, era capaz de experimentar la oleada de impotencia que se adueñó de cada fibra de su cuerpo al verse incapaz de poder ayudar.
Sus ojos se fijaron en los de su alteza y tuvo que apuñar las manos para contener su furia. Aquellos ojos marrones lucían asustados y gritaban por ayuda, una que era en extremo riesgosa, pero NamJoon sabía que debía intentarlo, porque nada valía más que la libertad y felicidad de su príncipe.
—Hay una manera para que tu compromiso sea disuelto —reveló con la decisión pintada en sus rasgos.
Los ojos del menor permanecieron atados a él durante largos segundos, su mente analizando aquella pequeña oración que podía ser su carta de salvación.
—¿Qué dices? —inquirió con ansiedad.
NamJoon se tomó un par de minutos para procesar lo que había dicho e imaginar lo que sucedería a continuación. El camino era arriesgado, las consecuencias desconocidas, pero tanto era su afán por liberar las penas de su príncipe que no pensó en consecuencias que resultasen peores al escenario inicial.
